Nuestro punto de partida son las casas de Son Olesa, a las que llegaremos a través de la carretera de Valldemossa a Banyalbufar, a la altura del kilómetro 72,900, a unos dos kilómetros de Valldemossa. En este punto se encuentra el camino del predio de Son Olesa, asfaltado, con un banco de piedra a la izquierda según entramos. A 400 metros están en las casas de Son Olesa, frente a las cuales se halla un agroturismo. Tienen un alzado de tres plantas y la fachada presenta un portal de arco redondo. Sobre el balcón está el escudo con las armas de los Fortuny y de los Sureda. El vestíbulo y la clastra, empedrados, son algunos de sus rincones más atractivos. Seguimos por el camino asfaltado y a nuestra derecha aparece el primer chalet, seguido de una calle. Seguimos recto, hasta una bifurcación; continuamos por el camino de la izquierda, dejando a un lado otros caminos que salen a la derecha. Más adelante dejamos a la izquierda un transformador de electricidad y giramos por el camino de la derecha, también asfaltado. Enseguida, después de un chalet blanco a la derecha, encontramos otra bifurcación; seguimos por el camino de la izquierda. En pocos minutos hallaremos, a la derecha, una fita (hito, montón de piedras en forma de pirámide irregular) que nos marca el inicio del camino de herradura del paso de l’Escaleta, por donde bajaremos para enlazar con el camino de la Cova. Frente a la fita hay una pared de piedra de reciente construcción. Si siguiéramos por la pista asfaltada llegaríamos a una especie de rotonda, a cuya derecha se encuentra un portillo con barrera de metal que constituye la entrada al mirador de Son Olesa, desde donde podremos contemplar la mola de Planícia, la punta del Cavall y la zona del Port des Canonge, hacia nuestra izquierda; y a la derecha, la Foradada y, más arriba, el puig de la Talaia Vella. Volvemos sobre nuestros pasos hasta el inicio del camino del paso de l’Escaleta. Bajamos por un caminito de herradura que puede estar cubierto de vegetación o de árboles caídos víctimas del viento, por lo que resulta fácil desorientarse. Conviene prestar mucha atención a las fites, presentes en todo el recorrido. En el descenso, siempre orientado hacia la izquierda, avanzamos primero entre encinas y luego entre pinos. La bajada es en zig zag, con algún ascenso muy suave. Si nos fijamos arriba, a la izquierda, podremos intuir el mirador de Son Olesa. El sendero puede resultar incómodo y en algunos tramos no reconocible. El mar se nos presenta en ocasiones amenazador (en caso de tormenta), otras veces reposado, como si durmiera, pero siempre inmenso. Superada una arroyada que busca el mar caminamos en dirección a una pared de piedra que divide desde tiempos antiguos las propiedades de Son Olesa y Son Ferrandell. La franqueamos junto a un espolón rocoso y seguimos subiendo ligeramente hacia la izquierda, junto a rocas desnudas, intentando no perder el sendero y no desviarnos hacia la derecha. En unos cinco minutos desde la pared antes citada descubrimos el camino de carro que baja de la urbanización George Sand hacia la playa de l’Hort de la Cova, que será nuestra próxima parada.

EL CAMÍ DE LA COVA

El camí de la Cova nos permitirá relajarnos. Atrás quedan las estepas y el carrizo, que nos habrán dejado las piernas marcadas si hemos elegido un mal vestuario. Se trata de una pista ancha que desciende de modo pronunciado y muy a menudo se pega a la ladera natural de peñascales. Más adelante nos encontramos con una barrera, que pasamos por su lado izquierdo, y seguimos bajando con mucho cuidado a tropezar con las numerosas piedras caídas. Es probable que nos encontremos árboles caídos. Unos minutos más tarde nos sale al camino el torrente del Cable y ahora es el encinar el que domina la zona. Llegados a una encrucijada de caminos hallaremos una gran barrera metálica a la izquierda que nos llevaría en dirección al Port des Canonge. Nosotros proseguimos en descenso hacia la derecha, en busca de la playa de l’Hort de la Cova. Volvemos a encontrarnos con el torrente del Cable, con un pozo a la derecha. Unos dos minutos más abajo llegamos al cruce de caminos que da acceso, por una parte, a las cases de la Cova, que quedan a la izquierda, y por otra, el camino de la playa, que discurre hacia la derecha.

LA PLAYA DE L’HORT DE LA COVA

La playa de l’Hort de la Cova, punto de gran interés geológico, es incómoda para nadar pero agradable por las vistas que ofrece y por lo reconfortante que puede suponer darse una ducha en el agua que cae al mar procedente de una fuente. En este lugar se produjo, en 1552, un desembarco de corsarios musulmanes que fueron derrotados por un grupo de valldemossines bajo las órdenes de Ramon Gual Desmur. Desde la playa de l’Hort de la Cova, con el mar a nuestras espaldas y con el riachuelo siempre a la izquierda, caminamos hacia la espesura de árboles, subimos una pequeña pared que nos sale a la derecha y nos adentramos entre la vegetación, en busca de un caminito a menudo invadido por pinos caídos. El sendero va subiendo, con tendencia a la derecha, hasta dar con un primer botador de madera. Giramos ligeramente a la izquierda y continuamos en ascenso, hasta una especie de collado desde donde divisamos el chalet d’en Sales, hacia donde dirigimos nuestros pasos. Llegamos a una pista que deja a la izquierda el chalet y tras algunas curvas pronunciadas a derecha e izquierda y dejando a nuestra derecha un depósito de agua nos encontramos con otro botador. Enfrente tenemos dos posibles caminos.

Seguimos recto, por el de la derecha. Pronto hallamos otro cruce de caminos: el de la derecha nos llevaría hasta una cala; el de la izquierda al Port des Canonge, hacia donde debemos ir. Tres palos de madera nos sirven de señal. Bajamos hasta una gran roca plana situada a pocos metros del mar y volvemos a subir hasta dar con un porxo esbucat. Lo franqueamos. Pronto hallamos una nueva barrera, con el cartel que indica que estamos en una zona de ovejas sueltas. El camino se estrecha. Giramos a la derecha, por el hueco de una pared, y llegamos a otra barrera metálica que nos deja en Sa Casa Blanca. Pasamos por enfrente e iniciamos una pequeña bajada que nos lleva hasta la puerta de entrada a esta casa. A la derecha de la barrera hallaremos la salida y las primeras calles del Port des Canonge, núcleo de veraneo y lugar ideal para tomarse un descanso, pegarse un chapuzón o sentarse en una de las terrazas de los establecimientos abiertos.

VOLTA DES GENERAL

Desde el Port des Canonge, que según cuenta la tradición debe su nombre a un canónigo que preso del pánico decidió bajarse en este lugar tras ser víctima de un gran temporal y, en promesa de gratitud, visitaría con frecuencia la playa para bañarse, iniciamos la denominada Volta des General. Debemos seguir el itinerario en dirección a la playa y entrar en una gran explanada, conocida como la tanca de la Mar. La atravesamos y en la otra parte encontramos el torrente de Son Coll, cuyo lecho franqueamos. Subimos por el otro lado, dejamos de lado un camino a la izquierda y seguimos en dirección a la playa de son Bunyola, de piedras, con antiguos varaderos de pescadores. Dejamos la playa de Son Bunyola por la parte del suroeste, donde hay un corto camino escalonado que pronto gira a la izquierda y va a parar a una zona de pinos con una construcción semiderruida que fue utilizada como vestuario de los señores de Son Bunyola. Continuamos con tendencia a la derecha y pronto el camino va ganando en anchura y en altura. La punta de l’Àguila la observaremos a nuestra derecha, levantándose sobre el mar, mientras que a la izquierda, a pocos pasos, aparecerán a lo lejos las casas de Son Bunyola, a las cuales no debemos ir. En una triple encrucijada de caminos tomamos el de la derecha, no sin antes despedirnos de las inmensas casas de Son Bunyola, conjunto arquitectónico de gran interés. La pista llega al Corral Fals, lugar que reconoceremos por los acantilados que se levantan a nuestra izquierda. Es normal encontrar en la vía restos de desprendimientos. El camino avanza llano, siempre con el mar a la derecha, y discurre por unos parajes idílicos. Es muy frecuentado los fines de semana por los senderistas. Durante este último tramo nos encontraremos con hornos de cal, algunos rotlles de sitja y curiosas barracas. El paseo de la Volta des General, que adopta este nombre en recuerdo del primer marqués de la Sènia y señor de la baronía de Banyalbufar, Ferran Cotoner i Chacón (1811-1888), finaliza en la carretera que viene de Esporles y se dirige a Banyalbufar, muy cerca de éste último pueblo.

Guía de excursionismo de Mallorca, por Gabriel Rodas.