Con la jubilación de Perfecto Cuadrado termina una era en la UIB, la del profesor que milita en el sacerdocio de la lección magistral como una de las bellas artes. Este jueves ha sido la última clase del maestro en el edificio Ramon Llull del campus. Lo que iba a ser una alocución sobre las vanguardias, en concreto del surrealismo, se ha convertido en una conspiración de amigos y compañeros para rendirle un sentido homenaje

La maestra de ceremonias fue su compañera y cómplice de aventuras y lecciones portuguesas Lourdes Pereira, también profesora en la universidad balear. En el aula 1, se congregaron la también profesora de literatura y compañera de vida María Payeras y otros colegas como Antoni Bernat Vistarini, Margalida Pons, Laura Camargo, Rubén Jarazo, Pilar Arnau o Nicolau Dols por videoconferencia, entre otros. El decano de Filosofía y Letras Miquel Deyá y la vicerrectora de Proyección Cultural Maria Magdalena Brotons también participaron en el acto, donde se confirmó que Perfecto Cuadrado seguirá vinculado a la UIB como investigador colaborador y en la Cátedra Mário Cesariny.

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Así ha sido la última clase de Perfecto Cuadrado en la UIB: "Id por la vida con los ojos abiertos" B. Arzayus

Perfecto entró en el aula cargado con dos bolsas repletas de fotocopias. Su rostro mutó en cuanto vio a tantos amigos, colegas de profesión y alumnos de ahora y del pasado. Cuando se vio en la pantalla proyectado con un muito obrigado exclamó, «mi heterónimo, que siempre quiso ser canónigo honoris causa de la Catedral de Braga». 

El profesor contó al auditorio que en Zamora, donde nació, pudo ser como Dios «porque allí es donde fui niño y pude ir creando mi propio mundo a partir de descubrimientos sucesivos, poniéndoles después nombre. Luego vino un tercer momento, que fue cuando sentí placer por el conocimiento, algo hoy olvidado y que se presenta como una tortura. Hay algo que yo pido en este mundo de ahora y es que mantengamos la capacidad de sorpresa y asombro de los niños. Por eso André Breton pedía que fuéramos todos por la vida con los ojos del niño, del poeta, del ebrio y del forastero, en un estado de absoluta disponibilidad», subraya. «Si seguimos esta premisa, todo aquello que oscuramente buscamos haremos que se nos aparezca», sostiene.

Perfecto Cuadrado, este jueves, en la UIB. Bernardo Arzayus

El profesor del siglo XX

Perfecto es un ser analógico, un profesor del siglo XX. De fotocopia y viva voz. Un maestro del Club de los poetas muertos, «que nos enseñó a descubrir y preguntar». «Estoy muy contento de estar aquí, con los alumnos, después de aquellas sesiones de espiritismo que eran las clases online durante la pandemia, cuando los alumnos estaban y de repente desaparecían detrás de una pantalla». 

Uno de los primeros alumnos de Perfecto en Son Malferit fue el poeta menorquín Ponç Pons, quien le dedicó un extenso poema de letra propia a partir de un texto de Alexandre O’Neill, Um Adeus Português. Ambos contaron sus andanzas en aquella primera Facultad de Filosofía y Letras, «que era una especie de República presocrática». «No teníamos dinero, acabábamos en El Perro Lechero compartiendo una Coca-cola y un plato de espaguetis. Hablábamos de literatura porque era gratis», evoca el profesor de la asignatura Les literatures de la Modernitat, también homenajeado por su gran aportación al estudio de la literatura lusitana. No en balde le dedicaron bellas palabras Filipa Soares del Instituto Camões y el escritor João de Melo, recién aterrizado de Lisboa para la despedida del gran profesor. 

Perfecto Cuadrado dio su última gran lección. Ni en el día de su homenaje, el catedrático de Filologías Gallega y Portuguesa pudo relajarse y cerrar el libro del conocimiento. Se acercó a las bolsas de las fotocopias y extrajo el poema A lo largo de la muralla de Cesariny. Lo recitó. Luego sacó una portada de la revista La Révolution Surréaliste, donde los cabecillas del surrealismo aparecían con los ojos cerrados y en el centro un claro de bosque con una bella durmiente. «Id por la vida con los ojos abiertos, amigos, vivid y no dejéis que os vivan. Encontraréis la belleza con los ojos abiertos. Sed felices».