«Hemos trabajado siempre para que los pacientes no se tengan que trasladar (para recibir un tratamiento sanitario fuera de este archipiélago), sino que lo hagan los profesionales. Pero no llegamos a todas las técnicas», admitió ayer la consellera de Salud, Patricia Gómez , en el transcurso de su visita al área de Ginecología del hospital de Son Llàtzer.

Aludía a la información publicada hoy por este diario que revelaba que a comienzos de esta semana a un paciente que había sufrido la amputación total y parcial de hasta tres dedos de una mano no se le pudieron reimplantar al haberse desmantelado la unidad de referencia que se creó hace unos años en el hospital de referencia.

«Hay técnicas para las que, por el volumen de casos que tienen cada año, no dispones de expertos para tratarlas», argumentó la responsable de Salud poniendo a continuación como ejemplo que los grandes quemados con afectación superior al 40% de su cuerpo son derivados al Vall d’Hebron de la misma manera que los lesionados medulares se mandan al centro de parapléjicos de Toledo o los trasplantes de corazón se realizan también fuera del archipiélago.

«Hay técnicas que son muy precisas y que necesitan (para llevarlas a cabo) de (profesionales) con mucha experiencia», abundó.

Sí lamentó la consellera el fallido intento de trasladar al paciente accidentado a uno de los tres CSUR (centros, servicios o unidades de referencia del Sistema Nacional de Salud que proporcionan asistencia a personas afectadas de una determinada patología a nivel nacional) que existen en el país para acometer estos complejos reimplantes de dedos.

«Lo más desgraciado de este asunto es que el CSUR de Burgos aceptó tratar a este paciente pero no daba tiempo a su traslado por la geografía», señaló Gómez aludiendo a que no existen conexiones aéreas directas entre Palma y la capital burgalesa y a que según los expertos, en estos reimplantes hay que actuar con gran premura, como máximo a las seis horas del momento en el que se ha producido el accidente.

Por su parte, Xisco Marí, director gerente de Son Llàtzer, centro al que llegó el paciente accidentado, también admitió que no había posibilidad de mantener una cobertura de 24 horas todos los días del año para estos reimplantes y que, al descartarse también la derivación al Parc Taulí barcelonés, en el centro de Migjorn «se le intervino para arreglarle un poco los dedos».