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El IdISBa investiga si unos sedantes perjudican a los intubados en la UCI

Se está estudiando si la administración de benzodiacepinas predispone a los pacientes a contraer los microbios que pululan por los hospitales

Una paciente intubada y sedada que podría ser diana más fácil de una infección bacteriana. INGIMAGE

Las benzodiacepinas son medicamentos psicotrópicos que actúan sobre el sistema nervioso central con efectos sedantes, hipnóticos y ansiolíticos que son consumidos por alrededor del 20% de la población balear con más asiduidad tras estos años de pandemia covid-19.

El Instituto de Investigación Sanitaria de Balears (IdISBa) se ha centrado en su uso hospitalario, fundamentalmente en su utilización para sedar a los pacientes que se encuentran con ventilación mecánica, intubados, en las UCI.

El proyecto, cuyo investigador principal es el biólogo Carlos Juan y en el que participan cuatro investigadores más, biólogos también y bioquímicos, comenzó hace un año y se desarrollará a lo largo de dos más gracias a los 90.000 euros que el Govern balear ha invertido en él.

«Las benzodiacepinas son muy usadas en el ámbito hospitalario como sedante en los pacientes que se encuentran intubados en las UCI, para que estén tranquilos», comienza el investigador principal del proyecto.

Los pacientes con respiración artificial contraen frecuentemente neumonías provocadas por una de las bacterias nosocomiales (hospitalarias) más peligrosas por su capacidad para sustraerse a los efectos de los antibióticos que las combaten, la Pseudomonas aeruginosa. «Cuando te están ventilando mecánicamente, tienes más probabilidades de infectarte por esta bacteria», corrobora Juan.

Pero la investigación en curso va más allá porque intenta certificar que la administración de las benzodiacepinas para sedar a estos pacientes intubados les predispondría a ser infectados por la Pseudomonas.

«Esta bacteria tiene en su superficie unos receptores que pueden interactuar con las benzodiacepinas. Y no solo en su superficie. Sus células también cuentan con receptores que reconocen a estos fármacos sedantes», revela el investigador principal.

Al parecer, la bacteria detecta la presencia del medicamento sedante e incrementa su respuesta. «Es como si encontrara un estímulo adicional para activarse y se volviera más peligrosa. Esta es la hipótesis de partida del proyecto», apunta Carlos Juan.

En el primer año de investigación se han centrado en definir bien cuáles son los parámetros en los que se mueve el microbio para constatar sin género de dudas que cambian al exponerlo a la acción de fármaco sedante. «Si su capacidad de adherirse a nuestras células aumenta», resume el máximo responsable de la investigación en curso.

Una investigación que puede trasladarse rápidamente a la práctica clínica diaria, uno de los grandes déficits de todo proyecto científico, resalta el biólogo.

Alternativas farmacológicas

Si se demostrara que las benzodiacepinas refuerzan la capacidad contagiosa y fortalecen a la Pseudomonas aeruginosa, «por ahora es tan solo una hipótesis», matiza cauto el investigador principal, «habría que replantearse su uso».

Hay otros tipos de sedantes en el mercado farmacológico que podrán reemplazar a las benzodiacepinas en esta indicación, subraya Juan, que concluye que el objetivo final de esta investigación es conseguir que se produzcan menos infecciones y menos virulentas en estos pacientes.

El equipo de esta investigación forma parte de un grupo mayor que dentro del IdISBa se ha centrado en la cada vez más preocupante resistencia de las bacterias a la acción de los antibióticos, un problema de salud pública que cada vez adquiere mayores dimensiones. Solo para hacerse una idea de la dimensión de esta problemática, basta revelar que se estima que el hecho de que los antibióticos no frenen una infección por la Pseudomonas está detrás de cerca de 300.000 defunciones cada año.

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