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Miquel Bennàssar: «Un día mi padre me enseñó una foto que escondió hasta la muerte de Franco»

Miquel Bennàssar habla del periplo de su tío Jordi, que puso rumbo a las Olimpiadas populares y ya no regresó

Jordi Bennàssar sujeta la cinta del estandarte del Orfeón Lirio Rojo de sa Vileta. ‘OLÍMPICS POPULARS’

Miquel Bennàssar es sobrino de Jordi Bennàssar, uno de los mallorquines que en julio de 1936 embarcó rumbo a Barcelona para participar en las Olimpiadas populares. «En casa se hablaba muy poco del tema. Yo empecé a saber algo después de que muriera el dictador, cuando mi padre me enseñó una foto en la que aparecía el tío Jordi. Mi padre era restaurador de muebles y durante todo ese tiempo había escondido la foto en el doble fondo de un mueble que nunca había restaurado», explica Bennàssar, uno de los testimonios entrevistados en el libro ‘Olímpics Populars’.

Jordi Bennàssar embarcó como cantante del orfeón Lirio Rojo, y ya no regresó a la isla. «Cuando estalló el golpe se cortaron todas las comunicaciones entre Barcelona, todavía republicana, y Mallorca, que cayó en manos de los golpistas. Su madre no supo nada de él hasta que acabada la guerra contactó con el cura de la parroquia de Sant Sebastià para que hiciera unas averiguaciones. Así supo que Jordi murió en una cárcel del País Vasco. Le enviaron una carta en la que le informaron de que había sufrido una enfermedad y en la que le advertían de que no hiciera preguntas ni reclamara nada», evoca Bennàssar, cuyo abuelo acabó en un campo de concentración en Formentera.

Lagunas

«No sabemos qué pasó realmente, ni por qué fue a parar al País Vasco después de desembarcar en Barcelona. Algunos de aquellos mallorquines participaron en el fallido desembarco de Bayo en el Llevant de Mallorca. Quién sabe si él también lo hizo y después tuvo que volver a la península», manifiesta.

Bennàssar es historiador, pero nunca hasta ahora había abordado en profundidad el periplo de su tío Jordi. «Tengo un sentimiento contradictorio porque pese a ser historiador no me he dedicado a estudiar este tema, y he perdido la oportunidad de hablar con contemporáneos. Pero ha habido momentos en los que este tema ha estado más vivo y otros en los que ha quedado en un segundo plano, aunque nunca se haya olvidado», subraya.

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