Hace años, por estas fechas, al atardecer me paseaba por Regent Street. Unas espectaculares libélulas con forma humana adornaban la calle. La Navidad en su plenitud. En Hamleys, en el país donde nacen los juguetes, miles de muñecos de felpa giraban en las entrañas de una maquina inventada. En el interior de la tienda, antiguos y nuevos juguetes reclamaban a niños ávidos de ilusiones. Luego, en Mayfair Place, en el mercadillo, junto al Novikov, me tomé, junto a unos amigos, una copa de champagne apoyado en una barra de bar hecha toda de hielo.

Sí, esas navidades fueron unas navidades exquisitas. Teníamos la suerte de poder viajar, de juntar a toda la familia. Este año toca otra cosa, debemos adaptarnos a las circunstancias. Esto no quiere decir que no podamos tener una Navidad exquisita. Tenemos, por suerte, a nuestro alcance muchas posibilidades de poder disfrutar de estas fiestas. Es cierto que faltarán muchos abrazos y muchas complicidades, pero hay que adaptarse. Para ello sugiero buscar las exquisiteces a nuestro alrededor. ‘Exquisiteces de proximidad’, les podríamos llamar.

Hay algo más exquisito que darse ‘Un baño de bosque’. En el bosque mágico de Lluc, por ejemplo. Ancestralmente en la cultura japonesa los shirin-yoku, así le llaman a los baños de bosque, son una forma sencilla de mejorar la salud, tanto la física como la emocional. Hablando de emociones, si hay una emoción intensa y perdurable, ésta es la felicidad. ¡Feliz Navidad! Deseamos en nuestra portada de hoy. 

De la felicidad habla el científico americano Robert H. Lustig. Aclara que no hay que confundir placer con felicidad y desgrana siete puntos que los diferencian, dando a la felicidad su justo reconocimiento (‘El placer no es la felicidad’- Los Puntos Clave. www.youtube.com).

Por tanto, si se quiere ser feliz hay que tomarse las cosas del placer con mesura. Una exquisitez a nuestro alcance, por ejemplo, es tomarse una ‘Ternera Wellington’ en The Merchants, el magnífico restaurante regentado por Edgar Lagassi y sus socios de Five-Senses, situado en la calle apuntadores. Otra, sin duda, es darse una vuelta por el Colmado Colom, comprar una caja de Moscovitas y encargar al chef Claudio Lemos uno de sus platos estrella para esta Navidad, se trata del ‘Cordero cocinado a baja temperatura con salsa de miel y naranja, y boniatos asados con alcaparras’. Y otra visita que vale la pena hacer es a Quadrat Restaurant&Garden, El chef Àlvar Albaladejo presenta, entre otros, para esta Navidad un plato delicioso: ‘Oca “a la Royale”’, con albaricoque de Porreres y verduritas glaseadas; la oca hecha al método tradicional, se hierve con un buen vino durante cuatro horas en la cazuela. O acercarse a Especias Crespí en los mercados del Olivar y Santa Catalina y visionar el video del ‘Projecte TAPÍS’ de la artista Mònica Fuster.

Si estamos en el Olivar podemos aprovechar para adquirir una sobrassada de porc negre en la charcutería Mateu Fiol y al salir, comprar unas maravillosas croquetas de pollo en La Fornarina.

Hay muchísimas posibilidades, para todo los gustos y bolsillos, como bien nos sugieren en este número nuestros colaboradores: Chateaubriand en ‘Oído cocina’ y Guillermo Soler en ‘Vinaria’. Y, por supuesto, en nuestra sección de BAZAR. Ah! Y para terminar quiero recomendarles el libro de Andreu Manresa titulado ‘El menjar i les illes’.

En El Menjar i les Illes (El Gall Editor), el periodista y escritor Andreu Manresa (Felanitx, Mallorca, 1955) −corresponsal de El País en Baleares durante 25 años y actual director de Radiotelevisión Pública de les Illes Balears IB3− reúne 49 de sus crónicas periodísticas sobre cocina. ‘Crónica de un territorio comestible repleto de pequeñas historias humanas territoriales, centrales y laterales’. El gran atún de la portada del libro es obra del pintor Miquel Barceló, gran amigo y colega de vicisitudes marinas del autor. Las crónicas han sido seleccionadas por nuestro colaborador Climent Picornell, geógrafo, escritor y miembro excelso de la orquesta Vivalvi, autora de nuestra sección ‘Varietals goldberg’ .