Calas de arena blanca, humedales, acantilados, secretos de contrabando, sabinares, pozos y un notable abanico de ecosistemas diferentes. El Parc Natural de Mondragó es un mosaico de ambientes, un paraíso medioambiental en un litoral protegido de los excesos.

El Parc Natural de Mondragó se encuentra al SE de la isla y ocupa 765,7 ha. En 1999 todo este espacio natural protegido, uno de los lugares emblemáticos de la lucha por la conservación natural en Mallorca –lo mismo que Sa Dragonera, S’Albufera o Es Trenc–, fue declarado Parc, lo que significa la conservación y restauración de sus valores naturales y culturales, y la potenciación de las actividades educativas, científicas y de contacto entre el hombre y la naturaleza. A día de hoy existen cuatro itinerarios, todos señalizados, que son los que describe esta ruta. Situamos el punto de partida de esta excursión en el aparcamiento de Ca Na Muda (39º 20’ 41.79’’N / 3º 11’ 14,51’’E), a 500 metros de la playa de s’Amarador, al que llegaremos por la carretera de Cala Figuera. Antes de empezar a caminar, visitaremos la barraca de Ca Na Muda, situada en el mismo aparcamiento. Se trata de una construcción que consta de dos partes: la de la izquierda, de curucull, con techo de piedras de forma cónica; y la de la derecha, de vigas. Ambas estaban destinadas a refugio para bestiar.

Desde el aparcamiento tomamos el camino asfaltado que va hacia la izquierda, hacia la playa de s’Amarador. A la derecha del camino observamos un campo en el que vuelven a crecer las higueras. Enseguida superamos una barrera para vehículos y unos metros después giramos a la derecha para tomar el itinerario de la Punta de Ses Gatoves, que toma su nombre de una planta, la gatova, endémica de Mallorca, característica por su color amarillo primaveral y sus púas.

El sendero penetra en un bosque de sabinas (un savinar, típico bosque costero mediterráneo). También abunda el pino blanco, la mata, el romero y el lentisco, y en primavera se pueden ver hasta una decena de especies de orquídeas. Conejos, liebres, ginetas y comadrejas viven en este lugar. Entre los árboles vislumbramos el azulado mar. Al llegar a un pequeño llano en el que hay un cartel con información referida a las aves de esta parte del litoral (halcón, gaviota de Audouin, pardela balear, cormorán moñudo o paloma bravía, y también el puput y el trencapinyons), el camino gira hacia la izquierda –a la derecha deja el Caló d’en Perdiu, de reducidas dimensiones, y un agujero cuadrangular en el suelo, un secret, destinado en otro tiempo a servir de escondrijo para los productos de contrabando– y nos permite descubrir la playa de Ses Fonts de n’Alis, también llamada de Mondragó, que luego visitaremos. Pronto encontramos los restos de un horno de cal.

Después de pasar por la punta de Ses Gatoves accedemos a la playa de s’Amarador. La playa de s’Amarador es la más grande de cuantas hay en el parque natural. Es una playa familiar, de arena fina, con poco desnivel. Su nombre procede de la vieja costumbre de sumergir en agua de mar los troncos destinados a la construcción, para favorecer su durabilidad. Nuestra ruta continúa por el otro lado de la playa según llegamos. Allí tomamos el camino que bordea la costa y nos lleva hasta la cala de la Font de n’Alis o Mondragó. Desde el camino contemplamos, en el otro extremo de la playa, un escar (rampa que sirve a los pescadores para retirar del agua sus embarcaciones) formado por dos cuerpos.

Cala Mondragó o Cala de sa Font de n'Alis

La de Mondragó es una de las playas más concurridas del parque al que da nombre. Cuenta con restaurante, servicio de hamacas y duchas, y carretera directa, lo que hace que suela estar llena de bañistas. Tiene una longitud de 220 metros, cien menos que la anterior, y se la conoce por varios nombres. Además del de cala Mondragó, que hace referencia a toda la zona, incluida también la playa de s’Amarador, tiene dos topónimos propios: el de Caló d’en Garrot, que es como la llaman los vecinos de Alqueria Blanca; y el de Sa Font de n’Alis, que es como la llamaban los habitantes de Santanyí.

En el Caló d’en Garrot tomamos el itinerario del mirador de Sa Font de n’Alis que nos conducirá hasta el centro de información del parque. El sendero avanza en su primer tramo junto al Estany de Sa Font de n’Alis. Su profundidad es poco importante y el lecho del torrente es bastante plano. No suele llevar agua, así que la que se acumula no tiene ni fuerza suficiente ni volumen para llegar a la playa. Este humedal, como el de s’Amarador que conoceremos al final de la excursión, son los últimos supervivientes de las zonas húmedas que en otros tiempos cubrían parte del litoral de esta zona de Mallorca castigada por la presión urbanística.

Mirador de sa Font de n'Alis

El camino se ensancha y gana altura. En una especie de rotonda de tierra encontramos el mirador de Sa Font de n’Alis. Desde el mirador divisamos, a la derecha, cómo dos torrentes, el des Jai y el de Ses Coves del Rei, se juntan para formar uno solo. Después del mirador franqueamos un portillo, bajo el tendido eléctrico, y subimos en ligera pendiente, entre pinos, ullastres, sabinas y matas.

Centro de información del Parc Natural

En pocos minutos accedemos al aparcamiento de Sa Font de n’Alis, al lado de Ca Na Martina y del centro de información, que, en caso de estar abierto, conviene visitar.

Caló des Burgit

Desde el centro de información salimos a la carretera que conduce a la playa de Sa Font de n’Alis. Unos metros antes de llegar a la playa, en un área recreativa, nace el camino que nos llevará hasta el Caló des Burgit. Las sabinas, el pino y el ullastre vuelven a ser protagonistas. En solo unos minutos nos situamos en el caló des Burgit, playa de arena fina, de apenas 20 metros, lo que permite un baño más íntimo. No cuenta con servicios públicos. Nuestro paseo continúa hacia Sa Font de n’Alis.

Nido de ametralladoras

Justo antes de llegar al caló des Burgit hemos dejado a la derecha un sendero. Hacia él nos dirigimos. El caminito pasa junto a un nido de ametralladoras construido durante la II República sobre los restos de una antigua torre de vigilancia, en la denominada Punta de Sa Guàrdia.

Este itinerario nos brinda nuevas panorámicas de Mondragó y nos devuelve a la playa de Sa Font de n’Alis. Desde esta playa volveremos a s’Amarador por el camino que ya conocemos. El último itinerario propuesto nace muy cerca de s’Amarador. Subiendo desde la playa hacia el aparcamiento, encontramos a mano derecha un camino que nos descubrirá el Estany de s’Amarador. Una cisterna, una caseta de curucull, un corral y un abrevadero son otros elementos a resaltar de este tramo, que concluye a pocos metros del aparcamiento de s’Amarador y que puede cubrirse en no más de veinte minutos.

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Guía de excursionismo de Mallorca, por Gabriel Rodas.