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Carlos Taibo: «La globalización es un proceso que se nos ha escapado de las manos»

«Debemos integrar la ecología en el sistema, un sistema que es depredador. La mejor crítica al capitalismo es intentar cambiar las reglas del juego»

Carlos Taibo. RICARDO GROBAS

Carlos Taibo fue profesor de Ciencia Política en Madrid. Es autor de muchos libros en los que critica el despilfarro que implica el crecimiento. Viene hoy a Palma a hablar de decrecimiento en el marco de las jornadas organizadas por Attac Mallorca. La cita es en el Centre Flassaders a las 18h.

Ha sido profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid. Ciencia política ¿no es un oxímoron?

Sin duda. Pero la mayor parte de disciplinas a las que aplicamos el adjetivo de científicas también lo son. Ciencias de la información, por ejemplo.

¿Qué no es política?

Ciertamente hoy la política lo invade todo, ha pasado a identificar a las personas. Necesitamos especificar los flujos que se generan al establecer relaciones de carácter social y despolitizarlos.

¿Podemos controlar la globalización?

La globalización es un proceso que se nos ha escapado de las manos, los flujos que ha generado han escapado a todo control. Pero por otra parte, es un proceso que deberíamos dar por concluido. Cierto es que algunos creen que está solamente adormecido y que renacerá. La verdad es que, como doctrina, como manera de vivir, ya no es vigente.

Su conferencia se titula ‘Decrecimiento o caos’. ¿No hay una tercera vía?

Preferiría ahora substituir decrecimiento por ‘colapso’. Las circunstancias hablan por sí solas: los que habitamos en países ricos del norte debemos decrecer en producción y consumo pues hemos roto, entre otros, los equilibrios de nuestra precaria relación con el medio. Decrecer es una respuesta sensata. Los países ricos expoliamos a los pobres, y en ese expolio se nos genera una ilusión óptica de que la riqueza nos hace vivir mejor.

Crecer ¿es vivir mejor?

Una creencia totalmente falsa que nos han dado como cierta. Sin demonizar el crecimiento, pienso que éste no genera en absoluto ninguna cohesión social, al contrario, tampoco genera buenas sinergias en el campo laboral o del trabajo. Y sin hablar del medio ambiente, pues el crecimiento, en ese aspecto, es depredador, acabará agotando los recursos, que son finitos.

¿Qué es para usted el Decrecimiento?

El hecho mediante el cual los países ricos deben reducir producción y consumo e introducir valores que parecen nuevos pero que ya existían desde siempre: la necesidad de tener una vida social completa, de reducir la competitividad, de practicar un ocio creativo no vinculado al dinero, de repartir el trabajo de otra manera, de reducir las infraestructuras para así recuperar una vida más local, de apostar por la sencillez. Todo ello junto a un modelo basado en la democracia directa.

Comprar quilómetro cero ¿es la solución?

Es una parte de la solución, pues si lo que compramos se ha fabricado o producido cerca de casa, reducimos ese despliegue faraónico que se ha construido en torno al transporte. Recuperar lo local es un buen camino.

¿Qué poder tenemos como consumidores?

Si estuviésemos organizados tendríamos mucho poder, pero nos falta esa unión. Me sorprende que cuando se habla de huelga general siempre se refiera a la de producción, pero no se diga nada de la huelga de consumo. De momento ese poder global como consumidores me parece que es una ilusión.

¿Estamos a tiempo o ha pasado ya el último tren?

Tengo la intuición de que ya ha pasado. Se hablaba de 2100 como un año meta, pero poco a poco vamos reduciendo la fecha y ya estamos hablando de 2040 o incluso más cerca. Hemos desaprovechado cuatro décadas, pues ya en 1980 se escuchaban voces que señalaban un agotamiento de los recursos y no se les hizo caso.

Y ¿dónde ponemos aquí al medio ambiente?

No concibo separarlo de otros hábitos de la vida humana. Debemos integrar la ecología en el sistema, un sistema que es depredador. La mejor crítica al capitalismo es intentar cambiar las reglas del juego.

¿Cuál es, en resumen, el mensaje?

Una combinación entre optimista y pesimista. Lo que intuyo no es agradable, es un colapso, pero si esta es la realidad, debemos buscar caminos para suavizarla o postergarla. La mayoría de los colapsos han tenido lados saludables.

Usted ha criticado y mucho el papel que juega la publicidad. ¿Y si la regulamos?

Se ha legislado sobre ella y los resultados han sido escasos. Hemos puesto trabas a la publicidad sobre juegos y apuestas y poco hemos conseguido. La lógica del sistema no lo facilita. En una ocasión inicié, con poco éxito, una campaña en la que proponía que los famosos dejaran de anunciar productos ajenos a su trabajo. ¿Qué sabe de un automóvil o de una lavadora una persona que ha destacado en ámbitos deportivos o cinematográficos? Los anuncios con famosos deberían desaparecer.

Sin créditos no hay propiedades.

Deberíamos empezar a discutir la necesidad de ser propietarios. La idea de que prosperar es respetar la propiedad privada es engañosa.

Usted ha destapado lo maléfico de la obsolescencia programada. Eso sí sería regulable, ¿no?

Se podría regular, pero no se hace, es una condición del mercado, está en sus reglas del juego. El hecho que una impresora esté diseñada para romperse al llegar a un número concreto de fotocopias debería estar prohibido. Pero nadie lo hace. Solamente nos queda el poder denunciar a tal marca y esperar a que no se compren esos productos. La obsolescencia programada es condenable e insostenible.

¿Aún se considera convencido anarquista?

Prefiero decir libertario. Creo en la autogestión y en la democracia directa. No es un pecado ser anarquista. Y es la cosmovisión que sale menos mal parada entre las demás: comunismo, socialdemocracia o liberalismo.

Para nosotros ¿o Europa o el caos?

Europa es una cosa y la Unión europea otra. Está bien mirarnos en Europa, pero debemos dirigir miradas a otros lugares como África, Asia i América latina. Nos sería más rentable aprender de pueblos que no han perdido valores colectivos que ya no tenemos. Es un error gastar toda la energía en Europa.

Usted ha escrito sobre la cuestión catalana.

En el estado español hay la creencia de que los nacionalistas siempre son los otros. En general tenemos la tendencia a pensar que los problemas siempre los generan los demás. Por lo que a Cataluña se refiere, el nacionalismo del estado español ha sido muy represivo.

¿Cómo explica el auge de la extrema derecha en Europa?

Las sociedades pensaron que el progreso era imparable y no ha sido así, se han encontrado con obstáculos que han hecho zozobrar a las instituciones. Para algunos, muchos, lo más sencillo ha sido buscar fórmulas fáciles y que demonizan a los demás. Pero eso no es nuevo. El grado de permeabilidad empieza a ser inquietante.

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