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Mundial de Qatar

El reinado de Neymar se desmorona

El KO prematuro de Brasil puede precipitar el adiós de ‘Ney’ en su selección, sumida en una depresión profunda

Neymar llora tras la derrota ante Croacia. EFE

En 2006, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) cogió a Ronaldo como cabeza de turco de la derrota (1-0) frente a Francia, en los cuartos de final, con un gol de Thierry Henry a la salida de una falta cobrada por Zidane en la que Roberto Carlos se quedó petrificado arreglándose las medias. El entonces gerifalte de la 'Confederaçao', Ricardo Teixeira, ordenó la decapitación del ‘Fenómeno’ que nunca más se enfundó la ‘9’ ‘verdeamarela’.

Cuatro fracasos mundialistas después, quien puede haber jugado su último encuentro con Brasil es Neymar Jr. y no porque el dirigente de turno más preocupado en la facturación que por las cuestiones deportivas imponga su destierro. A los 30 años, el ‘10’ que igualó a Pelé como máximo artillero de la historia de la ‘canarinha’, se ha impuesto un periodo de reflexión sobre su futuro no solo como internacional sino también como futbolista. "Quiero tomarme un tiempo para pensar en la 'Seleçao', para pensar en lo que quiero para mí. No cierro las puertas a Brasil, pero tampoco digo al 100% que quiero volver", dijo sollozando en la zona mixta en el Estadio de la Ciudad de la Educación.

El Mundial de 2026

‘O craque’ había allanado el camino de su adiós cuando comentó, meses atrás en un podcast, que no se veía jugando una legislatura más hasta llegar al Mundial norteamericano de 2026 por “la presión” que supone ser la estrella de la 'Seleçao'. También rebeló que le atraía la MLS por un motivo más ordinario “tienen muchas vacaciones”, lo que destila cómo entiende el fútbol.

El plan de Neymar Jr. era 'jubilarse' en Qatar con el ‘Hexa’ bajo el brazo para podérselo refregar en persona a Mbappé, transformado de su pupilo a su antagonista desde que trascendió que Kylian había exigido su cabeza el último verano. O sea, el ‘menino Ney’ quería situar el fútbol como segunda o tercera prioridad -como ya ha ocurrido durante algunas etapas estando en el PSG- para zambullirse en su vida de ‘celebrity’.

Todo se fue al traste con una acción infantil, a cuatro minutos del final de la prórroga, cuando Brasil se quedó con siete futbolistas detrás de la línea del balón tras una pérdida en zona de ataque. Y los croatas aprovecharon el desaguisado para que Bruno Petkóvic completara un contra de manual, que forzó los penaltis donde se impondrían los ‘cuadriculados’.

Un golazo

‘Ney’ que había avanzado a los suyos con un golazo que tenía que ser el de la clasificación reprendió a sus compañeros la infantilidad de lanzarse innecesariamente en ataque. Luego, su afán de protagonismo queriendo lanzar el quinto penalti (Leo Messi, en cambio, fue el primero contra Holanda) lo retrató porque se quedó en la inopia tras el fallo de Marquinhos, que siempre es carcomido por la presión en la hora decisiva.

Las lágrimas de desesperación de Neymar, uno de los más abatidos, son por el fin de una era, de un reinado infértil que no le ha alcanzado para asaltar el Mundial, como también le ocurrió a Zico (con el tongo de 78, la tragedia de Sarrià del 82 y los penaltis del 86) indultado por sus éxitos en el Flamengo y su bondad.

El culpable de la eliminación

El ecosistema para Neymar creado por Tite, señalado ahora como el culpable de la eliminación, se colapsó. Brasil renunció a los carrileros por primera vez en su historia, despobló el medio del campo donde solo habitaba un doble pivote y no habia ningún centrocampista creativo y se lo jugó todo a dominar las dos áreas, con cuatro delanteros. Le fue muy bien en Sudamérica donde machacó a sus adversarios en la fase de clasificación, pero con la primera selección que se cruzó tácticamente evolucionada en Qatar, en este caso bajo la batuta de Modric, se le vieron las costuras.

Y Brasil aumenta su gafe con los europeos, a quien no derrota en una eliminatoria mundialista a partido único desde 2002, cuando fue ‘Penta’. “Parece que estoy viviendo en una pesadilla, no me creo lo que está pasando”, dijo Neymar, plasmando el sentimiento depresivo con el que se han levantado sus 214 millones de habitantes.  

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