La huelga en el sector del metal ha quedado paralizada después de que la conselleria de Trabajo entrara a mediar durante la tarde de ayer. Aunque a las 23,30 horas no se había producido un acuerdo entre patronal y sindicatos, se ha optado por aceptar una tregua y hoy no se celebrarán las protestas previstas en el polígono de Can Valero, mientras ambas partes continúan negociando.
Según los sindicatos, los empresarios han aceptado presentar hoy una propuesta de incremento salarial que se mueva entre el 13% y el 15% en un plazo de tres años, garantizando que este aumento no se verá totalmente absorbido por los complementos salariales y garantizando un alza mínima que se mueva entre un 2% y un 4%. Estos contactos se retomarán esta mañana a partir de las 11 horas. Si no hubiera acuerdo final, está previsto que mañana se reinicie la huelga.
La primera jornada de los paros previstos se saldó ayer con más de 200 trabajadores recorriendo las calles del polígono de Son Castelló y con cortes de tráfico, con mayor relevancia cuando los piquetes pasaban por los principales ejes de acceso como el Cami Vell de Bunyola, la rotonda de Son Castelló o la Gran Vía Asima. Los portavoces de CCOO, Daniel Cámara; de UGT, Roberto Serrano; y de USO, Fran Vila, pusieron de relieve que se había llegado a esta situación por lo que se considera un rechazo de la patronal a dignificar los salarios en el sector, que se señalan como unos de los más bajos del país.
La protesta se inició a las 7 de la mañana junto a la Torre Asima, con el primer corte en el tráfico en la rotonda situada a su lado, para pasar a recorrer la Gran Vía de este polígono, llegar a las instalaciones de la Inspección Técnica de Vehículos, desplazarse por la calle 16 de Julio, pasar al Camí Vell de Bunyola y retornar al punto de partida, donde se concluyó con una asamblea en la que estuvo presente el secretario general de CCOO-Balears, José Luis García.
Impacto de la huelga
El grupo formado por más de 200 personas (los sindicatos estimaron en cerca de mil los asistentes) recorriendo las calles y parando frente a algunos centros de trabajo fue el hecho más relevante, al reconocer los propios convocantes que al tratarse de un sector con unas 400 grandes firmas pero plagado de muchísimas microempresas con muy pocos empleados, resulta muy difícil controlar el seguimiento de los paros.
Hay que recordar que el sector balear del metal agrupa a actividades tan diversas como las de fontanería, electricistas, telecomunicaciones, carpintería metálica, talleres de reparaciones, mantenimiento de hoteles, inspección de vehículos o tratamiento de aguas, entre otras, lo que agrupa a unos 42.000 trabajadores. En cualquier caso, Daniel Cámara calificó la jornada de ayer como "la huelga del metal más importante de los últimos 20 años».
El aspecto más criticado por los sindicatos es que en la última reunión ante el tribunal de mediación (TAMIB) con la patronal los representantes de esta última incluso rebajaron las propuestas que se habían hecho anteriormente, lo que es interpretado como un deseo de algunas empresas de llegar al conflicto.
La última oferta de los empresarios ante el TAMIB contemplaba una subida salarial del 10% en tres años, pero pudiendo quedar absorbida por los complementos que cobran muchos trabajadores, lo que solo garantiza un alza del 2% en ese plazo.
Los sindicatos reclamaban un 14% en tres años, pero que no pueda ser absorbido por los complementos si se ganan menos de 23.000 euros anuales.
