Dani Buades no tenía en mente hace una semana que iba a convertirse en uno de los snowboarders más famosos de la isla. Ni mucho menos que lo sería por ‘surfear’ el Puig Tomir después de una gran nevada. El pasado miércoles, día de las Balears, él y Ángel Candel subieron durante cuatro horas una de las cumbres más emblemáticas de la isla para dejar una estampa deportiva única.

Sobre si fue algo premeditado, Buades asegura que en realidad la idea ya se les había ocurrido cuando nevó hace un par de meses y dejó la Serra blanca, pero al final no se decidieron. Está vez, con la nueva nevada debida al paso por la isla de la borrasca Juliette, la cosa estuvo mucho más clara para ellos. Al ver la intensidad de la nevada y que todo era más factible rápidamente «llamé a Ángel y ya no tuvimos ninguna duda: ¡Activamos misión!», cuenta Buades.

«No tenía una tabla aquí, pero aparte de eso no hubo problemas en ese sentido», indica, ya que «suelo practicar snowboard en la zona de los Pirineos, en Gran Valira, Bohí Taüll o algunas veces en Sierra Nevada». Aún así incide en que nunca pensó que podría bajar del modo en que lo hizo en la isla.

Unas horas antes les preocupó no poder acceder a la serra ya que «todo empezaba a estar cerrado». «Sinceramente primero pensamos en ir a Lluc, pero era imposible llegar, así que el plan b fue el Massanella», asegura Dani Buades. Y, de hecho, nuevamente se encontraron con las carreteras cortadas. «Ángel vive en Campanet, así que tiene en Puig Tomir cerca, con la peculiaridad añadida de que es más sencillo volver atrás si hay problemas», relata. «Además su padre nos pudo acompañar para no tener que dejar el coche de mala manera».

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FOTOS | Dos mallorquines practican snowboard en el Puig Tomir Dani Buades/Ángel Candel

Otro punto importante a tener en cuenta para ambos aventureros fue comprobar si la nieve era suficiente como para ‘surfearla’, sobre lo que Buades asegura que con la nevada que había caído «sabíamos que había un grueso suficiente como para bajar». Y no se equivocaron, ya que durante la subida comprobaron que «había zonas de 1,5 metros o más, lo que hizo que tardáramos unas cuatro horas en llegar arriba». Para ello tuvieron que subir desde Mina Petita, «y nos costó la vida», apostilla, y añade que «íbamos haciendo subidas pequeñas para tener más tiempo de ir grabando».

«Saber que estás en Mallorca y vas bajando con la bahía de Alcúdia al fondo es una sensación única que no he tenido en ninguna otra estación de esquí a la que haya ido», asegura con respecto a las sensaciones que tuvieron.

Las previsiones son que vuelva a nevar a partir de 800 metros, por lo que Buades cree que técnicamente aún podría ser posible bajar el Puig Tomir a día de hoy. «Aunque nosotros no tenemos planeado volver…», asegura, «nos ha dejado tan buen sabor de boca que preferimos quedarnos con los recuerdos, las fotos y los vídeos».

Con una primer parte de invierno tan calurosa Buades indica que no se esperaban la nevada que dejó la borrasca Juliette, les sorprendió. «Creo que cada vez será más complicado, aunque confío en que la sociedad coja conciencia y reaccione ante el cambio climático», apostilla.

Lo suyo en realidad son los deportes de mar, no en vano Dani Buades compite en el campeonato nacional de wind-foil y Ángel Candel en el de kite-foil. «Hay pocas similitudes más allá que son deportes de aventura, quizá se asemeje más al surf por la soltura de cadera que hay que tener».

Preguntado sobre si en algún momento tuvieron la sensación de hacer algo peligroso, Buades recalca que entiende que no se recomiende la subida en estas condiciones, ya que «hay mucha gente que no tiene ninguna experiencia en montaña que no va ni equipada adecuadamente ni ve el riesgo en lo que hace de una forma consciente». «Está claro que el riesgo cero no existe —indica—, pero nosotros íbamos sabiendo lo que hacíamos comprobando siempre qué ruta era la más adecuada para tirarnos, enfocados en disfrutar pero de una forma segura».

Dani Buades tiene varias ideas para «retos nuevos de autosuperación relacionados con el mar», afirma, «como una travesía entre islas con el wind-foil, por ejemplo». Sobre este reto añade que «hay que tener mucha preparación física y psicológica primero».