El gigante turístico TUI se denominaba Preussag cuando se dedicaba a la minería. Se advierte una continuidad en la explotación descarnada del suelo, ahora mallorquín. Los aborígenes somos la ganga, engorroso material de acompañamiento sin interés económico alguno. A propósito, nadie olvida el día en que le visitó un alemán elegantísimo salvo que fuera danés, al que solo le faltaba un monóculo, porque había quedado prendado de la casa mallorquina puesta en alquiler. El presunto inquilino se deshacía en elogios sobre la vivienda, alardeaba de un potencial económico que se adivinaba en sus mínimos gestos. El dueño quedaba prendado de su interlocutor, la operación estaba garantizada con un arrendatario que no regateaba ni un euro del precio fijado. Poco imaginaba el pobre indígena que había caído en manos de un inquiokupa profesional de lujo.
En una edición anterior les informamos de las desventuras de los mallorquines atrapados en manos de estos inquiokupas desaprensivos extranjeros, que solo pagaban el primer mes de alquiler. A continuación, se instalaban en la propiedad sin volver a abonar una mensualidad, se asentaban sobre la proverbial lentitud de los juzgados, amenazaban al propietario incauto con querellas si insistía en reprocharles su descaro. Sin embargo, ustedes se quedaron con ganas de conocer el desenlace de la historia que les dejó sobrecogidos.
Pues bien, el inquiokupa profesional extranjero de lujo acaba por abandonar la propiedad que ha usurpado. ¿Pagando? Al revés, cobrando. Una vez que ha exprimido y extorsionado a su víctima, consciente de que las leyes españolas están diseñadas para la protección de la mafia, le ofrece una negociación. Exige una indemnización por liberar la propiedad, dejando todo a deber. En realidad, solo han tomado posesión de un suelo que les pertenece por libre decisión de los mallorquines. En nuestro recuento particular, llevamos contabilizada una decena de casos.
Si les sirve de consuelo, el partido más torpe negociando de España es Vox Balears, los inquiokupas de lujo les robarían hasta la bandera. Tras perder Cort, el PP envalentonado también pretendía elaborar las listas electorales de la ultraderecha moderada, decretando que Jorge Campos debía ir al Congreso. Las patochadas encadenadas por los tardofranquistas aumentan la probabilidad de que pierdan sus dos diputados actuales, y queden reducidos a cero en Madrid.
Mientras la farmacéutica Francina Armengol Socias prosigue con su carrera política en el Congreso que desalojará a Vox, su padre y escritor Jaume Armengol Coll (Inca, 85 años) continúa como titular de la farmacia de su nombre, en la villa natal de ambos. Y si el domingo pasado enviábamos a Jorge Campos a tomar clases de negociación en la academia de Maria Antònia Munar, hoy nos sentimos obligados a referir el encuentro en la pasada legislatura de las dos presidentas mallorquinas.
En efecto, Armengol frente a Munar merecería una obra de teatro, lástima que ya solo producimos raperos. La conversación entre ambas estuvo a la altura de sus personalidades respectivas. La propietaria de Unión Mallorquina no eludió sino que enarboló su experiencia carcelaria, poniéndose como ejemplo de resiliencia personal y de la capacidad de regeneración espiritual que tiene un ser humano. La reinvención de un mito frente a la perplejidad de su interlocutora socialista, que tampoco imaginaba el descalabro que se le venía encima.
En la foto que hoy nos ilustra, el mejor análisis sobre las elecciones locales del 28M en Palma está escrito en la puerta de un molino de la calle Industria, y seguramente mantendrá su validez en los próximos comicios a Cort de 2027. Todo se estropeó el día en que Philippe Starck vendió su casa de Formentera para establecerse en las playas portuguesas vírgenes de Comporta, la Nueva Balears en tierra firme. De mientras, aquí adoramos los viajes de estudios.
Hablando de mala educación, la puntuación deprimente del examen de Matemáticas para Sociales en la Selectividad patentiza el fracaso de la enseñanza de Matemáticas en Mallorca, del cual serían responsables muy significados quienes después corrigen los ejercicios. Mucha educación en expresividad, sensibilidad, emotividad y demás valores de Sumar, para endosarte después una prueba de primero de NASA.
Reflexión dominical saturada: «No sobrevaloremos la masificación, bastarían dos mallorquines para que uno le robara al otro».