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Gabriel Fiol: «Soy el único juez de toda España que redacto todos los escritos únicamente en catalán»

El presidente de la Sala Administrativa del TSJB se jubila tras más de 40 años de carrera. Afirma que los pensamientos políticos de los jueces jamás han influido en las decisiones que se han tomado

Fiol afirma que se siente con fuerza para seguir, pero le obligan a jubilarse. M.MIELNIEZUK

Gabriel Fiol Gomila nació en es Castell, en Menorca. Es el presidente de la Sala Administrativa del Tribunal Superior de Justicia de Balears. El próximo martes día 27 se jubila, no por gusto, sino por obligación, ya que se siente con fuerzas y ganas de seguir trabajando. Es juez desde el año 1976, pocos meses después de la muerte de Franco. Desde entonces ha visto cómo las leyes que ha tenido que aplicar han evolucionado, sobre todo las normas administrativas. Conoce como nadie lo que significa el esfuerzo, ya que lleva trabajando desde que cumplió los doce años. Fue el primer juez que empezó a escribir sus resoluciones en catalán. Empezó en un juzgado de Ripoll, para pasar luego por Menorca, por un juzgado de primera instancia de Palma, para terminar siendo magistrado del tribunal administrativo. Tras más de 40 años como juez asegura que nunca ha recibido una llamada que intentara influenciarle en su decisión ante un determinado caso. A partir de ahora no sabe muy bien qué hará, pero tiene muy claro que seguirá trabajando.

¿Dónde estudió?

Empecé mis estudios en una escuela de Menorca y después cursé la carrera en Barcelona, porque no había universidad en Balears.

¿Fue un estudiante brillante?

Fui un estudiante normal. Lo que ocurre es que desde muy pequeño, cuando cumplí los 12 años, empecé a trabajar. Y desde entonces no he parado.

¿Cuándo decidió ser juez?

Fue el juez Guillem Vidal que me preparó en los primeros cursos de la carrera y me aconsejó que preparara las oposiciones para juez. Seguí su consejo.

¿No es un juez vocacional?

No, en mi familia no había ningún juez. Me preparé la oposición y la aprobé en 14 meses. La oposición me pareció incluso sencilla porque estaba acostumbrado a trabajar todo el día y en la preparación solo tenía que dedicar al estudio ocho horas. Tenía todo el resto del día para mí.

«En mi tribunal nunca se ha discutido, siempre se ha deliberado»

Cuando fue elegido juez, ¿qué tipo de administración judicial se encontró?

Entré en febrero del 1976. Franco hacía tres meses que se había muerto. En esa época se aplicaba una ley orgánica de 1870. Desde entonces se ha cambiado la manera de trabajar, se han aprobado nuevas leyes más modernas, contamos con una Constitución y se ha cambiado la mentalidad de los jueces. Con la Carta Magna se logró el principio acusatorio, cuando antes se aplicaba una ley con un principio inquisitorial. La situación ha cambiado mucho para mejor.

Y en esa época los medios que disponían los jueces debían ser mínimos

Ya se puede imaginar los medios que teníamos. Los jueces nos pagábamos todos los libros de jurisprudencia y hasta la toga que utilizábamos.

Y el sueldo no debía ser muy alto

No mucho. Un juez ganaba lo mismo que un maestro de escuela, que era una miseria.

«En mi tribunal nunca se ha discutido, siempre se ha deliberado»

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¿Y aun así no se arrepiente de convertirse en juez?

Claro que no. A mí me ha compensado mucho ser juez.

Y ahora que se jubila, ¿qué justicia deja?

La situación es muy distinta. La informática nos ha ayudado mucho. Antes había muy pocas leyes administrativas, pero ahora las normas han cambiado. Tantas leyes distintas dificultan nuestra tarea, pero no la impiden.

A veces da la impresión de que los juzgados administrativos son la última esperanza de los ciudadanos frente a los abusos de la administración.

Con la carta de derechos de los ciudadanos se posibilitó el poder recurrir una decisión de la administración. Ahora el ciudadano ya no se queda quieto y ejerce sus derechos frente a la administración.

¿La carga de trabajo también ha cambiado?

Cuando entré en este tribunal se resolvían 120 casos al año. Ahora son más de 4.000. Tanto el tribunal administrativo, como los juzgados están colapsados.

Usted se convirtió en el primer magistrado en redactar sus sentencias en catalán. Ahora ya le siguen otros compañeros. ¿En algún momento alguien le insinuó que cambiara de idea?

Nunca me han insinuado nada. Desde el siglo pasado soy el único juez de toda España que redacto todos los escritos en catalán. Cuando tomé esta decisión no sabía redactar en catalán y tuve que aprender.

¿El colapso en la jurisdicción administrativa perjudica al ciudadano?

Sin duda, es un inconveniente. Le puedo decir que si la demanda se presenta ante el TSJB la media para dictar sentencia es de unos dos años. Si se presenta en el juzgado se tarda más.

Analizando algunas decisiones del tribunal que preside da la impresión de que la Sala está formada por jueces con diferentes pensamientos políticos. ¿Esta situación ha ocasionado algún tipo de fricción interna en el tribunal?

Nunca ha existido ningún tipo de fricción. Cada uno de los jueces tiene una visión y una forma de pensar personal. Sin embargo, estas diferencias de pensamiento nunca se han plasmado ni en las deliberaciones, ni en las resoluciones. En este tribunal nunca hemos discutido, hemos deliberado.

Parece que si a un juez se le califica de progresista o de conservador sus sentencias siempre están marcadas por este pensamiento político.

Esta sospecha deriva de la formación del CGPJ. Pero hay que decir que los vocales del Consejo no dictan sentencias, solo se pronuncian sobre nombramientos o sanciones. En los tribunales que dictan sentencia estas influencias políticas no se dan. Al menos desde mi experiencia personal.

¿Cuando un compañero del tribunal realiza un voto particular sobre un determinado caso, molesta al resto de jueces?

En absoluto. Nunca nos hemos molestado, sino todo lo contrario.

En algunas ocasiones ha reunido a los cinco jueces del tribunal para resolver un determinado caso. ¿Cuál ha sido el criterio para tomar esta decisión?

La ley prevé esta posibilidad. A veces es el propio ponente el que, ante un determinado caso, pide la intervención de los cinco jueces. Y conviene que así sea, sobre todo cuando existe alguna discrepancia entre nosotros.

En el tema de la farmacia de Bauzá reunió a los cinco magistrados. ¿Se debió a la trascendencia que tenía la decisión que se iba a adoptar?

No. Se debió a que había una resolución anterior sobre una consellera de Sanidad, que tenía una farmacia, donde hubo un voto particular. Ante la posible discrepancia interna decidí que deliberáramos los cinco jueces. No se debió ni a la dificultad del caso, ni a su trascedencia.

Hace poco se volvió a repetir la situación ante una demanda por la enseñanza del castellano.

Esta vez lo hicimos porque hemos recibido otras demandas parecidas que serán resueltas por un tribunal de tres jueces. Como en cada caso se puede dar una composición diferente del tribunal decidimos deliberar los cinco para establecer un criterio único.

¿El TSJB ha establecido un cierto orden urbanístico en Balears?

El orden lo han puesto las leyes. En estos momentos tenemos un cierto periodo de tranquilidad, pero en otras épocas, coincidiendo con la aprobación de muchas normas de planificación urbanística, es cierto que nos ha supuesto mucho trabajo.

Durante muchos años en Mallorca no se derribó ninguna casa ilegal. ¿La situación ha cambiado?

Los jueces del TSJB nunca hemos tenido miedo para ordenar el derribo de una casa. Le recuerdo el caso de la vivienda de la infanta Pilar, los chalets de ses Covetes o las casas de Llucalcari. Pero es importante reiterar que la obligación de los jueces es, además de dictar sentencias, ejecutar estas decisiones.

El tribunal que preside ha tenido un papel fundamental para aprobar las normas sanitarias durante la pandemia. ¿Qué le ha supuesto esta situación?

No han sido temas de gran dificultad jurídica. Había unos acuerdos del Govern amparados por informes técnicos sanitarios.

Sin embargo, muchas veces estas normas limitaban derechos fundamentales.

Nosotros hemos dicho que no existía limitación de derechos. Lo tenemos muy claro.

Hace poco el Supremo les dio la razón sobre el caso del encierro de los estudiantes. ¿Hubo alguna discrepancia interna?

Tampoco hubo discrepancias. El debate fue muy sencillo.

¿Cómo valora el espectáculo por la elección de los nuevos vocales del CGPJ?

La solución al problema sería que cuando un vocal termina su mandato debería cesar. Después se debería establecer un periodo legal para nombrar un nuevo vocal. El Constitucional dijo que este sistema de elección era legal. Por tanto, sea cual sea el sistema de elección de los vocales es necesario establecer este periodo para elegirlos, y ahora mismo este requisito no existe.

¿Un juez puede sentirse cómodo cuando para llegar a un determinado destino en la carrera judicial tenga que ser un partido político el que le designe?

Los partidos no eligen a los jueces, sino a los vocales del Consejo, que después designa a los presidentes de Sala. Sin embargo hay que decir que los tribunales siempre lo forman tres jueces y se adopta una decisión por mayoría.

¿Cuál es el caso por el que se siente más satisfecho?

No hay uno especial. Todos tienen su importancia y su valor.

¿Qué opina cuando se dice que los jueces son machistas cuando aplican la ley ‘de solo sí es sí’?

Pues que es muy difícil que todos los jueces interpreten una ley de la misma manera. El problema está en quién redactó la ley y en quién la ha aprobado. Parece que muchos de los que votaron a favor no se leyeron la ley.

Una carrera de esfuerzo que empezó a los doce años

Gabriel Fiol no es de esos jueces que proceden de familias pudientes, sino todo lo contrario. Aunque quita méritos a su esfuerzo lo cierto es que a los doce años tuvo que empezar a trabajar, a la vez que estudiaba. Por ello, el mérito para llegar a donde ha llegado como juez, presidiendo uno de los tribunales más influyentes de Balears, es enorme. Se jubila, no porque quiera, sino porque cumple la edad para abandonar su trabajo. Sin embargo, afirma que se siente con fuerzas y con capacidad para seguir al frente del trabajo. No sabe muy bien qué va a hacer a partir de ahora, pero asegura que ya encontrará alguna tarea para seguir activo. Muchos de sus compañeros ya le están añorando.

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