El Consejo de Lesbianas, Gays, Trans, Bisexuales e Intersexuales de Balears (Consejo LGTBI) se reunió ayer para presentar el primer Protocolo Intersex de las islas, que beneficiará a cerca de 20.000 personas en el archipiélago para que reciban una atención integral.

«Se ha redactado para que la atención que se haga a las personas intersex sea integral, no solo desde el punto de vista médico, sino que se les pueda acompañar en su ciclo vital, a ellos y a sus familias», explicó ayer en declaraciones a los medios la consellera de Presidencia, Función Pública e Igualdad, Mercedes Garrido.

En este sentido, reiteró que la idea principal de este protocolo es «que no se hagan reasignaciones de sexo que después son irreversibles», es decir, «que directamente la decisión la tome la persona, de acuerdo a su género, y no la familia».

En concreto, el objetivo del protocolo es garantizar los derechos y el buen trato de las personas intersex (con desarrollo sexual diferente, DSD) mediante el establecimiento de itinerarios informativos, orientadores y terapéuticos desde un enfoque multidisciplinario e interdisciplinario, con el fin de ofrecer una atención integral a estas personas y a sus familias de acuerdo con la legislación vigente en esta materia.

El protocolo es aplicable en el ámbito territorial de la comunidad autónoma a cualquier persona, indistintamente de la edad e independientemente de su situación administrativa o personal y su domicilio o residencia.

«Es un orgullo poder ser líderes en este tipo de políticas en la defensa de los derechos de todas las personas que nos necesitan a su lado para luchar contra reasignaciones de sexo irreversibles, esterilizaciones involuntarias e intervenciones quirúrgicas de supuestas normalizaciones genitales, practicadas sin su consentimiento informado», añadió la consellera.

El principio general de actuación que articula el protocolo es concebir los derechos de las personas LGTBIQ+ como derechos humanos. A partir de aquí, se ha desarrollado un modelo de atención sanitaria que, entre otros, prevé, por ejemplo, la designación de una persona profesional de referencia, teniendo en cuenta las necesidades psicosociales a lo largo de todo el proceso y para evitar las «exhibiciones repetidas e innecesarias de genitales» ante grupos de profesionales y residentes.