La respetada voz de Iñaki Gabilondo ha llenado el Club Diario de Mallorca para conmemorar el 30 aniversario de este foro de debate, análisis y reflexión. Territorio en el que se mueve con agilidad el célebre periodista, coprotagonista de una trepidante conversación con Matías Vallés en la que han enfocado sobre diversos temas pasados y presentes con una mirada lúcida e inteligente, marca de la casa. 

«¿Qué precio se paga por ser un oráculo?», ha arrancado Vallés, director adjunto de Diario de Mallorca, sobre las décadas en las que el Hoy por Hoy de Gabilondo en la Cadena Ser era escuchado religiosamente por una legión de devotos. «Si hubiera querido ser eso no me hubiera atrevido a levantarme de la cama», ha respondido el periodista donostiarra. «Siempre he tenido miedo porque era más lo que ignoraba que lo que sabía. La verdad es muy compleja; he sido firme en mis posiciones, pero eso nunca me ha llevado a ser un oráculo porque siempre he tenido muchas dudas», añadió Gabilondo que, cumplidos los 80 años, ha pasado más de medio siglo ante un micrófono. 

La conversación ha fluido de Felipe González a Pablo Iglesias, pasando por José María Aznar o Yolanda Díaz. Gabilondo ha confesado su apuro cuando la candidata de Sumar le ofreció la presidencia de una hipotética República en una entrevista en el programa Salvados de La Sexta. «Me envió un WhatsApp diciéndome que me había mencionado y le respondí que el humor gallego había alcanzado el limite de sus posibilidades. Fue una humorada excesiva, una pequeña imprudencia. En una sociedad como la que estamos es colocarte en el lugar donde llueven los tomatazos», ha expresado Gabilondo. 

Acto del 30 aniversario del Club Diario de Mallorca: Iñaki Gabilondo conversa con Matías Vallés DM

Han abordado la irrupción de Podemos —«una generación de salvajes, jóvenes, mal vestidos y con coletas, pero que hablaban y debatían mejor que sus predecesores», les ha definido Vallés—. Y han hablado sobre las opciones de la candidata de Sumar y nueva esperanza de la izquierda de llegar a la Moncloa. «Se mueve en una horquilla que va del éxito más profundo a la posible desaparición. Todo se juega en un terreno muy sutil y Yolanda puede ser una personalidad muy notable o quedar comprometida en un desastre. En resumen, no tengo ni idea», ha subrayado Gabilondo provocando las carcajadas del público que ha llenado el Club. 

«A veces votamos a una fascinación», ha afirmado Vallés para introducir en la conversación la figura de Felipe González. Y «un instante decisivo» en la biografía de Gabilondo, cuando en 1995 le hizo la entrevista en la que preguntó al entonces presidente del Gobierno si organizó o autorizó los GAL. «¿Cómo se prepara uno para preguntarle al presidente del Gobierno si es un terrorista?», ha interrogado el director adjunto de este rotativo. 

«Eran preguntas obligadas en un ambiente de tensión y expectación como la que generaba aquel tema. También hubo una razón práctica; Felipe es un hombre de discurso largo y en una entrevista hay tres personajes: el que pregunta, el que responde y el reloj. Así que le preparé un cuestionario prácticamente de cuchillos», ha evocado Gabilondo. «No podía y no quería hacer otra cosa. Y creo que es lo que había que hacer», ha añadido el periodista arrancando el aplauso del público. 

Vallés ha preguntado entonces qué incluirán los encabezados de algunas biografías: «¿En el primer párrafo de la biografía de Felipe González estarán los GAL? ¿En el de Bill Clinton estará Monica Lewinsky? ¿En el de la biografía del rey Juan Carlos incluirías los casos de corrupción?». 

Gabilondo ha regateado y ha devuelto la pelota a su interlocutor. «El periodismo no es una ciencia exacta, lo consultaría con mis compañeros. No mencionar lo brillante y lo desastroso sería una deslealtad. ¿Tú como lo harías?», ha interrogado a su vez Gabilondo: «Tendría muchos problemas como los que tuve con la biografía de Sánchez Dragó y creo que finalmente me inclinaría por ser generoso. Ante la muerte seguimos dispuestos a maquillar la existencia de las personas», ha respondido el director adjunto de este periódico. 

Gabilondo ha expresado su decepción con el rey emérito. «Le he visto enarbolar la bandera de la unión y ahora es un factor de desunión, una zancadilla a su hijo, una complicación. La historia dirá lo que tenga que decir, pero ha pasado de ser el corazón de la concordia a un elemento de discordia al que hay que esconder. No creo que quepa un fracaso mayor», ha lamentado el veterano comunicador.

"Mi experiencia más amarga"

En la conversación han surgido los atentados del 11M en Madrid y la tensión que siguió hasta la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando tantos ciudadanos se pegaron a la radio para escuchar a Gabilondo. «¿La Ser hizo ganar las elecciones a Zapatero»?, ha preguntado Vallés. «Mi experiencia más amarga como profesional fue ver el paso de la mayor exhibición de unión nacional a la mayor fractura, en apenas tres días. Fue un arañazo que no se me ha quitado nunca del corazón», ha confesado. «Pero la Ser no tuvo nada que ver. Teníamos una experiencia muy grande en materia de atentados terroristas y activábamos un protocolo de actuación», ha añadido el comunicador. 

Gabilondo ha recordado que en las primeras horas del atentado llamó a la Moncloa, entonces ocupada por José María Aznar, para ponerse «a las órdenes del capitán». Sin embargo, ha lamentado que en unos días de tanta conmoción les acusaran de influir en las elecciones. «¿Te crees que yo me acordaba de que había elecciones, teniendo muertos en la calle y familiares llorando por las esquinas?», se ha preguntado.

La conversación ha terminado con un viejo debate de la profesión: ¿Un buen periodista tiene que ser una buena persona, tal como defendió Ryszard Kapuscinski? «En esto vamos a discrepar», ha prevenido Vallés: «Para mí un buen periodista tiene que ser una mala persona. Los manuales de periodismo de las universidades británicas defienden que el periodista, cuando entrevista a un político, tiene que preguntarse en cada pregunta por qué me está mintiendo este hijo de puta».

Gabilondo ha discrepado: «Conocí a a Kapuscinski y lo que creo que quiso decir, y estoy de acuerdo, es que a los periodistas nos tiene que importar la gente».