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Entrevista

"Las plataformas digitales de películas están acabando con el discurso de autor"

"El teatro es un plano general permanente; igual que los actores tienen que proyectar su voz, hay que transmitir con las prendas de los intérpretes", describe Sonia Grande, diseñadora de vestuario de cine

Sonia Grande, con su premio Goya en 2020.

La diseñadora de vestuario de cine Sonia Grande (Oviedo, 1964), una de las profesionales más prestigiosas del sector, ha sido galardonada por el Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) con el Premio Isaac del Rivero a su trayectoria profesional. No podrá acudir a la cita gijonesa porque está trabajando, en París, en el rodaje de la nueva película de Woody Allen, desde donde atiende a La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica, para valorar su carrera y la sensación de que la irrupción de las plataformas, que han normalizado ver series desde el móvil, están haciendo que el espectador consuma productos audiovisuales "que no son baratos, pero lo parecen".

¿Qué le parece el premio del FICX? ¿Se lo esperaba?

No me lo esperaba para nada, fue un sorpresón. Lo primero que pensé fue que esto es fenomenal y que qué afortunada soy, claro, pero luego también pensé: debo estar muy mayor para que me den ya un premio por mi carrera (ríe). Pero me parece genial, siendo asturiana me hace mucha ilusión que el premio venga de mi tierra. Le estoy muy agradecida al festival por pensar en mí.

¿Había asistido a alguna edición? Por trabajo, casi siempre fuera, habrá sido complicado.

Muy complicado, sí. Estuve en una ocasión hace años dando como una especie de "masterclass", pero normalmente cuando se programa el FICX son siempre en tiempos de rodaje en el gremio. Me pasa lo mismo con los veranos, que mi familia se va a Luarca –yo también lo hice durante mi infancia–, y yo ahora no puedo ir porque se suele rodar mucho en verano y me pilla trabajando. Voy a Asturias, en general, siempre que puedo, pero no suele ser en las mejores circunstancias de tiempo.

¿Qué ha estado haciendo desde la pandemia?

Ahora mismo estoy rodando en París con Woody Allen, y la pandemia me la tuve que pasar en Alicante, con la familia y los perros, encerrados, como todo el mundo. Este último tiempo he estado más apartada porque el año pasado estuve grabando una serie americana que duró mucho y me tuve que distanciar un poco de todo. Con proyectos así más largos estás metido en el trabajo demasiado tiempo. Y eso no me gusta mucho.

¿Qué tal ve a Woody Allen?

¿Yo? Lo veo fenomenal, siempre lo digo. Es genial, de verdad.

Recibe un premio a una trayectoria que comenzó en el Teatro Español de Madrid. ¿Recuerda esos inicios?

Mis recuerdos de esos años son maravillosos, fueron mi época de aprendizaje. Recalé ahí porque era estudiante del Conservatorio de Arte Dramático y en esa época había profesores que eran directores de teatros nacionales. Trabajé con Miguel Narros y Andrea d’Odorico, que me contrataron siendo muy jovencita para trabajar en su compañía como ayudante de vestuario. Ahí fue cuando realmente aprendí este trabajo y conocí a todos los autores de la época que se puedan imaginar.

También trabajó como actriz y en la televisión. ¿Qué le llevó a dedicarse finalmente al diseño de vestuario?

Lo recuerdo. Cuando me metí en el conservatorio yo sabía que me gustaba mucho el teatro pero no sabía exactamente el qué, porque me gustaba la interpretación, el vestuario y hasta la dirección. Y cuando decidí que lo que quería hacer era vestuario y centrarme en la cinematografía fue cuando trabajé en una serie con Manuel Gutiérrez Aragón (una adaptación del "Quijote"), la que fue mi primera experiencia profesional en el cine. Ese trabajo me hizo enamorarme de ese lenguaje visual.

¿Qué aporta ese lenguaje?

El teatro es como un plano general permanente, y de la misma manera que los actores tienen que lograr proyectar la voz, igual que eso, el vestuario también se tiene que proyectar de alguna manera. Es una concepción distinta de lo que es el diseño. Pero la cámara es como un pequeño "voyeur" que puede recorrer desde la uña del pie y hasta el detalle de un sombrero, y esa es una manera de mirar muy distinta que tiene el cine que me entusiasmó.

Con las nuevas plataformas, se pueden ver series desde el móvil. ¿Siempre es mejor el cine en la gran pantalla?

Claro. Yo es que creo que lo que se hace ahora no es cine, eh (ríe). Las series de plataformas son productos visuales que la gente dice que es cine, pero no lo es, y por muchos conceptos. Uno de ellos es ese, que se puedan ver desde móviles enanos. Pero luego el contenido de esas plataformas es terriblemente comercial. A veces se hacen productos muy buenos, pero la mayoría son productos que, aunque no son baratos, lo parecen. Eso es un problema y está acabando con el autor y con el discurso del autor. No se puede hacer cine desde los despachos, el cine no lo hacen los directivos. Por eso se está acabando con el pensamiento del cine, cuando el autor aportaba con su pequeña película su visión del mundo o de lo que fuera. Y luego ibas a ver la peli al cine y después te ibas con tus amigos a comentarla. Toda esa mirada del cine, la reflexión que aportaba, se está convirtiendo en productos que se parecen ya más a la publicidad que a lo que es realmente el cine. Uf, vaya palo acabo de dar (ríe).

Podemos terminar entonces con algo más amable. ¿Podría citar cuál pudo ser su proyecto favorito y qué película le recomendaría que valore especialmente el mimo al vestuario?

La segunda pregunta es fácil: podría decir casi cualquier de Federico Fellini. Son un ejemplo absoluto del vestuario. Trabajó mucho tiempo con el diseñador Danilo Donati, fue y será para siempre un genio para este tipo de trabajos. Y de las mías, uf, es que me gustan muchas... Ya que estoy ahora con Woody, diría "Midnight in Paris" y "Magic in the Moonlight". También "The los city of Z" de James Gray y "Los otros", de Amenábar. Y le tengo un cariño especial a "La lengua de las mariposas", de Cuerda. Fue una peli que hice con pocos medios pero con muchísima ilusión y quedó muy bonita.

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