Neumáticos asesinos. Polis corruptos pero melómanos. Hombres obsesionados por chaquetas de ante. Esa clase de fauna insólita protagoniza el cine de Quentin Dupieux, amante del humor absurdo (o "lo estúpido", en sus palabras) que visita Sitges dos años después de enloquecer al público del festival con una criatura especialmente loca: la mosca gigante adoptada por dos tontos muy tontos en 'Mandíbulas'.

Desde la estúpida 'Bajo arresto!' de 2018, Dupieux va a razón de una película por año, algo que no paró ni el coronavirus. Por culpa de la pandemia, sea como sea, este año se le han acumulado los estrenos: concursa en el festival con no uno, sino dos nuevos delirios, 'Increíble pero cierto' y el aún mejor 'Fumar provoca tos'. Cuando haga recuento de este intenso 2022, podrá añadir además un nuevo disco con su alias electrónico Mr. Oizo, 'Voilà', grabado a medias con el rapero italiano Phra. O un premio más para la colección: una Máquina del Temps. 

Viajes temporales y Power Rangers

En 'Increíble pero cierto', un matrimonio (geniales Alain Chabat y Léa Drucker) se queda con una casa por su espaciosidad, pero también por cierto gancho de ciencia ficción. Casi podríamos de la 'Primer' de Dupieux, su aportación absurda a la tradición más cerebral del cine sobre viajes temporales. "He visto 'Primer'", afirma. "Y esa clase de películas me interesan, pero se suelen quedar en un concepto explicado y explicado. Mi idea es simple: quiero que la gente se divierta. Cuando era pequeño veía cosas estúpidas. Me gusta lo estúpido. Olvidarme de la realidad". Lo que no quita que, por el camino, Dupieux satirice con acierto la midorexia en hombres y mujeres. Ya la lejana 'Steak', su versión de una película 'de bandas', era sátira del culto a la imagen.

Por otro lado, en 'Fumar provoca tos', un equipo de justicieros con look de Power Rangers, la Patrulla Tabaquera, recibe la orden de alojarse en un retiro espiritual para mejorar la cohesión del grupo. Cuando creías saber lo que estás viendo, ¡bum!, estos superhéroes bien normales empiezan a contarse historias de terror. "No tenía sentido hacer una parodia de los Power Rangers. Habría sido una sola broma y así no aguantas la atención del público durante noventa minutos, o alguno menos, en este caso. Yo quería mezclar muchas cosas diferentes, historias de todo tipo, que todo fuera impredecible, que no pudieras saber qué viene después".

Solo hablar es un aburrimiento

Cuando Dupieux asoma en unos créditos, la realidad se baja de la pantalla. "Al escribir nunca tengo en cuenta el mundo real. No es lo mío y mucha gente lo hace mejor que yo. Juego con los códigos, juego con la narrativa". Siempre, pero sobre todo últimamente, al servicio de la risa más pura. Después de arrancar las mejores carcajadas con 'Mandíbulas', se ha propuesto conseguirlo con cada película: "Exploro distintas cosas en todo lo que hago, pero al final lo importante es que la gente se ría. Si no oigo risas, siento que he fracasado. Así es como soy en la vida. Si nos vamos a cenar y solo hablamos, sin reírnos ni una pizca, me voy a aburrir. Cuando vuelva a la cama pensaré que, bueno, no ha estado mal, pero… ¡ha sido un poco aburrido!".