El Anuari de la Joventut incluye este año un capítulo sobre los menores extranjeros no acompañados y su derecho a la protección, y en él se detalla una historia personal para mostrar cómo se puede lograr una buena integración con trabajo en red, atención específica y los recursos necesarios. Es la historia de K.A.

K. A. es una joven de Burkina Faso que llegó a Mallorca en patera desde Argelia cuando tenía 16 años. El IMAS asumió la tutela. Pasó un tiempo en un centro y recibió atención educativa, social y psicológica; se le ofreció mediación y asistencia jurídica y participó en actividades culturales, deportivas y formativas.

Después, una mujer senegalesa, M.N., se ofreció a acogerla y ya llevan más de ocho meses viviendo juntas. Al principio, la joven se mostraba muy desconfiada, e incluso decía de irse a Francia, como algunos de sus compañeros de travesía, pero M.N. le ha ayudado «a coger confianza y autonomía para integrarse, le ha enseñado cosas básicas (moneda, compra…) y la ha acompañado a hacer gestiones».

"Ha aprendido que vive en un país democrático, con derechos y deberes"

Con el tiempo M.N. ha aprendido «que vive en un país democrático» y que «tiene unos derechos y también unos deberes». Hoy estudia en una escuela de adultos y está «muy arraigada». Cuando cumpla 18, quiere quedarse a vivir aquí y se la ha derivado al programa de emancipación de la Conselleria de Asuntos Sociales.