A sabiendas de no alcanzar la luz, esa luz que no chirría cuando se trabaja en lo que no se nota, LUZ A LA LUZ transita entre la sobriedad y la austeridad, como el respirar, en una pintura que aspira a la transparencia y la luz.

Mapas inciertos. Al otro lado, tras la brecha, nuevos y desconocidos paisajes. Entre las grietas la luz a la luz llama y la palabra se pierde donde su voz canta.

Jardines abstractos, áridos, que conducen a lo más luminoso.

La sobriedad, la belleza son las certezas entre tanto que olvidar, nada tiene nombre en la luz. Claridad sin horizonte.

La palabra se pierde donde su voz canta y a su paso se abren pieles de luz.