Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tribunales

El exrector de Can Picafort, procesado por otro caso de abusos sexuales a una niña

Pere Barceló, que salió de prisión en agosto pasado tras cumplir su condena de seis años por violación, está acusado ahora de manosear a otra menor entre 2008 y 2010 - La jueza considera que existen indicios suficientes para llevar el caso a juicio

Pere Barceló, cuando fue condenado en 2016. B.RAMON

Pere Barceló, el exrector de Can Picafort condenado a seis años de cárcel por violar varias veces a una monaguilla, afronta un nuevo proceso judicial por abusos a otra menor. También esta víctima acudía a catequesis con él y tenía entre 7 y 9 años cuando ocurrieron los hechos. La chica relata una serie de abusos sexuales continuados ocurridos en la parroquia entre 2008 y 2010. El juzgado encargado del caso ha dado ya por cerrada la instrucción tras cuatro años de pesquisas y considera que existen indicios suficientes para juzgar a Barceló, que en agosto pasado salió de prisión tras cumplir íntegramente la condena de seis años. El antiguo sacerdote mallorquín, el primer religioso expulsado de la Iglesia en España por un caso de pederastia, ha negado en sus declaraciones judiciales haber abusado de esta menor.

La denuncia por estos hechos fue presentada en 2018, cuando el antiguo sacerdote llevaba ya dos años recluido en el centro penitenciario de Segovia. El relato de la joven es similar a los episodios iniciales que narró la primera víctima. La joven explicó que a lo largo de unos dos años Barceló la sentaba sobre sus rodillas para someterla a tocamientos, según fuentes conocedoras del procedimiento. Los abusos habrían sido continuados hasta que la menor hizo la primera comunión y dejó de acudir a la parroquia.

El caso recayó en el juzgado de instrucción número 1 de Inca. La denunciante se entrevistó con varios técnicos del Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS), que en sus informes consideran creíble y verosímil su relato de lo ocurrido. La magistrada tomó declaración a Barceló a través de videoconferencia desde la cárcel de Segovia, pese a que este trató de dilatar su comparecencia alegando que prefería dar su versión en persona. En el interrogatorio, el exsacerdote negó todas las acusaciones.

La jueza instructora considera que ha realizado ya todas las diligencias necesarias y aprecia indicios suficientes para que el caso sea juzgado. Hace unas semanas dictó un auto de procesamiento en el que concreta las acusaciones contra el hombre. La causa está así a la espera de que se dé por cerrado el sumario y se remita a la Audiencia Provincial de Palma, órgano encargado de enjuiciar el asunto.

Barceló, de 70 años, se enfrenta así al segundo procedimiento judicial contra él por delitos sexuales contra menores de edad cometidos desde que en 1996 fue destinado a la parroquia de Can Picafort, en Santa Margalida, tras ejercer como misionero en África. En 1997, un catequista lo sorprendió cuando abusaba de una niña y presentó una denuncia meses después. Pero la menor negó entonces los hechos por las amenazas y coacciones del sacerdote y el caso se archivó. Fue finalmente en 2012 cuando, a raíz de la emisión de un documental sobre el caso, la propia víctima denunció lo ocurrido y reactivó el proceso judicial.

La joven, que ya era mayor de edad, narró un calvario de abusos y violaciones cometidas por Barceló cuando ella tenía entre 9 y 10 años. La Iglesia abrió su propia investigación y recabó otros dos testimonios de chicas que sufrieron hechos similares pero no presentaron denuncia. El Tribunal Eclesiástico de Mallorca expulsó al religioso tras considerar probado que abusó de varias menores en Can Picafort y Cala Rajada.

La justicia ordinaria tardó todavía unos años en resolver el asunto. La Fiscalía solicitó inicialmente una condena de 42 años para Barceló, que en julio de 2016 se sentó en el banquillo de los acusados con una llamativa sonrisa en la cara.

Un acuerdo cerrado poco antes de la vista con el ministerio público y el abogado de la víctima, que ejercía la acusación particular, fijó su condena en seis años de cárcel por un delito continuado de agresión sexual con las atenuantes de confesión y reparación del daño. Él mismo reconoció, durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Palma, decenas de violaciones y abusos a la niña, indemnizada con 30.000 euros por el Obispado. La sentencia destacó la violencia con la que actuó Barceló y la intimidación que ejerció sobre ella cuando el catequista presentó la primera denuncia en 1998 para que negara lo que estaba ocurriendo, como así hizo. La sala señalaba que la víctima veía al párroco «como un ascendente, sin atreverse a cuestionarlo ni referir nada de lo que le acontecía a sus padres por temor a que no le creyeran, entre otros motivos porque su agresor era el sacerdote de la parroquia».

El acuerdo incluía que Barceló cumpliera íntegramente la condena y así ha sido. El exreligioso salió de la cárcel de Segovia el pasado 2 de agosto y todavía tiene vigente una orden de alejamiento de cinco años de la víctima.

Compartir el artículo

stats