“He amado al público y le he dedicado inútilmente cinco años. Hago esto no porque esté cansado de la vida (al contrario), sino como acto de protesta contra quien manda Io tu e le rose a la final. Espero que sirva para que a alguno se le aclaren las ideas. Ciao”. Esta es la nota que Luigi Tenco dejó antes de su supuesto suicidio: ocurrió la noche de 26 de enero de 1967, tras defender su Ciao, amore, ciao en el Festival de San Remo.

Estaba a un paso de pisar Eurovisión, pero una calamitosa interpretación le apartó de la carrera. Se le acusó de estar bajo los efectos del alcohol. Incluso se quedó dormido sobre una mesa de billar durante el transcurso de la gala. Tras enterarse de la noticia, subió a la habitación 219 del Hotel Savoy. Y, según la versión oficial, agarró su pistola Walter PPK y se pegó un tiro en la sien.

Luigi Tenco, en una imagen promocional tomada en 1967. Wikipedia

Nadie escuchó nada. Ni siquiera Lucio Dalla y Jimmy Fontana, que ocupaban las habitaciones contiguas. Tampoco apareció la bala. Y, además, se demostró que el proyectil no fue disparado con una Walter, sino con una Beretta. A partir de ahí, surgieron distintas teorías para demostrar que fue asesinado. Su turbulenta relación con Dalida, su polémica militancia en el Partido Comunista o su esperada victoria en San Remo podrían haber sido el detonante.

Fue la primera vez que un crimen salpicaba directamente a Eurovisión, que aquella edición tuvo a Claudio Villa como representante italiano y no a Luigi Tenco. Desde entonces, jamás se ha repetido algo algo similar. Al menos, en la realidad. ¿Quién se atrevería a matar al favorito para ganar un certamen que, cada temporada, reúne a 200 millones de espectadores? Esa es la pregunta que se hace Luis Miguel Sargento en Euroblack (Cosecha Negra Ediciones), una novela ambientada en el simbólico ecosistema eurovisivo.

Mayo de 2022. El preferido de la masa, Domenico Fabbriconi, ha sido encontrado muerto en su camerino un día antes de la primera semifinal que tendrá lugar en el Palasport de Turín. Las sospechas recaen sobre Suecia, que se halla en segunda posición en las casas de apuestas. ¿Todo por la victoria? Ante este caos, Bjön Van Vries, el supervisor ejecutivo de la cita, llama al Departamento de Seguridad de la República para que investigue lo acontecido.

“Éste es un concurso en nombre de la paz de los pueblos, en el que no es la victoria lo que se celebra, sino la competición. Y, como en cualquier celebración que se precie, se prevé la necesidad de un sacrificio”, reza en el prólogo. Sargento, que mezcla con agilidad realidad y ficción, ha creado un Cluedo a escala europea donde responder a las típicas preguntas qué, quién, dónde, cuándo y por qué no resulta tan sencillo. El armatoste donde se desarrolla la trama así lo impide.

¿Qué ha sucedido?

“Domenico, el participante predilecto para ganar, ha sido asesinado durante la mañana previa al inicio de la celebración eurovisiva. Ha sido asfixiado y las conjeturas van a parar a Suecia, que va segundo en las casas de apuestas”, cuenta Sargento. “¿Todo vale en un formato de estas características? Es lo que tendrán que averiguar Vincenzo Romano, el jefe de la policía; Ignazio Bravi, el número dos del cuerpo; y Eneko Zubiri, un periodista del podcast Euromovidas”.

¿Dónde ha tenido lugar?

Según el escritor, “Eurovisión 2022 es el primer festival post-pandemia, una fecha importante para los seguidores. Y no sólo eso: se desarrolla en territorio transalpino, de donde procede Fabbriconi. Estamos ante un programa que detiene a Europa y gran parte del mundo durante siete días. Es un escenario, hasta ahora, inexplorado en la novela negra: la cantidad de personas que lo siguen y la dura pugna que genera lo vuelven el marco perfecto para un crimen”.

¿Cuándo ha ocurrido?

“El lunes 9 de mayo, durante los ensayos generales. Aunque Italia forma parte del llamado Big-5 (grupo de cinco países que pasan directamente a la final por sus contribuciones a la UER), aquella jornada tenía planificadas diferentes pruebas en un recinto hasta la bandera. Era el momento perfecto, pues los nervios estaban a flor de piel y el ajetreo hacía que cualquier cosa pasase desapercibida. Y un dato más: en la zona de camerinos, donde el artista es localizado sin vida, no había cámaras para asegurar la intimidad de los artistas”, continúa Sargento.

¿Quién lo ha hecho?

Para el autor, “quien acabó con Fabbriconi tiene fácil acceso a él, dado que no resulta tan sencillo llegar a los cantantes en un certamen de estas características. Tiene que ser un individuo motivado por algo más allá que la simple rivalidad musical... Con rencores, envidias e intereses”.

¿Por qué lo ha matado?

“La respuesta a esta pregunta está relacionada con el quién: sólo alguien que piensa que está haciendo lo correcto se cree con la total impunidad de generar el caos en un estamento tan poderoso como la UER”, concluye Sargento. “En definitiva, un sujeto que se ha dejado llevar por la rabia ante simple la presencia de la víctima”. 

Euroblack

'Euroblack'

Luis Miguel Sargento

Cosecha Negra Ediciones

202 páginas | 17 euros