¿Qué argumentos se han usado para reclutar a ocho mil mallorquines para embarcarse en una investigación que durará veinte años y en la que serán citados cada cinco para repetir unas exhaustivas pruebas médicas?
El doctor Llobera señala que, contrariamente a lo que se podría pensar dada la idiosincrasia de los mallorquines, se ha apelado en primer lugar a la satisfacción y al orgullo de participar en un estudio que cambiará la forma de hacer Medicina: «Les dijimos que servirá para mejorar la salud de las generaciones futuras», revela.
A los participantes también se les facilitarán informes personalizados sobre su estado de salud y, en caso de que lo deseen, su médico de familia le podrá trasmitir toda la información que precise sobre resultados anormales cosechados en las exploraciones o analíticas a las que sean sometidos.
«También les hemos subrayado que este estudio marcará un antes y un después de la investigación biomédica en este país», subraya Llobera añadiendo que permitirá «federar toda esta información de precisión y ponerlos a disposición de cualquier investigador nacional o internacional en una gran plataforma de datos» como ya ocurre con otros biobancos ya creados hace años en otras naciones de más tradición científica como Reino Unido, EE UU, Francia, Alemania o Suecia.
Aparte de Llobera como investigador principal otros líderes de esta investigación son la médica de familia Oana Bulilete, la técnica superior Xenia Chela, siete técnicos contratados exprofeso entre los que figuran biólogos, bioquímicos, biomédicos, biotécnicos, nutricionistas y fisioterapeutas por no hablar de los sanitarios de los centros de salud que colaborarán de forma altruista entre los que cabe citar a los doctores Ramírez, Torrents (Santa Ponça), Villalonga y Araceli López (sa Pobla), los enfermeros Ferrer (Santa Ponça) y Ferrà (sa Pobla) así como los responsables de admisión Adelaida Coll e Isabel Socias.
