Está siendo el de Qatar un Mundial para las élites. Lo es en las calles y en las gradas, donde se reúnen aficionados de clase media-alta como mínimo para contemplar los partidos, pues ni el viaje ni la estancia hasta este rincón del Golfo Pérsico son aptos para todos los bolsillo. Y también lo está siendo en el terreno de juego con la pelota, renuente a conceder excesivas sorpresas. Alcanzada la antepenúltima estación del torneo, los cuartos de final que se disputan entre el viernes y el sábado, solo resiste un invitado sorpresa. Sí, se trata de Marruecos, la selección que ajustició a España en octavos de final en la tanda de penaltis.

El resto de contendientes son los que más o menos se podían esperar a estas alturas de la competición. Solo ha brindado este Mundial de Catar dos sorpresas de magnitud en sus primeros cortes. El primero fue la eliminación de Alemania en la fase de grupos a manos de Japón. El segundo, por descontado, la caída de España ante el vecino del sur. Otras selecciones como Bélgica, Uruguay o México también quedaron descarriladas antes de lo que quizá se podía prever, pero en líneas generales está siendo un Mundial bastante previsible en lo futbolístico.

A excepción hecha de Marruecos, los cuartos de final los disputarán protagonistas habituales. Cuatro de los ocho campeones del mundo que ha habido en la historia siguen vivos: Brasil, Argentina, Francia e Inglaterra. Faltan en esa lista de privilegio las mencionadas España, Alemania y Uruguay, además de Italia, que ni siquiera consiguió clasificarse.

Solo una sorpresa

Junto a ellas aparecen la vigente subcampeona, Croacia, amén de dos campeonas de Europa: Países Bajos y Portugal. Una acumulación de trofeos que no es habitual en unos cuartos de final. Hace cuatro años, Rusia y Suecia se colaron en esta ronda, además de Croacia, sin el caché que tiene ahora. En 2014, lo lograron Colombia, Costa Rica y una entonces incipiente Bélgica; en 2010, fueron Ghana y Paraguay. Para encontrarse un precedente similar al de Catar, hay que remontarse a Alemania 2006, donde Ucrania fue la única selección quedio la sorpresa al colarse en cuartos de final, si bien no eliminó por el camino a ninguna favorita.

Pero no es solo el nombre de los cuartofinalistas, sino también la manera en que han llegado. Solo dos cruces necesitaron de prórroga, y además de penaltis: Japón-Croacia y Marruecos-España. En el resto de encuentros, el único resuelto por diferencia de un gol fue el que enfrentó a Argentina y Australia. Las otras cinco selecciones han avanzado con una holgura de dos goles (Francia y Países Bajos), tres (Inglaterra y Brasil) e incluso cinco (Portugal). Hace cuatro años, hubo en octavos tres prórrogas, todas con penaltis, y solo Brasil avanzó por más de un gol de diferencia. En 2014, solo lo consiguieron Colombia y Francia.

Lo que habrá que comprobar a partir de mañana es si el Mundial continúa por la misma dinámica de encumbrar a los grandes. Tres de las eliminatorias parten, por lo visto en el campo y por el potencial de sus plantillas, con favoritos claros: Brasil frente a Croacia, Argentina contra Países Bajos (ambos mañana) y Portugal ante Marruecos (sábado). La eliminatoria a priori más abierta es la que disputan el sábado Francia e Inglaterra, dos selecciones que nunca antes han disputado un partido de eliminatoria en un Mundial. Un nuevo corte antes de la anhelada final de Lusail.