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Entrevista

Lorenzo Salom, superviviente del incendio en un garaje de Mallorca: «Me costó ver mis cicatrices en el espejo por primera vez»

Lorenzo Salom Roig salió con vida de un incendio en su garaje en Palma con quemaduras de segundo y tercer grado en el 70% de su cuerpo | «El milagro se lo debo a los sanitarios y a mi familia»

Lorenzo Salom, superviviente del incendio en un garaje de Mallorca: «Me costó ver mis cicatrices en el espejo por primera vez»

Lorenzo Salom, superviviente del incendio en un garaje de Mallorca: «Me costó ver mis cicatrices en el espejo por primera vez»

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Lorenzo Salom, superviviente del incendio en un garaje de Mallorca: «Me costó ver mis cicatrices en el espejo por primera vez» Irene R. Aguado

Incluso los médicos pensaron que no volverían a verle con vida. Una deflagración abrasó cerca del 70% de su cuerpo en un incendio en su garaje en Palma el 3 de noviembre de 2022. Por su edad (65 años) y las graves lesiones que sufrió, las expectativas eran pesimistas. Pero contra todo pronóstico, sobrevivió. Pasó un mes y medio en la UCI de grandes quemados del hospital Vall d’Hebron, donde fue derivado desde Son Espases por la gravedad del caso, y a finales de diciembre ya le habían dado el alta. «Me costó mucho mirar mi propio cuerpo por primera vez y aceptarme», cuenta Lorenzo Salom en esta entrevista, que más bien es una charla con su mujer, su hija, y su yerno: «El milagro de estar vivo se lo debo a mi familia y a los sanitarios», asegura.

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Un hombre herido en el incendio en un garaje en Palma Xavier Peris

Contó su historia en una conferencia el pasado lunes en la facultad de Enfermería de la UIB para poner en valor la formación, la sensibilidad y especialmente la vocación de los sanitarios que le ayudaron a recuperarse en uno de los peores episodios de su vida.

¿Cómo fue el incidente?

Mi vida cambió en un segundo, y mira que el accidente fue muy tonto. Yo estaba en mi garaje, donde tenía varios coches de rally. Uno de ellos tenía una fuga de gasolina, al ir a secarla debí tocar algún cable eléctrico y se produjo una deflagración. El coche explotó y me lanzó varios metros hacia delante. Intenté salir del local arrastrándome como pude. Mi yerno, que estaba conmigo en aquel momento, empezó a tirarme agua y me ayudó a escapar de las llamas.

¿Qué lesiones sufrió?

Tuve quemaduras de grado dos y tres por todo el cuerpo. El fuego se comió mi piel y prácticamente llegó al hueso. Me hicieron autoinjertos de la piel de los muslos en los brazos y manos. Sinceramente, la vida me dio una segunda oportunidad.

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Superviviente del incendio en un garaje en Mallorca: «Me costó ver mis cicatrices en el espejo por primera vez»

¿Cómo ha cambiado su día a día después del incendio?

Soy otra persona completamente distinta. He aprendido otra vez a andar, a ducharme o incluso a coger un tenedor. He pasado de una vida muy activa a no poder trabajar y depender de los demás, sobre todo al principio. Y también he aprendido a valorar más todo lo que tengo en la vida, a expresar mejor mi afecto a mis seres queridos.

¿Qué recuerda del mes y medio en la UCI del Vall d’Hebron?

Cuando me dijeron que me derivaban a ese hospital tuve una sensación de descanso, porque pensé que me enviaban al mejor sitio posible. Recuerdo curas muy dolorosas para quitarme todo el tejido necrótico. Y recuerdo que mi familia solo podía acceder dos horas al día. Por eso me sentí muy acompañado por los sanitarios, creo que un 40% de mi recuperación se la debo a todo el personal del Vall d’Hebron. Su humanidad y cercanía me ayudaron mucho a superarlo. Cuando me dieron el alta, todos me hicieron un pasillo aplaudiendo y cantando para despedirme. El otro 40% se lo debo a mi familia, y el 20% restante a mí mismo, por mi fuerza y mi actitud positiva.

¿También se ha sentido acompañado en Son Espases?

No es lo mismo. En Son Espases no están igual de preparados para atender a este tipo de enfermos, creo que por falta de medios. Entiendo que en Balears no hay suficientes enfermos como para montar una unidad específica, pero sí hace falta que el Govern apoye a los sanitarios para que puedan formarse en pacientes con estas patologías. La diferencia se nota. Me ha quedado marcado el trato tan familiar y cercano de los sanitarios del Vall d’Hebron, no me dejaron caer en ningún momento.

¿Cuándo volvió a ver su cuerpo por primera vez?

No quise verme hasta haber pasado dos operaciones, me costó mucho volver a mirarme a mí mismo. Pero las enfermeras me dejaron claro que ése era mi cuerpo a partir de ahora, y que tendría que aceptarme tal y como soy: ese fue mi otro proceso de recuperación. Estoy lleno de cicatrices y fue difícil verlas por primera vez en el espejo. Por suerte, la cara es la parte menos afectada.

¿Ha sentido miedo por la posibilidad de que los demás no acepten su aspecto?

Sí. Aceptarte a ti mismo ya es difícil, pero luego piensas en tu familia. Yo llegué a preguntarme si mi mujer me aceptaría con el cuerpo lleno de cicatrices. Y al final, resulta que el incidente nos ha unido más como pareja. De cara al verano ya veremos, porque se me verá más el cuerpo. Pero lo que realmente me preocupa es lo que piense mi familia, y en este sentido solo puedo dar las gracias. A mi nieta de tres años le hace ilusión ponerme crema y hacerme las curas; a mi eso me da felicidad. Todo lo demás, si alguien me mira en la playa o por la calle, me da igual.

¿Qué mensaje transmitió el lunes a los alumnos de Enfermería?

Lo importantes que son para que el enfermo se recupere, ya no solo físicamente, sino también emocionalmente. Ni las instituciones ni los propios pacientes valoran lo suficiente a los sanitarios. Se les exige demasiado: muchas horas de trabajo y muchos enfermos por cada uno. Al final, ellos son quienes nos cuidan y nos acompañan, desde los enfermeros, hasta los auxiliares, los celadores o incluso el personal de limpieza. A los estudiantes les conté que cuando yo estaba ingresado, las enfermeras venían a hablar conmigo en las horas muertas para que no estuviera tan solo. Su labor es muy vocacional y no solo se limita a cuidar la salud física, porque a veces, eso es lo más fácil de curar.

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