Poner el control de crucero adaptativo en un Ferrari podría considerarse poco menos que un pecado. La automatización de la conducción, muchas veces en pos de la seguridad, es un fenómeno al alza que culminará, dicen algunas marcas, con la conducción autónoma. Son muchos los fabricantes en la carrera por conseguir que sus coches se conduzcan solos. Pero, paradójicamente, Ferrari, una marca habituada a competir, no quiere saber casi nada de automatización.

Y es que la firma de Maranello, noticia recientemente por sus planes de electrificaciónsus planes de electrificación, de los que no puede escapar, ha confirmado que no piensa ir más allá del nivel dos de autonomía, ese en el que el coche puede realizar acciones automáticamente, como acelerar, frenar, mantenerse centrado en el carril y conservar la distancia de seguridad, pero siempre necesita la supervisión del conductor. La marca entiende que hasta ese nivel un coche es más seguro, pero que, por encima, la automatización mataría la esencia de Ferrari.

La sorpresa de los expertos

Benedetto Vigna, CEO de Ferrari, contó durante la presentación de sus planes eléctricos que recientemente la marca recibió a dos expertos en Inteligencia Artificial que llegaban a Maranello con la intención de convencer a Vigna y Ferrari sobre por qué la marca debía apostar por la conducción autónoma. Antes de su exposición, el directivo se los llevó a Fiorano a dar una vuelta con sus superdeportivos como copilotos de los pilotos de prueba de la marca italiana. “Bueno, Benedetto”, dijeron después, “nuestra exposición no sirve para nada”.

Ferrari no es automatización, es pasión por la conducción y la automoción, y por eso Vigna confirmó que seguirán usando tecnología avanzada para el desarrollo de los ADAS, los sistemas de seguridad activa, pero que nunca desplegará los niveles superiores de automatización. “Nos quedaremos en el segundo nivel”, prometió, un nivel presente en gran parte de la oferta actual en la industria e incluso superada por Mercedes-Benz y su Drive PilotMercedes-Benz y su Drive Pilot, el primer sistema de nivel tres aprobado en Europa.

Tras la presentación, Vigna reconoció a Bloomberg que “ningún cliente de Ferrari pagaría para que fuera un ordenador el que disfrutara de la conducción. El valor del conductor, el humano en el centro de todo, es fundamental”. Este rechazo a la automatización más avanzada también permitirá a Ferrari ahorrar dinero en desarrollo o acuerdos con proveedores que destinará a la electrificación de su gama.

Una decisión inesperada

Pocos esperaban una decisión tan drástica frente a los sistemas de conducción autónoma y más aún teniendo en cuenta que Benedetto Vigna, CEO de la marca desde 2021, llegó de la industria tecnológica con la misión de liderar la electrificaciónllegó de la industria tecnológica con la misión de liderar la electrificación y la digitalización de la marca en un sector sumida en una profunda transformación. De hecho, el directivo no tenía ninguna experiencia en automoción antes de llegar a Ferrari.

Pero parece que Maranello ha conquistado su corazón y entiende cuál es la esencia que ha llevado al ‘Cavallino Rampante’ a ser la marca más deseada del mundo. Eso sí, Vigna no se ha desviado ni un ápice del objetivo para el que llegó: electrificar la compañía. La marca italiana planea lanzar su primer eléctrico en 2025 y que el 80% de sus ventas en 2030 correspondan a modelos híbridos o eléctricos80% de sus ventas en 2030 correspondan a modelos híbridos o eléctricos tras una inversión de 4.400 millones de euros.