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Los policías de Baleares infiltrados en movimientos independentistas y sociales de Barcelona son Hernández Pon y Hernández Pons

Los dos casos destapados de espías del independentismo corresponden a un menorquín que se hacía pasar por mallorquín y a un nativo de Mallorca

El nacionalismo pide explicaciones a Grande Marlaska sobre los policías baleares infiltrados. KIKO HUESCA/EFE

Un caso es casualidad, y dos casos suponen una coincidencia camino de la tendencia. Así ocurre con la infiltración por parte de la Policía de agentes nacidos en Balears en la galaxia del independentismo catalán, incluidos movimientos estudiantiles, anarquistas y alternativos. Los dos policías desenmascarados por la publicación La Directa hasta la fecha, después de haberse mimetizado en los ambientes citados, proceden de Mallorca y Menorca.

El policía nacional infiltrado en el centro social okupa barcelonés de La Cinética, y destapado esta misma semana, era mallorquín. Las relaciones sexoafectivas que mantuvo con cinco de las militantes anarquistas que ahora son sus denunciantes incluyeron viajes a Mallorca con la pretensión, según las abogadas de la acusación, de presentarle la familia del topo policial a sus parejas. El nombre de guerra del espía era Daniel Hernández Pons.

El infiltrado mallorquín se suma al policía menorquín descubierto el pasado mes de junio, tras haberse mimetizado con los integrantes del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans, la entidad también sindical Resistim al Gòtic o el Casal Popular Lina Òdena. Poco después de haber acudido en mayo a una asamblea de corte alternativo, se desenganchó de los grupos de mensajería en que se encontraba con la excusa de que debía viajar a Mallorca, donde fingía haber nacido. Se escudaba en un asunto personal grave.

El policía menorquín veinteañero que se hacía pasar por mallorquín operaba bajo la identidad simulada de Marc Hernández Pon. Al descubrirse este año al nativo de Mallorca infiltrado en círculos independentistas bajo el alias de Daniel Hernández Pons, por fuerza resulta llamativa la utilización de dos apellidos casi idénticos, como si existiera una relación fraternal entre los agentes. La identidad de los linajes apunta a integrantes de una operación conjunta de penetración, a falta de determinar la existencia de otros eslabones coincidentes.

La Jefatura Superior de Policía de Balears respondió con un escueto «No nos consta» al desenmascaramiento del segundo de los Hernández. Si bien la similitud de las falsas identidades permite barajar una misión compartida, no se sabe si la dirección corresponde al ámbito correspondiente a su nacimiento.

Los policías Hernández contaban con las ventajas de la proximidad idiomática y de la vecindad geográfica, para desenvolverse con soltura en los ámbitos independentistas y libertarios catalanes. Sin embargo, esa misma cercanía era un obstáculo para su tarea, ante la facilidad de ser descubiertos por el intenso flujo entre Balears y Cataluña. Un menorquín que se hacía pasar por mallorquín podría ser identificado, en los ambientes universitarios, por los numerosos residentes en Menorca que estudian en Barcelona.

Las acusaciones de abusos sexuales y torturas que recaen sobre el segundo de los infiltrados descubiertos hasta ahora tendrán un arduo camino probatorio. Sin embargo, la investigación de la cúpula de la campaña con efectivos baleares ya ha permitido tramitar solicitudes de comparecencia parlamentaria del ministro Grande Marlaska. Entretanto, El Español publicó ayer que el agente ha sido destinado a una embajada con un sueldo de primer orden.

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