Cambiar la química para que el resultado de sus transformaciones sea una nueva materia prima. Ésta fue una de las ideas que Javier García Martínez, catedrático de química inorgánica y director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante, desarrolló durante la conferencia ofrecida ayer en el Club Diario de Mallorca, organizada por este periódico y el Cercle d’Economia de Mallorca. 

El también presidente de la Unión Internacional de Química Orgánica y Aplicada desgranó en su ponencia Química circular: Cómo construir una nueva economía a escala molecular cómo puede avanzarse hacia una economía circular a partir de la transformación de la denominada ciencia central. García Martínez comenzó su intervención destacando que iba a tocar temas que afectan a toda la sociedad: salud, medio ambiente y creación de empleo.

Economía y cambio climático

El catedrático mencionó que los estragos del cambio climático han obligado a los gobiernos a tomar medidas para frenarlo con actuaciones para avanzar en la descarbonización. Aun reconociendo la necesidad de implementar dichas medidas, García Martínez hizo notar que «para que sea posible, hay que intervenir en la economía y eso va a crear ineficiencias en el mercado». Además, destacó que las soluciones para reemplazar totalmente el petróleo todavía no están listas.

Así, estableció la necesidad de priorizar en qué se quiere invertir en I+D «porque no podemos ser buenos en todo» y precisó que hacen falta planes nacionales que se dirijan a la consecución de esos objetivos. Aunque admitió que en Europa se hace la mejor ciencia «fallamos a la hora de llevarla al mercado, hay que ir del laboratorio a la industria» e insistió en la necesidad de retener el mejor talento para que «las personas que van a transformar nuestro tiempo se queden aquí».

Fallamos a la hora de llevar la ciencia al mercado, hay que ir del laboratorio a la industria

Javier García Martínez - Catedrático de Química Inorgánica

«Los procesos lineales en la química, son imposibles», dijo García Martínez. Sin embargo, la industria química sólo es capaz de reciclar el 8,6% de lo que se fabrica. El reto de la química, la ciencia de la transformación, es que se tenga en cuenta que sus productos sean de nuevo una materia prima para el siguiente paso. Eso implica que desde el inicio, se piense el producto teniendo en cuenta cómo se va a reciclar o reutilizar, y no hacerlo a posteriori. «Es un cambio de paradigma, que la sostenibilidad esté en el diseño del producto», dijo García Martínez.

La química basada en el sol

Para afrontar este «reto enorme» la química cuenta con diversas herramientas. Así, la inteligencia artificial, con la que ya se ha conseguido crear a partir de residuos de la industria química las moléculas más complejas y más difíciles de sintetizar. Por otro lado, la digitalización de los procesos en la industria química ha permitido optimizar el uso de los datos. 

García Martínez mencionó algunos de los logros más espectaculares como el uso del aire y la luz solar para obtener combustible para la aviación. «Si no hay magia no hay química» dijo antes de referir que se ha conseguido romper la molécula del agua, solo con luz solar, lo que le llevó a afirmar que «hay que reinventar la química basada en el sol». Por otro lado, ante los retos planteados por la Unión Europea, fin de los motores de combustión interna en 2035 y no más emisiones de CO2 en 2050, aseguró que «hacen falta personas que asuman el riesgo». Investigador, docente y emprendedor, insistió en la necesidad de reflexionar sobre el modelo que queremos tener y de centrarnos «en los debates que van a definir nuestro tiempo».