"El redescubrimiento, doscientos años después, y la exploración completa de la cueva de Cabrera donde hallamos cientos de inscripciones de soldados cautivos de Napoleón a 50 metros bajo tierra me perturbaron profundamente. Fue uno de los momentos más hermosos de mi existencia y de mi carrera como arqueólogo, por rica que hubiera sido antes", reconoce Frédéric Lemaire a Diario de Mallorca.

Lemaire lleva más de dieciséis años siguiendo las huellas del Gran Ejército por los campamentos y campos de batalla que fueron clave en la expansión napoleónica, sus grandes victorias y también sus derrotas. Autor de una tesis sobre los soldados de Bonaparte en el campo de batalla, dirigió a partir de 2005 las excavaciones que investigaron el asentamiento en los alrededores de Boulogne-sur-Mer, en el actual departamento francés de Paso de Calais, frente al Canal de la Mancha, levantado entre 1803 y 1805 para acometer la invasión de Gran Bretaña que nunca se llevó a cabo, pero que a la postre sirvió para crear la base del Gran Ejército del emperador .

También investigó en 2012 la agonía del Gran Ejército durante la campaña de Rusia, participando en las excavaciones en el sitio de la batalla de Berezina, en Bielorrusia. Y en 2019, dirigió la parte francesa del proyecto arqueológico franco-ruso Smolensk 1812-2019, que buscó los restos del general Gudin en el bastión de Sheinov de Smolensk y también hizo varios hallazgos en el lugar de la batalla de Valutina Gora, al este de la ciudad.

Sin embargo, el hallazgo en la cueva de Cap Ventós, al noroeste de la isla, en la segunda misión francesa en un año en la isla de Cabrera, lo superó todo, fue especial y única y de una importancia capital para investigar las condiciones de vida y cautiverio de 12.000 soldados del ejército de Napoleón ,entre los años 1809 y 1814, deportados en la isla desde Cádiz en condiciones deplorables y abandonados a su suerte, sin comida ni bebida, tras su derrota, la primera del ejército napoleónico en campo abierto, en la batalla de Bailén (1808).

"La dificultad de acceso a la cueva también contribuyó al carácter extraordinario del redescubrimiento", reconoce Frédéric Lemaire. "Esta gruta de Cap Ventós, y la conocida por los memorialistas como "Gil-Bas", donde descubrimos el grafiti "Blas", son lugares emblemáticos del cautiverio, desde el punto de vista de las descripciones que nos han llegado de los memorialistas", explica. "Y lo relevante para nuestra investigación es que hemos podido comprobar que los textos y las descripciones de Gilles, por ejemplo, son absolutamente fieles y coherentes con la realidad que hemos encontrado y con una notable atención al detalle", subraya.

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Las fotos de la misión francesa que ha descubierto cientos de inscripciones de soldados de Napoleón en una cueva de Cabrera AASCAR

Nombres y fechas escritos sobre las rocas, además de fogones y otros artefactos

"Así, más allá del carácter insólito y absolutamente maravilloso desde el punto de vista geológico de la cueva, más allá de las huellas observadas y de las pistas que nos hablan de la presencia más o menos frecuente de los cautivos en el lugar, como las inscripciones de nombres y fechas en los muros de roca, pero también la presencia de fogones y otros artefactos que demuestran una presencia más o menos larga en el lugar, y cuyo estudio es el objeto mismo de la investigación arqueológica, la precisión de los testimonios constituye la principal contribución de esta investigación", aclara Lemaire.

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"Al confrontar nuestra experiencia con los principales relatos de los supervivientes en las cuevas subterráneas, hemos podido comprobar la credibilidad de las fuentes, que a menudo los historiadores consideran inexactas o exageradas. Pero resulta que al leer a Gilles, Wagré o Ramaeckers, con la experiencia de los lugares descritos con precisión por estos hombres, se puede juzgar con mucha certeza la veracidad de su relato. Y por extrapolación, podemos considerar que dicen la verdad en otros aspectos del cautiverio", manifiesta el director de la misión, que une a once arqueólogos de cuatro instituciones francesas: el Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP), el colectivo AASCAR, el Museo Nacional de Historia Natural y la Fundación Napoleón.

"Nosotros hemos puesto a prueba la objetividad de las fuentes explorando lugares preservados de Cabrera muy singulares. Por ejemplo, el mapa de la isla elaborado por Gilles, el único conocido relativo a los emplazamientos de la colonia penal francesa, resulta esencialmente exacto, siendo los errores marginales y a menudo ligados a la debilidad de los medios técnicos y topográficos de los que disponía. De modo que cuando ubica el cementerio del Valle de la Muerte en el punto donde lo estamos buscando, efectivamente se encuentra allí, como hemos podido comprobar", constata Frédéric Lemaire

"Nuestra investigación moviliza a todas las fuentes", resume. "Y la fase de exploración llevada a cabo en noviembre de 2021 y 2022 dará paso a partir del próximo año, a excavaciones en lugares identificados con precisión durante las etapas de exploración", avanza.

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Investigación, no juicios morales sobre el cautiverio

En Cabrera murieron 4.000 soldados, después de cinco años dramáticos en los que pasaron hambre y sed, sufrieron enfermedades, locura, desesperación e incluso algunos episodios de antropofagia, que fueron severamente reprimidos y castigados con la muerte. Sin embargo, Frederic Lemaire no quiere hacer un juicio moral sobre el cautiverio o sobre lo que él mismo llamó "la Santa Elena del Ejército de Napoleón". "Me gustaría dejar claro que no es mi trabajo definir la responsabilidad de esta tragedia, sino identificar las causas. En general, mi ángulo de enfoque es la antropología del soldado, su condición, desde el campo hasta el combate y el cautiverio", señala.

Y añade que el descubrimiento extraordinario de la cueva de Cap Ventós, así como otros como la descripción de los modos de vida troglodita que adoptaron los soldados cautivos franceses para intentar sobrevivir a la hostilidad de Cabrera y sus propios semejantes, la descripción de estilos constructivos o el hallazgo de más objetos en el cementerio del Valle de la Muerte, como dos botones de uniforme de los regimientos de línea 67 y 14, no hubieran sido posibles sin la ayuda del personal del Parque Nacional.

"Me gustaría señalar que este trabajo de exploración contó con la experiencia de Juan Salom, el guía más antiguo del parque que se jubiló durante nuestra estancia en la isla y estuvo con nosotros su último día de trabajo. El trabajo sobre la arqueología de los presos de Cabrera es colaborativo. Sin la ayuda del Parque Nacional y de su directora Cuca, (María Francesca López Cortés), no podríamos desarrollar nuestro proyecto", agradece Fréderic Lemaire.

Las fotos de la misión francesa que ha descubierto cientos de inscripciones de soldados de Napoleón en una cueva de Cabrera CAIB