Los ‘realitys’ de parejas que se plantan en una isla paradisiaca para poner a prueba su amor o luchar contra sus celos enganchan. Uno dice que no verá ninguno más, y cae tan de bruces en la tentación como sus concursantes antes los solteros y solteras que les sueltan por las villas. Si a principios de los 2000, Antena 3 nos sorprendía con 'Confianza ciega', un programa que entonces nos escandalizaba y ahora resulta hasta naíf, era Telecinco la que retomaba el formato casi una década después con ‘La isla de las tentaciones -- que el miércoles, 10, estrena su cuarta edición—, en el que abundan un sexo más explícito y unos concursantes cuyos cuerpos evidencian el 'boom' de la cirugía entre un sector concreto de jóvenes. Ahora es la plataforma de pago Netflix la que se sube al carro de los ‘realitys’ de amor y cuernos con ‘Amor con fianza’, una vuelta de tuerca con respecto a los anteriores, que tiene al frente a una maestra de ceremonias, Mónica Naranjo, 'graduada' ya en estos asuntos ('La isla de las tentaciones 1', 'Mónica y el sexo'). A partir de este jueves, 11, se pueden encontrar todos los programas en la plataforma.

'Amor con fianza' tiene un título que juega con tres palabras clave: el amor (el que dicen profesarse las parejas cuando llegan), la confianza (algo que les escasea) y la fianza, ya que el programa cuenta con un bote de 100.000 euros, de los que se le va descontando de 1.000 en 1.000 cada vez que uno de los miembros dice una mentira. Y difícil no hacerlo delante de tu pareja. Con lo que se les presenta el dilema de la pasta o la pareja: “Y lo bonito de la historia es que impera el amor, impera la pareja”, dice Naranjo en un arranque de romanticismo.

Pero no es este el sentimiento que más flota por las villas de los concursantes, a los que en un principio se les distribuye entre las dos fincas, mezclados los miembros de las parejas (no las chicas a una y los chicos, a otra). Y allí, para acabarla de liar, les sueltan a guapos y guapas tentadores o a un atractivo extraído del pasado que hará tambalear sus principios. Aunque el mal rollo empieza antes: cuando les pasan la película del paso de su pareja por el Eye Detect (detector de mentiras que analiza las alteraciones involuntarias en el ojo al no decir la verdad). Y se comprueba que “la mentira resta y la verdad, suma", como explica Naranjo. "Aunque la verdad, en algunos casos, sobre todo los emocionales, también resta”, advierte.

Porque, claro, cuando tu pareja te ha dicho que no te ha sido infiel con alguien, y además de desaparecer una cantidad del bote resulta que eso no es cierto --o sea, que sí te ha puesto los cuernos--, a la otra parte de la pareja muy bien no le sienta que digamos. Los 12 concursantes que se someterán a tan duras pruebas son Paula y Daniel, Aleix y Mar, Adrián y Laura, Kevin y Katherine, Cristina y Carles y Fran y José (con lo que por primera vez se cuenta con una pareja homosexual). Que, como apunta la presentadora, "no tienen ninguna vinculación a un medio de comunicación", lo que asegura más autenticidad. Pero que darán mucho juego, mucho morbo y mucho drama, que es, a final de cuentas, de lo que se trata.

Tras el último invento de Telecinco para reunir a las parejas que más éxito habían tenido en otras ediciones, 'La última tentación', ahora le toca el turno al programa matriz, 'La isla de las tentaciones', que con su cuarta temporada trae una nueva generación: cinco parejas, salidos algunos de 'MYHYV' o de 'GHVip'. Los componentes de la quinta, cuya identidad se dará a conocer en la presentacion de los tentadores, han tenido una relación en el pasado con alguno de los concursantes, lo que generará incomodidad. Otras de las novedades será la inauguración de una nueva y espectacular villa, el poder vetar con 24 horas de incomunicación a un soltero o soltera, la posibilidad de activar o no la 'luz de la tentación' (el dispositivo que indica que en la otra villa hay aproximaciones peligrosas) y el reencuentro de una pareja a través del espejo: podrán verse, pero no hablarse.