El fiscal mantiene su petición de siete años y medio de prisión para el exdiputado ibicenco Josep Ramon Balanzat por abusos sexuales y acoso a dos menores, una alumna suya de 17 años y el primo de esta, de 12, en Sóller. El ministerio público sostuvo ayer en su alegato final que «es evidente que [Balanzat] tenía una fijación sexual» con la adolescente y dijo que la versión del acusado «no se sostiene». También los abogados de la antigua alumna y de la conselleria de Educación, personados como acusación particular, reclamaron la condena del expolítico. Su letrado, en cambio, aseguró que en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Palma «se ha demostrado que las denunciantes mienten» para reclamar su absolución. El caso quedó visto para sentencia.

En la segunda sesión del juicio, una técnico de la Unidad de Valoración del Abuso Sexual Infantil (UVASI) del Consell de Mallorca explicó que el testimonio del niño de 12 años es «creíble y válido». El menor afirma que Balanzat lo besó en la boca en dos ocasiones y según la especialista, que se entrevistó dos veces con él, «no había animadversión hacia el hombre, sino incomprensión por lo ocurrido». Tampoco apreció que sus declaraciones estuvieran influenciadas por su prima.

También fue interrogado un perito, técnico superior en ciberseguridad, propuesto por la defensa para intentar demostrar que las conversaciones de WhatsApp aportadas por los denunciantes estaban cercenadas, mientras que los entregados por Balanzat eran las charlas íntegras. 

En el trámite final del juicio, el fiscal Gonzalo Sans elevó a definitivas sus conclusiones, en las que considera a Balanzat autor de dos delitos de abuso sexual y otro de acoso. Por ellos reclama penas que suman siete años y medio de cárcel e indemnizaciones de 4.000 y 5.000 euros, respectivamente, para los denunciantes. En su informe rebatió la tesis de Balanzat sobre los mensajes enviados a su alumna en los que le pedía fotografías de cuerpo entero y videollamadas «sexys». «Que su objetivo era educativo no se sostiene. Es mentira. Es evidente que tenía una fijación de carácter afectiva y sexual» con la chica. También rechazó que la joven le denunciara como venganza por dejar de sufragarle algunos gastos. «En los mensajes no hay una sola frase en la que le exija nada», replicó Sans. Añadió que las declaraciones de los dos denunciantes reúnen los requisitos necesarios para sostener una condena y consideró que los hechos «han quedado acreditados».

En el mismo sentido, la abogada de la exalumna incidió en que Balanzat «pretendía ganarse su confianza para aprovecharse de ella». El letrado de la conselleria de Educación, por su parte, destacó que los testimonios de los perjudicados son «consistentes» y resaltó las palabras de uno de ellos en el juicio: «No me enfadé porque no me comprara un ordenador. Puse la denuncia porque no podía más. Me sentía muy incómoda».

El abogado del exdiputado, Antoni Bennàssar, afirmó que no hay pruebas para condenarle. Respecto a los mensajes entre Balanzat y su alumna, dijo que «en tres meses de conversaciones no hay ningún reproche» y consideró que el lenguaje que utiliza la chica en estos chats «no es el de una víctima de abusos ni de acoso». Sostuvo que «se ha demostrado que la chica ha mentido» y que su objetivo era lograr un «beneficio económico», tesis que extendió al otro denunciante. Bennàsar pidió además que se deduzca testimonio de la intervención de los servicios sociales del Ayuntamiento de Sóller en este caso ante la posible comisión de delitos, ya que a su entender elaboraron sus informes con datos falsos y sin contrastar, haciendo valoraciones sobre la credibilidad de las denuncias sin estar capacitados para ello.