La Inspección Técnica de Vehículos (ITV) es un trámite obligatorio que deben realizar los vehículos al haber pasado cuatro años desde su matriculación, y posteriormente de manera anual después de haber cumplido los 10 años. Para poder circular en regla, es necesario superar esta revisión.

Para comenzar el proceso, es necesario solicitar una cita previa en el centro de inspección de nuestra elección. Una vez allí, mecánicos especializados llevarán a cabo una exhaustiva revisión de cada componente del coche, incluyendo luces, neumáticos, y demás partes del vehículo, para asegurarse de que se encuentran en buen estado y así poder obtener la pegatina que acredite la aprobación de la ITV por otros dos años.

Es común que los conductores sientan nerviosismo antes de la inspección, ya que es un trámite que puede generar cierta incertidumbre. Sin embargo, los técnicos de las estaciones se encargan de revisar minuciosamente todos los sistemas del vehículo, desde la carrocería hasta la suspensión y los neumáticos, para garantizar la seguridad en la circulación.

Recientemente, se ha informado que aquellos vehículos matriculados a partir del año 2008 que presenten el testigo MIL encendido al momento de la inspección, no pasarán la prueba automáticamente. La presencia del testigo se considera un defecto grave que indica que el coche presenta condiciones inadecuadas para el examen. Según el Manual de Procedimiento de Inspección de Estaciones ITV, en la página 125, únicamente se aplica esta comprobación a vehículos matriculados después del 1 de enero de 2008, no antes.

La ITV es una obligación que se debe cumplir para asegurarse de que los vehículos en circulación cumplen con las normas de seguridad y emisiones aplicables a su tipo y antigüedad. Las autoridades están facultadas para sancionar a los conductores con una multa si no cuentan con la ITV actualizada y aprobada.

Pero no es la única práctica sancionable relacionada con la ITV. Las multas por incumplimientos en relación con la ITV son varias. Por ejemplo, en caso de circular sin la ITV o con la ITV caducada, la sanción económica puede ser de 200 euros. Si el conductor circula después de haber intentado pasar la inspección sin éxito, la sanción es la misma. Si el vehículo circula con un resultado negativo de ITV, la multa puede ascender a 500 euros.

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Otras multas relacionadas con la ITV incluyen no pegar la etiqueta correspondiente en el parabrisas, lo cual puede generar una sanción de 80 euros. Si un conductor circula con una pegatina de la ITV en un coche que no la ha pasado, se considera un delito de uso de certificación falsa y puede generar una sanción no definida, aunque el Tribunal Supremo confirmó una multa de 720 euros en un caso similar.