La ermita de Betlem fue construida sobre las ruinas de una antigua alquería musulmana de Binialgorfa, y cuenta con una historia ligada a los reyes de Mallorca, así como con varias construcciones en sus aledaños, como una fuente o la Coassa. La ruta no supera las dos horas de duración su dificultad no es muy elevada.

A continuación, podrá leer las indicaciones para llegar con comodidad, así como descubrir de forma más detallada parte de la historia de una de las ermitas más antiguas de la isla.

Inicio de la ruta

El punto de partida de esta excursión lo encontramos en la cruz de término de la Colònia de Sant Pere, en el cruce de las carreteras de la Colònia y la zona residencial de Betlem, junto al kilómetro 4,3 de la carretera que enlaza la Colònia con la carretera Alcúdia-Artà. El primer tramo del itinerario, el que va de la cruz de la Colònia a la urbanización de Betlem, a unos tres kilómetros de distancia, transcurre por asfalto.

Desde la cruz empezamos a caminar por la carretera y cruzamos el torrente de la font del Parral y el Puig de la Murta, que queda a la derecha. Se dice que en esta zona Jaume I estableció su campamento cuando en 1230 sometió a los musulmanes refugiados en las montañas de Artà. Dejamos una carretera a la izquierda que lleva hasta la cala los Camps y un poco después cruzamos los torrentes de la Jonquera y el comellar dels Cocons, dejando a la derecha distintas construcciones como las de Cal Frare o Can Pa amb Oli. Medio kilómetro después, antes de llegar a la primera rotonda de la urbanización, en el punto kilométrico 7,5 (39ºN 44.909 / 003ºE 18.694), torcemos a la derecha, saliéndonos del asfalto y cogiendo el camino de carro que conduce a las casas de Betlem.

A pocos metros del inicio del camino de las casas de la possessió de Betlem encontramos a la izquierda el llamado pou de Betlem, de hasta 23 metros de profundidad. Está tapado. Antes de llegar a las casas de Betlem, que están muy cerca de la carretera, observamos a la izquierda del camino un conjunto de edificaciones que albergaron un destacamento militar y que hoy constituyen la base de medio aéreos de Betlem, destinada a la vigilancia y extinción de incendios forestales. A la derecha de estas construcciones hay otras que en su día funcionaron como establos para el ganado.

Las casas de Betlem

Las casas de Betlem se encuentran deshabitadas y amenazan ruina desde hace décadas. Los edificios principales conforman dos bloques paralelos, con una clastra empedrada y un porxo que acoge los lavaderos. En época musulmana, los terrenos de la possessió de Betlem pertenecían a la alquería de Binialgorfa, que luego se integró en la Devesa de Ferrutx. Esta finca, que también abarcaba la alquería de Ferrutx, fue comprada en 1302 por Jaume II, quien dedicó sus terrenos a la caza, poblándola de jabalíes, ciervos y faisanes.

Seguimos por el camino de carro, hacia la derecha, y enseguida franqueamos un portillo, después del cual torcemos a la izquierda. Avanzamos ahora por un camino de herradura, con piso de piedra arenisca, que pronto va ganando altura y nos abre vistas sobre un torrente, a nuestra derecha.

El itinerario continúa por una barranquera y franquea una pared transversal por un pequeño portillo. Estamos en la zona del Grau, llamada así por el desnivel que salvamos. El camino sale del cañón por la izquierda y diseña varias curvas. Iniciamos la vuelta final del barranco por el camino empedrado. Podemos disfrutar de una bella vista sobre los campos de Betlem, la bahía de Alcúdia y el cap Pinar, al fondo. Un portillo nos abre el paso a un valle situado entre el barranco y la ermita de Betlem. Seguimos por detrás del portillo hacia la izquierda. Un poco después encontramos a la derecha un horno de cal.

El camino sigue serpenteando, con el Puig d’en Renegat (282 m.) a la izquierda y con la Talaia Freda de Son Morei detrás, y nos deja en el Coll de la Ermita. Desde el coll seguimos hacia la izquierda, rechazando un portillo a la derecha. Ya podemos ver la Ermita de Betlem, detrás de los campos de cultivo, con escalonadas marjades y enmarcados por altas paredes. A la derecha tenemos el torrent del comellar del Cocons. Antes de llegar a la font de l’Ermita, dejamos a la izquierda un camino que lleva a S’Alqueria Vella (en 50 minutos) y a Albarca (en 4 horas y 45 y minutos).

La font de l'Ermita

La font de l’Ermita está ubicada en una explanada con cinco grandes plataneros y diversos pinos, más arriba. En la surgencia de la fuente observamos una cabeza de león. En un lado de la explanada hay una capilla dedicada a la Virgen de Lourdes, con una imagen de la Virgen y otra de Santa Bernadeta Soubirous. De la fuente a la ermita nos separan unos pocos minutos. Los campos de cultivo quedan ahora a nuestra derecha, al igual que el safareig que los riega. El camino desemboca frente a la barrera del recinto de la Ermita de Betlem. A la izquierda tenemos la carretera que conduce a Artà. La ermita se levanta sobre las ruinas de la antigua alquería musulmana de Binialgorfa. En el siglo XIV esta finca dependía de la Devesa de Ferrutx, zona de caza de los reyes de Mallorca.

Durante años produjo una importante cantidad de aceite y miel. Se dice que la possessió de Binialgorfa fue abandonada a causa de los ataques piratas, fue ocupado por cinco ermitaños que procedían de Sant Honorat de Randa y de la Trinitat de Valldemossa. Cuando llegaron, tan solo quedaba en pie una torre de defensa y una tafona. El cardenal Despuig impulsó las obras de reconstrucción. En 1818, pocos años después de la fundación, se empezó a construir una nueva iglesia, bendecida en 1824. Un siglo más tarde, en 1908, se hizo una importante reforma que supuso mejoras como la nueva fachada de la iglesia.

La ermita

Al recinto de la ermita se entra a través de una barrera, por un camino asfaltado, entre cipreses. En la pared de la entrada, a la derecha, observamos unos azulejos que representan una de las escenas capitales del eremitismo. A la derecha de la fachada de la ermita, junto a un puesto de venta de recuerdos, se pueden contemplar diversas pinturas con santos.

A la izquierda de la entrada a la iglesia, en el exterior, se conserva un fragmento de viga de la tafona de la antigua possessió de Binialgorfa. La iglesia tiene la planta de crucero y la nave principal está dividida en tres tramos. La cúpula presenta pinturas de ángeles rodeando la coronación de María por Cristo, contemplada por el Padre y por el Espíritu Santo. El retablo mayor muestra una pintura que representa la cueva de Belén. Flanquean el retablo una imagen de Sant Antoni, a la izquierda, y otra de Sant Joan, a la derecha. Corona el retablo una imagen de Sant Jaume. El brazo del crucero de la izquierda contiene una imagen de la Inmaculada rodeada por un retablo con un medallón en su parte superior con una pintura que representa a Santa Catalina Tomàs. En el brazo del crucero de la derecha observamos la imagen del Sant Crist de Betlem, con un retablo coronado por un medallón de pintura que representa a Ramon Llull.

Saliendo de la iglesia, a la derecha, a unos cincuenta metros, encontramos un monolito que recuerda la fundación de la ermita, en 1805. A la izquierda del monolito, a lo lejos, a la sombra de unos cipreses, está el cementerio de la ermita, con un pequeño oratorio. En una de sus paredes se recuerda la muerte del que fue primer superior de la ermita, Sebastià d’Artà, fallecido en 1820 de peste amarilla, de la que se contagió en Artà cuando asistía a los enfermos.

La Coassa

Detrás de los edificios de la ermita encontraremos una barrerita tras la cual nace un camino que nos llevará hasta lo alto del monte conocido como la Coassa, en cuya cima (39ºN 44.250 / 003ºE 18.444) se conservan las ruinas de unas instalaciones de vigilancia aérea. La subida es corta y se efectúa por un camino de cabras. No tiene pérdida y en menos de diez minutos nos deja en la cumbre, desde la cual obtendremos la mejor panorámica de toda la ruta. El observatorio de la Coassa estuvo destinado a la obtención de información aeronáutica durante la Segunda Guerra Mundial. De las ruinas del observatorio volvemos a la ermita, por el mismo camino de subida. Mientras bajamos hacia la ermita, podremos observar, a la izquierda, a lo lejos, la zona de Es Caló, un sitio ideal para concluir la excursión en días calurosos.

A Es Caló se llega por una pista que comienza al final de la urbanización de Betlem, donde acaba el asfalto. No existe playa alguna, pero se puede nadar sin problemas.

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Guía de excursionismo de Mallorca, por Gabriel Rodas.