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Nueva presidenta de la Associació Mans a les Mans
Entrevista

Laly Ruiz: «Pronto no habrá un relevo generacional, entonces ¿quién cuidará de los cuidadores?»

El 80% de las personas que se dedican a ello «no son profesionales y tienen entre 60 y 65 años», señala la nueva presidenta de Mans a les Mans

La nueva presidenta de la Associació Mans a les Mans, Laly Ruiz, posa para esta entrevista. DM

¿Cuál cree que es el sentimiento que define al cuidador?

La vulnerabilidad. Va muy relacionado con la precariedad en el ámbito familiar que dificulta poder contratar al alguien externo, por un tema económico o también sentimental. Creo que todavía carecemos del valor social necesario. No estamos en una sociedad que se base en la compasión, sino en el consumismo y el individualismo. También subyace casi siempre un sentimiento de soledad.

Hace poco ha asumido la dirección. ¿Con qué intención?

Dispuesta a trabajar para darle visibilidad, para que el trabajo de la persona cuidadora se fortalezca socialmente y deje de ser un valor oculto y no remunerado, que la administración se implique porque es cuestión de justicia. Por una sociedad del cuidado. Nacemos y morimos dependientes. Es un hecho natural.

Personalmente, ¿cómo se siente usted como cuidadora?

Soy una persona optimista y emocionalmente bastante fuerte. Me siento contenta aunque eche de menos un respiro. Al principio es normal sentir estrés y rabia porque tu libertad está muy limitada, así que todo hay que organizarlo muy bien.

¿Qué perfil tiene la persona cuidadora?

En su mayoría son mujeres. El 80% no son profesionales, tienen entre 60 y 65 años y 7 de cada 10 dedican más de 20 horas semanales a la atención de personas mayores con o sin discapacidad.

¿Es imposible acceder a un cuidador a través de la administración pública?

Existen cuidadores externos que te facilitan las administraciones a través de los centros de día, o de ayuda a domicilio por horas y para higiene personal.

¿Cuáles son sus principales demandas como asociación?

Sobre todo dos reivindicaciones: que nos faciliten un carnet de cuidadores que permita identificarnos como tal y podamos así tener preferencia a la hora de ser atendidos. Y un apoyo psicológico ante el peligro de quemarnos por estrés y sobrecarga emocional. El respiro del cuidador, que se llama.

Porque entiendo que no disponen de días libres evidentemente...

Eso es. No tenemos vacaciones. Sí que existe una posibilidad de ‘respiro’ si lo solicitas a la administración. Deben proporcionarte espacio en una residencia pública durante un periodo de entre 15 días y un mes. Por sobrecarga o también por un problema de salud que pudiera suceder.

¿Las nuevas generaciones cuidarán de sus padres?

Así como hay mucho trabajo por hacer en concienciar a las administraciones, también por lo que respecta al entorno familiar. Pronto no habrá boomers como nosotros y, por tanto pienso que no habrá un relevo generacional. ¿Quién va a cuidar de los cuidadores?. Uno de los que debería ser pilares de la democracia tiene fecha de caducidad. Hay que mejorar lo que entendemos por ética social. Las personas ahora no pueden ocuparse de las personas mayores... las mismas de las que se han servido para cuidar a sus nietos. Disfrutamos de los niños pero no de los padres.

Porque al final su trabajo ahorra mucho dinero al Estado.

Es un ahorro para las instituciones, no cabe duda. Un dinero que debería transformarse después en más recursos como le decía, en ampliar los horarios de los centros de día, o en un mayor apoyo psicológico. Necesitamos respuestas.

¿Qué siente una persona cuándo debe asumir el papel de cuidadora?

Emociones que acaban pasando factura. Piensas que se te ha caído una losa encima. Pongámonos por ejemplo en el caso de un matrimonio que se acaba de jubilar y que está pensando en viajar y hacer cosas juntos para las que no habían tenido tiempo hasta ahora, y que justo en esos momentos a él le diagnostican Alzheimer y todo queda anulado... es un descenso a los infiernos. A quien le toca ser el cuidador pasa por momentos de no aceptación, tiene que adaptar todo su día a día. Pasa por emociones encontradas de pánico, rabia o depresión... aunque la mayoría se rehacen y no sucumben, porque al fin y al cabo al final te endurece el carácter.

¿Cómo se contrarresta?

Se combate con mucha fuerza psicológica. La compasión y la empatía son clave.

¿Qué hay que hacer para cambiar las tornas?

La educación sanitaria debe empezar en la escuela y no tener prejuicios hacia las personas mayores. Fuera de palabras como lentos, dependencia o enfermos. No hay que etiquetar, dan lecciones de vida a todo el mundo.

El rol del hombre en la familia también ha cambiado

Dios les librara antes de levantarse por la noche a cambiar un pañal o a poner una lavadora... con eso quiero decir que está cambiando en todos los aspectos. El reparto de papeles y los roles han cambiado.

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