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Joaquín Rábago

Cinismo en política

Daniel Cohn-Bendit, exeurodiputado por el Partido Verde y uno de los líderes, junto a Rudi Dutschke, del llamado “Mayo francés” –la revolución estudiantil del 68– ha concedido al semanario alemán Die Zeit una entrevista en la que cuenta una anécdota muy ilustrativa del cinismo que tanto abunda por desgracia en política. Según Cohn-Bendit, poco antes de la votación sobre el tratado de Maastricht, que debía ser culminación política del proceso normativo europeo, la primera cadena de la televisión alemana organizó un gran debate en el que participaron él mismo, el dirigente socialdemócrata Gerhard Schroeder y el entonces secretario general de la gobernante CDU, Peter Hintze.

Tanto Hintze como Cohn-Bendit defendieron en aquel debate una moneda única para Europa, el futuro “euro”, mientras que el socialdemócrata Gerhard Schroeder, entonces en la oposición, y un economista poco conocido se mostraron en contra. Aquella misma noche, Cohn-Bendit se reunió con Schroeder en el bar del hotel donde estaban ambos alojados y le preguntó por qué se oponía al euro, a lo que el socialdemócrata contestó: “Dany, no me entiendes. Mientras no esté en el poder, tengo que conseguir los votos de la gente que está contra Europa y el euro”.

Años más tarde, en 1998, los socialdemócratas ganarían las elecciones y Schroeder fue elegido canciller federal. Su primera etapa al frente del Gobierno coincidió con el semestre de presidencia alemana de la UE y aquél tuvo que presentar en el Parlamento europeo las que iban a ser sus líneas maestras. Schroeder comenzó entonces su discurso con toda una serie de elogios al euro y un relato de cómo se había llegado a la moneda común, recuerda el Cohn-Bendit, que estaba presente en aquella sesión plenaria y se puso a aplaudirle como un loco, según cuenta. 

Muchos eurodiputados se sorprendieron del entusiasmo que estaba demostrando en aquel momento por Schroeder aquel parlamentario ecologista, y hasta el propio Schroeder se puso nervioso al comprender a qué se debía tan súbito fervor. “No tuvo más remedio que sonreír, y él sabía perfectamente por qué”, relata Cohn-Bendit, que califica a Schroeder como un “cínico del poder”. Schroeder, mientras tanto multimillonario como Tony Blair, otros de los líderes de la llamada Tercera Vía, que significó el compromiso socialdemócrata con la ideología neoliberal, se dedica actualmente al cabildeo a favor de la Rusia de Putin y es presidente del consejo de administración de Rosneft, la petrolera estatal rusa.

Preside además la junta de accionistas de Nordstream AG, que construye el segundo gasoducto de ese nombre, al que se oponen tanto Washington, que quiere vender a Europa su propio gas, como algunos países europeos, sobre todo los vecinos de Rusia, y cuya terminación está ahora en peligro por el terremoto político que ha supuesto el envenenamiento del opositor ruso Alexei Navalny, duramente condenado por Alemania y toda la UE.

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