Lo que tendría que haber sido un debate de ideas antes de las elecciones internas para liderar Ciudadanos se acabó convirtiendo en un cruce de acusaciones y reproches que evidenció que no hay vuelta atrás en la escisión entre Patricia Guasp y Edmundo Bal.

La coordinadora del partido en Balears afirmó que su oponente en las primarias del partido «no tiene palabra» y calificó de «falta de respeto» que nombrara a Inés Arrimadas, actual presidenta de Cs, «cuando voy a ser yo quien lidere la portavocía política». Además, quiso dejar claro que «nunca estaré en el PP» a la vez que sembraba dudas sobre un posible fichaje de Bal por parte del PSOE. La contestación fue directa. El portavoz en el Congreso aseguró que los socialistas nunca le han llamado para que se una a su proyecto y recordó su etapa como Abogado del Estado: «Pedro Sánchez me cesó y me amargó la vida».

Pese a que una de las banderas de Guasp durante toda la campaña ha sido la necesidad de otorgar más autonomía y poder a los territorios, reivindicó su apuesta por centralizar las competencias en sanidad «para que tengan las mismas condiciones y servicios» y, por tanto, que se gestione directamente desde Madrid. Esto provocó el reproche de Marcos Morales, el líder de la tercera candidatura que consiguió los avales: «Ser liberal es lo contrario al centralismo; es estar en contra de que Madrid lo decida todo». Y añadió: «Madrid ya nos dijo que había que pactar con el PP en Murcia y ahora tenemos el mayor caso de transfuguismo».

Asimismo, Guasp declara que el socialismo está «completamente agotado con una izquierda radicalizada» a la vez que carga contra la «ultraderecha iliberal populista» en referencia directa a Vox: «Confrontaremos con ellos y con los nacionalistas de todo pelaje, que conozco muy bien en Balears». Sobre la posición ideológica manifiesta que «no debemos confundir el centro con estar en medio» porque, según defiende, «no hay que ser equidistantes».