El presidente del Sindicato Médico de Baleares (Simebal), Miguel Lázaro, calificó de «sainete político» toda la polémica en torno a que el personal sanitario pudiera participar en el proceso de consolidación de empleo público sin necesidad de acreditar el conocimiento del catalán en el caso de los médicos y enfermeras. 

«No sé si esto ha sido un montaje en el que todos los actores políticos han jugado un papel», señaló Lázaro esperando que el Servei de Salut les explique los criterios que ha seguido para considerar deficitarias unas especialidades médicas sobre el resto. «No hay un problema de lengua en esta comunidad, sino de acreditación lingüística», estimó.

A la espera de unas explicaciones que justifiquen la modificación de unas bases para estos concursos pactadas en mesa sectorial está también el sindicato de enfermería (SATSE). Su líder, Jorge Tera, explicó que su única línea roja es que no se deba tener que acreditar previamente el catalán para participar tanto en este proceso como en cualquier otro de contratación temporal.

Jorge Tera. Secretario autonómico de SATSE SATSE

Por su parte, el presidente del Colegio de Médicos de Baleares (COMIB), Carles Recasens, reiteró que son una institución bilingüe que considera que los facultativos están capacitados para atender a sus pacientes en el idioma que sea necesario y reclamó que no sean los médicos, los pacientes o la población en general las víctimas de un debate que consideró exclusivamente político.

Carles Recasens, Presidente del Colegio de Médicos B. Ramon

Lázaro destacó el inesperado cambio de opinión de la presidenta Francina Armengol recordando que el mismo martes anteponía la salud a la lengua y un día después defendía todo lo contrario. «Los ciudadanos deben estar cuando menos confusos ante este cambio de criterio», estimó.

El presidente del Simebal subrayó que, en su opinión, el único colectivo deficitario era el médico, que no ponía la mano en el fuego por incluir a las enfermeras entre los profesionales sanitarios escasos. «Por eso esperamos que nos digan qué criterios han usado para estimar ahora que en solo 15 especialidades médicas habría problemas para cubrir las vacantes y por qué no han usado ese mismo criterio desde el principio», reiteró.

Lázaro advirtió de que el chat de su sindicato en Ibiza «está echando humo», señaló recordando la falta de oncólogos y de otras muchas otras especialidades médicas en la Pitiüsa mayor.

Por todo ello, concluyó reiterando que «todo ha sido un sainete para politizar la gestión de la sanidad pública» en esta comunidad autónoma.

Jorge Tera, secretario general del SATSE, no quiso pronunciarse sobre un cambio en las bases de unos concursos pactados en la mesa sectorial de Sanidad hasta que les sean presentados en un mismo «foro oficial» como el mencionado.

Preguntado sobre si este cambio podría provocar un aluvión de reclamaciones entre los aspirantes a consolidar la plaza que ya han pagado la tasa para inscribirse (entre 26 y 27 euros), Tera consideró que no será así al haberse establecido únicamente una acreditación del conocimiento del idioma catalán en diferido. No obstante, garantizó que si alguien de manera individual quiere presentarlo por esta causa y exigir la devolución de la tasa, contará con el apoyo de su sindicato.

Confrontación preelectoral

Por último, el presidente del Colegio de Médicos, Carles Recasens, señaló que en opinión de la institución colegial toda la polémica no ha sido más que «un motivo de confrontación política a cuatro meses de las elecciones» autonómicas de mayo.

«En el colectivo médico esta disputa no existe, no discriminamos a nadie por la lengua que emplee como tampoco lo hacemos por razones de raza o género», subrayó Recasens.

«Defendemos la lengua y la cultura de las islas pero no queremos que este debate ponga en riesgo la viabilidad del sistema sanitario público», insistió.

El presidente colegial admitió que esas quince especialidades médicas que el Servei dice ahora que son las únicas deficitarias sean doce o dieciocho en unos meses, que todo dependerá del número de profesionales que el sistema ponga en el mercado. Pero insistió en que lo que les preocupa es que «haya consultas descubiertas», sin médico.