Itinerario, paso a paso:

El área recreativa del Clot des Mercadal (39º 47’ 23,20’’ N / 2º 53’ 28,48’’E), en el punto kilométrico número 10 de la carretera de Caimari a Lluc, marca el inicio y final de este itinerario circular. Este terreno, a la derecha de la carretera, según subimos a Lluc, dispone de mesas, bancos, barbacoas y una fuente de agua, no potable. Está a unos tres kilómetros de Caimari y se puede entrar el vehículo. Los fines de semana es habitual encontrarse con gentío. Nos dirigimos al noroeste del área recreativa. Antes del puente encontramos una barrera con una escalera de madera a su derecha (ver fotografía adjunta). Este camino forma parte del segundo sendero de gran recorrido que impulsa el Consell de Mallorca, la Ruta Artà-Lluc o GR 222. Este tramo corresponde al Camí Vell de Lluc, un trazado medieval bien indicado para los senderistas. La vía es ancha y sube ligeramente, pasando junto a varias barracas y rotlles de sitja, uno de ellos con cuatro escalones de piedra. Conviene avanzar en silencio, al encontrarnos en una vedado de caza. Bajo una gran roca observamos una lápida en memoria de una joven que sufrió un accidente en este lugar a principios de la década de los noventa.

Frente a nosotros se alzan el Puig Caragoler (904 m), a la derecha, y el Puig de n’Ali (1.037 m), a la izquierda, cuya forma trataremos de grabar en nuestra memoria, ya que hacia él nos dirigiremos. Después de un zigzagueo, llegamos a una bifurcación. Dejamos a la derecha el camino que conduce a Lluc y que nos llevaría encima de Sa Llonganissa y seguimos por el de la izquierda, que continúa ganando altura. Nuestro camino, en el que crece el carrizo, traza varias curvas. En el último giro, a la izquierda, rechamos un sendero que se adentra por la derecha en el bosque y que está señalizado con hitos. Precisamente por este sendero cerraremos el itinerario, de bajada, procedentes del Pas de n’Arbona, cuando ya hallamos ascendido al Puig de n’Ali. Continuamos por el ancho camino por el que íbamos subiendo y muy pronto nos situamos en un rotlle de sitja. El camino parece que se interrumpe, pero a la derecha nace una vereda con fites que habrá que seguir con la máxima atención. El sendero se empina y más arriba franquea dos grandes bloques de rocas. Salimos del bosque con ligera orientación a la izquierda para encontrarnos numerosos árboles muertos. Concluimos esta primera ascensión en un collado (39º 47’ 39,74’’ N / 2º 52’ 52,85’’E), a poco más de 600 metros de altura.

Una pared rocoso

Desde el collado seguimos en línea recta unos metros en bajada, pero pronto nos desviamos hacia la derecha para volver a subir. De lo que se trata es de ir hacia el otro collado que tenemos enfrente, al que no llegaremos del todo. Siguiendo las fites, avanzamos por un terreno cárstico, producto de siglos y siglos de erosión sobre la roca. Con la ayuda de las manos trepamos una pared de rocas, con un solitario pino en lo alto. Ya alcanzamos a ver la cima del Puig de n’Ali, imponente, pero todavía tendremos que sudar para coronarla. A nuestra izquierda, más abajo, queda el collado hacia el que nos dirigíamos. Rocas de todos los tamaños y formas se suceden. Recuperamos aliento con una mirada retrospectiva sobre la carretera de Caimari a Lluc. Poco a poco, la panorámica irá extendiéndose. Realizamos la subida con tendencia a la izquierda, en busca de la cresta que nos llevará hasta lo alto de n’Ali. Cerca de la cresta encontramos puntos rojos. Las fites se hacen más visibles. Ya cerca de la cima se nos aparecen nuevas vistas, dominadas por el Puig de Massanella (1.365), la segunda cima más alta de Mallorca, al norte. Un último esfuerzo nos lleva entre pinos caídos y altos peñascos que vamos sorteando. Finalmente, con la ayuda de los puntos rojos, coronamos el Puig de n’Ali (39º 47’ 50,94’’ N / 2º 52’ 26,38’’E). Desde la cima del Puig de n’Ali, una de las montañas clásicas de la Serra de Tramuntana, disfrutamos de amplias vistas: las bahías de Alcúdia y Pollença, las montañas de Alaró, el Massanella, el Pla... La panorámica es impresionante. Nada queda de la cruz ni del belén ni del clásico cuaderno de recuerdos que en su día daban la bienvenida al excursionista. Bajo uno de los bloques rocosos encontramos un refugio de emergencia, una balma en la que algunos, los más decididos, pernoctan.

El Coll de Sa Línia

Iniciamos la bajada hacia el Coll de Sa Línia, también llamado Coll de Mancor o des Pilons. Lo hacemos en dirección norte, por un caminito que nos muestra, justo enfrente, el Puig de Massanella, y a su derecha, Es Frontó (1.061 m). No es un sendero fácil de seguir, pero de fita en fita llegaremos al Coll de Sa Línia (39º 48’ 0,76’’ N / 2º 52’ 26,36’’E), el cual reconoceremos por los dos pilones que colocó hace ya años el Foment del Turisme de Mallorca. Según llegamos al collado, giramos a la derecha, enlazando con la pista forestal que conduce a Comafreda. Seguimos por la pista unos pocos minutos, tres o cuatro a lo sumo, hasta encontrar a la derecha unas fites (39º 48’ 5,04’’ N / 2º 52’ 26,05’’E) que nos introducirán en el bosque, que, en épocas húmedas, tiene una alfombra de helechos. Avanzamos por el lecho de un pequeño torrente, en ligero descenso. Observamos restos del mundo carbonero. Más abajo, muy cerca de la falda del Puig des Grau (867 m), unos diez minutos después de salir del Coll de Sa Línia, el camino sube por la derecha (39º 45’ 46,69’’ N / 2º 57’ 3,14’’E). Tras salvar algunos árboles caídos llegamos en muy poco tiempo a un estrecho collado con un pequeño muro, el Pas de n’Arbona. Un sinfín de fites nos acompañan en este último tramo, siempre en bajada, hacia el área recreativa del Clot des Mercadal, donde empezamos la excursión. Durante el descenso podremos observar restos del camino de herradura que utilizaron en su día los carboneros. Actores principales de su actividad fueron las grandes encinas que se alzan en este frondoso y solitario bosque.

El sendero desemboca en una pista, donde giramos a la izquierda, en descenso. Esta pista ya la conocemos del camino de ida. Al llegar a una bifurcación, seguimos por nuestra derecha, ya que si fuéramos por la izquierda enlazaríamos con el Camí vell de Lluc. En pocos minutos, la pista nos deja en el área recreativa del Clot des Mercadal (39º47’ 23,20’’ N / 2º 53’ 28,48’’E), en el punto kilométrico número 10 de la carretera de Caimari a Lluc, punto de inicio y final de esta excursión.

Foto y textos: Gabriel Rodas