El Real Club Náutico de Palma nació en 1948, fruto de la fusión del Real Club de Regatas y el Club España. Sus orígenes se remontan a 1891; esto lo convierte en el decano de los clubes de Baleares y en pionero de lo que hoy conocemos como náutica deportiva y de recreo. Todos los puertos deportivos del archipiélago son, por tanto, herederos de aquella entidad de finales del siglo XIX que introdujo en España el concepto de ocio ligado a la navegación, y que desde entonces no ha dejado nunca de trabajar para que la mar forme parte del ADN de los ciudadanos de Palma.

Hoy nos manifestamos por primera vez en nuestros 132 años de historia para reclamar a las autoridades y a nuestros representantes un reconocimiento legal explícito a la labor social y deportiva del Real Club Náutico de Palma y, por extensión, a la de todos los demás clubes que esta mañana nos acompañan para hacer suya una reivindicación común. Esta declaración no es sólo del y por el Real Club Náutico de Palma; lo es en favor de la náutica social, el deporte y el derecho de acceso al mar de todos los ciudadanos. 

Los regatistas y piragüistas del Real Club Náutico de Palma queremos seguir paseando con orgullo el nombre de nuestra ciudad por todo el mundo, y hacerlo enarbolando el gallardete de la entidad histórica donde dimos nuestros primeros bordos y paladas. Queremos proyectarnos hacia el futuro sin olvidar de dónde venimos. 

Para ello necesitamos dos cosas: por un lado, respeto y reconocimiento a la intachable trayectoria de quienes nos precedieron; y por otro, un espacio en condiciones donde poder realizar nuestra actividad. Los clubes náuticos son la puerta de acceso al mar, y el mar es nuestro terreno de juego. No nos lo quiten. 

Sin los clubes, sin sus inversiones, sin los medios humanos y técnicos que nos proporcionan, no podríamos navegar. La vela y el piragüismo desaparecerían de nuestras costas. 

Es evidente que nadie que no tenga un interés oculto puede defender la pérdida de una entidad tan beneficiosa para su ciudad como el Real Club Náutico de Palma. Sin embargo, no es menos cierto que todos los reconocimientos recibidos hasta la fecha, y que agradecemos, no han evitado la precariedad de la situación en la que nos hallamos. 

Es hora de pasar de las palabras a los hechos, y de las declaraciones políticas bienintencionadas a la adopción de medidas que garanticen la supervivencia de los clubes náuticos españoles mediante la reserva de espacios portuarios destinados al deporte. Por favor, pónganse a trabajar en ello antes de que sea demasiado tarde.

Salvemos la náutica social, salvemos el deporte, salvemos el Real Club Náutico de Palma.