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LLETRA MENUDA

La espera es una dolencia crónica

Hay equilibrios y dotaciones de servicios esenciales que se vuelven imposibles de mantener en un territorio de demografía creciente como es el caso de Balears. La sanidad de las islas está especialmente aquejada de este mal que no admite terapia de comportamiento natural. Es así porque la demanda está dopada con constante crecimiento poblacional, sea estable o voluble, y la capacidad de respuesta apenas puede ir unos pasos más allá de la calma isleña anclada en una teoría incapaz de incentivar la inversión y los medios urgentes hasta los niveles de la previsión aconsejable. Admitamos de todos modos que sin afrontar el decrecimiento en serio esta es una tarea estéril. Balears tiene hoy la mejor sanidad pública y privada de su historia. Aun así, es «deficiente». Es el calificativo que le asigna la federación de Asociaciones de Defensa de la Sanidad Pública relegándola aún al décimo puesto en el ranking de las 17 comunidades españolas. No esperen mejoría ni escalada en la clasificación. Las aerolíneas han reservado 43 millones de asientos hacia las islas para este verano, un 7% más que el anterior. La dificultad de acceso a la vivienda y el estrés laboral por falta de personal no son síntomas que contribuyan a la buena salud. Y así podríamos seguir.

El incremento en casi un 15% de las listas de espera, con respecto a estas mismas fechas del año pasado, no es un buen pronóstico, entre otras cosas porque consultas y hospitales adolecen de falta de personal, al margen del idioma que estén dispuestos a hablar. Si la demora para operaciones se ha reducido un 4,9% es achacable al tirón dado por las peonadas. Seguirá habiendo reacciones puntuales, terapia para males crónicos. En resumen, si debe ponerse enfermo, mejor esperar.

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