"Es chula, no parece una eléctrica" oía comentar continuamente mientras la probaba. Forzosamente, parece que un vehículo eléctrico tiene que ser feo, como si reivindicara en la rareza un signo de identidad. Los scooters eléctricos no tienen nada de especial y parece que sean el destino natural de las eléctricas: vehículos para recados por la ciudad, para riders y poco más. ¿Cómo voy a pillar una eléctrica para curvear por ahí, o para la terracita del tardeo…? Pues aquí están, las eléctricas que molan.

Esta es la segunda eléctrica en estas páginas. La primera fue una brutal Energica Ribellemade in Rodena (Italy) y esta es la Zero SR, marca made in USA en marcha desde el 2006. Es cierto, se ven pocas por la calle, pero la oferta, en proporción a la de motos de combustión, también es reducida. No pasa igual con los coches, ya más extendidos, especialmente en modo híbrido, o con las bicicletas y patinetes… Motos, se ven pocas, pero, al tiempo.

Aparcada, la Zero SR llama mucho la atención, con su colín volante, con su bastidor multitubular que disimula la aparatosa batería, con sus cuidados acabados en diferentes materiales… Estamos ante una bicha de gama alta.

La sensación al arrancar es ninguna, porque ni lo notas. Giras llave y nada vibra, ni suena ni humea. Vas a meter marcha y… Oh, sorpresa: ni maneta de embrague ni palanca de cambios. Claro, es eléctrica, como una batidora. Le das al "gas" y se mueve. Vaya si se mueve: de 0 a 100 Km/h en 3 segundos y poco. Píllamela.

Es inevitable buscar comparaciones entre los motores de explosión que conocemos y los motores eléctricos. De alguna manera hay que encontrar referencias, aunque sea por el tema legal, licencias exigidas, impuestos, etc. En ese aspecto, olvidándonos de cubicajes inexistentes, la Zero SR declara 73 CV y una velocidad máxima de 167 Km/h, que tampoco son cifras deslumbrantes. Pero el valor diferencial está en el par motor. El torque, para los sajones. Esa cosa que sale de lo más hondo, esa potencia que nos saca de problemas, ese poderío que se traduce en aceleración. Y la Zero SR tiene un par de 166 Nm, que tampoco sé muy bien qué significa, pero si los comparamos con los 150 de una Hayabusa 1340cc, los 161 de una Harley 1858cc, nos acerca más a los 162 de una KawaR1440 o los 175 de una BMW 1600GT. Poca broma, jugamos en primera división.

Y encima estas prestaciones son mejorables, previo pago, actualizando opciones del Cipher III+, el sistema operativo, como si fuera un videojuego. Subimos a 200 Nm, 110 CV y llegamos hasta 200 Km/h a través de la app en nuestro móvil. Está cambiando mucho esto de las motos.

Total, un festival completo para frikis de la tecnología, pensarás, pero si a ti lo que te gustan son las motos, las sensaciones de conducir… prueba una de estas y se te electrocutarán todos los prejuicios sobre las eléctricas. Si otras motos presumen de QuickShift, la Zero SR pasa directamente de marchas, no hay embrague, no hay rozamiento, no hay desgaste.

El sonido está ahí, un zumbido constante, que combina perfectamente con paisajes de montaña. El pilotaje es fluido, tumbando amablemente sus 222 kg hacia un lado y otro mientras curveas. Ayuda la enorme batería que hace que el centro de gravedad sea bajo. Tienes actualizada toda la información de la marcha en su pantalla a color TFT, especialmente el indicador de autonomía, que va bajando. En la pantalla seleccionas entre 5 modos de conducción, Street, Eco, Rain, Canyon Sport y hasta 9 modos personalizables que ni se te ocurra tocar. Consuela mucho visualizar el frenado regenerativo, que en bajada te permite recuperar un poco de la autonomía perdida. Aunque para eso está el depósito hueco, donde guardar el móvil, el tabaco o los guantes, pero mejor el cable de recarga, por si acaso. Una recarga completa se pone en las 4 horas, con enchufe normal, pero un par de horitas te aseguran que puedes seguir la marcha.

Con toda seguridad, la movilidad eléctrica en moto se irá normalizando, pero ahora mismo la Zero SR engancha en todos los sentidos. Hasta el Seprona ha apostado por esta marca, en su versión campera, para equipar las próximas patrullas forestales, cuidado.

Pruébala y me cuentas. Para detalles técnicos más serios, en la web: www.zeromotorcycles.com/es-es/model/zero-sr

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Zero SR, un electrizante misil a pilas Rafa Vaquer

La ruta del amanecer

Ironmotard 2023, prueba superada.

Si el pasado sábado 21 fue la 9a edición del IronMotard, entonces hace 8 años que me apunté al Mediamilla, el veterano club de motos al que seguía ya desde hace tiempo. Esta prueba, tan dura como excitante, me enamoró, aunque no fui capaz de acabarla en la primera edición.

Para quien no conozca el formato, se trata de una prueba de orientación en moto, ante un recorrido que se divide en etapas, con zonas de paso obligatorio. El piloto decide el camino para realizar el menor número de kilómetros, que será lo que marcará la victoria. Un currazo.

Colaborando ya en la organización doy fe de que tampoco es fácil desde dentro. Decidir los itinerarios, diseñar las pruebas, tanto obligatorias como voluntarias, contabilizar kilómetros y tiempos para juntarlo todo en una hoja de cálculo que viene a ser la biblia para el evento, no es ninguna tontería. Requiere un par de meses de reuniones, discusiones y acuerdos previos, aparte de las comprobaciones para que la ruta sea factible. Y el día de la prueba sale todo el club a la calle para montar los controles, desmontarlos y cambiar de ubicación, tomar datos, verificaciones y cuadrar resultados en otra hoja de cálculo, la de las clasificaciones. Un currazo.

Te recompensa ver la satisfacción de los participantes, que salen a las 6 de la madrugada, la mayoría de veces con lluvia, para descubrir en 5 etapas lugares que ni imaginaban. Te contagia el ánimo con el que llegan al control, con el subidón de haber superado un tramo y ganas de descubrir el siguiente. Te anima oír cómo comentan las anécdotas del trazado, las batallitas que han librado o los tramos donde se han perdido, mientras negocian la ruta que decidirán hasta el siguiente control. Y así en cada edición.

Confieso que más de una vez, y más de cuatro, he abandonado a la organización para apuntarme a la competición, para repetir las sensaciones del primer año. Y para trabajar un poco menos. Y no soy el único en Mediamilla.

Quien quiera comprobarlo, que se apunte. Al IronMotard, o al club Mediamilla, que siempre estamos abiertos a gente con afición y ganas. ¿Aceptas el reto?

De los 54 participantes, en primer lugar de clasificación quedaron Tomeu Alou en pilotos y Toni Palmer en categoría féminas, pero ganar, todos ganaron. Esperamos apuntarnos de nuevo en el próximo Dark Iron Motard, versión para las cálidas noches del verano.

Más información en mediamilla.ning.com

Toni Palmer, vencedora absoluta en féminas Rafa Vaquer