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Medio Marino

La foca monje, más cerca de Mallorca

La investigación 'Spot the Monk' ha hallado restos de adn de este animal en cuatro de los seis puntos analizados en Mallorca: en Cabrera, sa Dragonera, Artà y Sóller

Tavecchia recoge muestras con la estudiante Denise Ramella en sa Dragonera. Diario de Mallorca

Las conclusiones del proyecto Spot the Monk, (Encuentra al Monje) permiten mantener viva la ilusión de muchos biólogos y expertos mallorquines de volver a disfrutar de la presencia del vell marí en estas aguas tras su desaparición, que se creía definitiva, hace más de sesenta años.

Giacomo Tavecchia, biólogo especialista en conservación de poblaciones de especies en precario equilibrio, fue reclutado para realizar los muestreos en aguas del litoral mallorquín por la investigadora que ha liderado este proyecto, la profesora Elena Agneses Valsecchi de la universidad de Milano Bicocca. Un proyecto que nació con el objetivo de averiguar cuándo y en qué lugares se encuentra material genético de la foca monje en el ambiente. A lo largo de 2021 se han recolectado muestras de agua en 135 localidades del Mediterráneo, desde el mar Adriático hasta las Illes Balears.

Tavecchia trabaja en el IMEDEA y se congratula y al mismo tiempo se muestra cauto con la novedosa técnica empleada para confirmar la presencia, aunque sea esporádica, de la foca monje en aguas de Mallorca: mediante el hallazgo de adn del animal en muestras de agua marina recogidas de manera aleatoria.

«Es una técnica novedosa que nos podría ayudar a detectar la presencia de especies que son muy esquivas y difíciles de avistar. Este ha sido un estudio piloto para evaluar esta técnica», apunta el investigador admitiendo que puede provocar falsos positivos (de la presencia del adn en el medio marino) por contaminaciones cruzadas.

En el litoral mallorquín, explica, ha realizado dieciséis muestreos en seis puntos diferentes: el archipiélago de Cabrera, en sa Dragonera, en Sóller, Artà, Formentor y en la reserva de El Toro, área aledaña de dónde fue avistado, y fotografiado, el último ejemplar de vell marí en el interior de una cueva por el submarinista Álvaro Garí en junio de 2008.

Pues bien, se han hallado restos del adn de la foca en Cabrera, en sa Dragonera, en Sóller y en Artà, en cuatro de los seis puntos muestreados. El hecho de que no se hallaran restos biológicos ni en El Toro ni en Formentor aumentan el optimismo del investigador italiano: Argumenta que si se hubiera detectado en todos los puntos analizados, la posibilidad de que los resultados fueran falsos positivos por contaminación ganaría enteros. 

En Cabrera se hallaron cerca de la isla Conillera; en el parc de sa Dragonera, en todos los puntos donde se tomaron muestras mientras que Sóller y en Artà se encontraron muestras del adn en sendos únicos puntos de los analizados.

Explica Tavecchia que el estudio, que ha tomado muestras en hasta 135 puntos del Mediterráneo, desde el Adriático a Balears, ha detectado adn de la foca monje en más sitios. 

La foca monje, más cerca de Mallorca DM

Fotografiada en la isla de Elba

En la isla de Elba, famosa por el ser el lugar en el que se exilió al emperador francés Napoleón Bonaparte, ubicada en el parque nacional Archipiélago Toscano del mar Tirreno, se detectó adn de la foca monje durante la realización de este estudio. Se colocaron cámaras y se consiguió fotografiar a un ejemplar en el interior de una cueva, revela el italiano.

«Esta coincidencia aumenta nuestra seguridad sobre esta novedosa técnica (rastrear la presencia de adn en el medio ambiente) para detectar la presencia de animales muy elusivos, manteniendo todas las cautelas», señala Tavecchia revelando que desde los años 70 se han notificado hasta 17 avistamientos de focas monjes en aguas de Balears y que estos se producen cada tres o cuatro años. 

«La foca pasa por aquí de vez en cuando», concluye el italiano matizando que solo aparece en algunos periodos y en algunas zonas y que podría tratarse de visitas esporádicas de ejemplares que habitan en el litoral argelino ya que estos animales pueden cubrir sin esfuerzo distancias marinas de entre 40 y 50 kilómetros en una sola jornada.

Tímida expansión desde el Egeo

Con todos los datos recabados el biólogo italiano se atreve a aventurar que puede estar dándose una tímida expansión de la foca monje por el Mediterráneo occidental. «Los datos recogidos por todo el Mediterráneo confirman que hay una expansión, pequeña y lenta, de las poblaciones de focas monjes presentes en el mar Egeo, que hay ejemplares que viajan por este mar y que recalan en las reservas marinas y espacios protegidos donde encuentran más alimento», concluye el biólogo Giacomo Tavecchia.

 

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