El arranque de El turista puede recordar mucho a El diablo sobre ruedas, la ópera prima de Steven Spielberg. Un sufrido conductor que es perseguido de manera implacable por un camión en una tórrida carretera del desierto australiano. Jamie Dorman se aleja en esta serie de su rol de Christian Grey en la saga Cincuenta sombras de Grey para convertirse en una especie de Jason Bourne. Su personaje queda amnésico tras el accidente con el que comienza el primer episodio y, a partir de ahí, iniciamos un viaje en busca de su identidad, en el que todo el mundo quiere matarle y, a su paso, va dejando todo un reguero de cadáveres.

Los seis episodios de la primera temporada están al completo en HBO Max, con una hora de duración cada uno. Este thriller a la australiana (aunque es una coproducción entre varios países) se convierte en una digna opción para pegarse un maratón de fin de semana, plagado de guiños y homenajes al género y algunos de sus títulos más clásicos. Como la serie ya ha sido renovada para una segunda temporada, en el aire quedan las suficientes incógnitas y cabos sueltos que podrían retomarse en la continuación. Porque como en The Fligth Attendant, los creadores han visto potencial para poder seguir con su historia durante más episodios. Por mucho que, como en aquella, la trama también acaba desinflándose un poco a medida que va resolviendo sus misterios.

Como Rick Grimes en aquel ahora lejano inicio de Walking Dead, el protagonista despierta en la cama de un hospital sin tener ni idea de qué es lo que está pasando. Mientras que Rick sí que mantiene sus recuerdos, no sabe qué es lo que ha pasado durante el tiempo que ha estado en coma para que el mundo se venga abajo y las nuevas reglas a las que debe adaptarse para poder sobrevivir. El amnésico protagonista de El Turista debe adaptarse a un mundo que no ha cambiado mientras estaba inconsciente y sin saber quién es amigo o enemigo. Porque entre quienes se acercan a él, hay gente de su pasado que acude a él con engaños e intenciones ocultas aprovechando su condición.

La amnesia es la excusa argumental perfecta para poder ir moldeando la personalidad del protagonista como si fuera un bloque de arcilla. A juzgar por la calaña de las personas que le persiguen, diríamos que en su pasado podría haber sido un cabronazo de cuidado. Y a esto juega un poco la serie, a base de cliffhangers y giros de guión, con el protagonista debatiéndose si fue una buena o una mala persona y teniendo que elegir de qué clase va a querer ser a partir de ahora. La trama está plagada de personajes que parecen salidos de una película de los hermanos Coen o de un capítulo de Fargo. Tenemos a toda una colección de perdedores, en la que se encuentran tanto los héroes como los villanos de la función. Hasta hay una policía en prácticas, Hellen Chambers, un poco rellenita y muy alejada del rol que vemos en otros títulos del género, que poco a poco se va convirtiendo en uno de los principales personajes de la trama. El papel está interpretado por Danielle MacDonald, actriz, guionista y productora australiana. Datos que me sugieren que su aportación a la serie ha consistido en algo más que la de interpretar a su personaje.

La serie está escrita también por dos hermanos Harry y Jack Williams, de cuya productora han salido títulos de culto de la televisión británica como The Missing y Fleabag. Quizá a El Turista le falta un punto de acidez y mala baba que sí tienen otras obras de los Coen. A medio camino entre el thriller y la comedia, la serie está plagada de homenajes a otros títulos clásicos del género que pasan por películas tan míticas de Alfred Hitchcock como puede ser Con la muerte en los talones y Recuerda. El desierto australiano puede ser también un escenario ideal para rodar trepidantes escenas de acción que podemos encontrarnos en películas de Quentin Tarantino o de Robert Rodríguez. Podríamos encontrar ecos hasta de Enterrado (Buried), de Rodrigo Cortés con uno de sus personajes bajo tierra pidiendo ayuda a través del teléfono móvil. Hasta hay momentos para secuencias oníricas que parecerían sacadas del imaginario de David Lynch que van más allá de misterios ocultos y turbios en pequeñas localidades tipo Twin Peaks cuando a golpe de LSD nuestro protagonista llega a un momento que tarde o temprano todos sabíamos que tendría que llegar en algún momento. Porque sí, y éste es el momento de los spoilers, Jamie Dorman sí que recupera sus recuerdos en la recta final de la serie. Aunque no del todo. Hay que guardarse cartas debajo de la manga para la segunda temporada, en la que parece el personaje seguirá debatiéndose entre el quién he sido y quién quiero ser a partir de ahora.