La neozelandesa Jean Gardner Batten fue conocida como la Greta Garbo de los cielos por sus proezas en el aire y sus grandes vuelos intercontinentales pero con la llegada de la II Guerra Mundial se terminó su carrera como aviadora. Tras años de recorrer el mundo vivió en aislamiento voluntario y eligió Mallorca como lugar de residencia. Vivió en Palma hasta su muerte, en 1982. La causa de su fallecimiento fue una infección provocada por la mordedura de un perro que quiso tratarse y terminó enterrada en el olvido en una fosa común en el cementerio palmesano. La próxima semana el día 22 se celebrará un acto de homenaje de aquella intrépida mujer piloto por iniciativa de Aviadoras de Sepla (Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas), por el 40 aniversario de su muerte.

El homenaje será en el cementerio municipal, calle Camí de Jesús, a las 11:45 horas de la mañana. Al acto asistirán Claire McGuire, asesora consular de asuntos públicos de la embajada neozelandesa en España, Darío Pozo, administrador gerente de la Fundación Infante de Orleans e historiador, Mar Alguacil, directora de la iniciativa Aviadoras que organiza el evento y representantes de Sepla. Todos ellos serán los encargados de hablar sobre la vida de Batten y conmemorar sus hazañas más importantes, según ha informado el Sepla. Se hará una ceremonia donde se depositarán 40 rosas en la lápida conmemorativa de Jean Batten, una por cada año desde la fecha de la muerte de la aviadora.

Otra Garbo que cayó en el olvido

Jean Batten, que nació en 1909, fue una mujer intrépida, elegante, introvertida y solitaria, que consiguió batir múltiples récords en el mundo de la aviación durante la década de los años veinte y treinta del siglo pasado, destacan desde el Sepla.

Durante su carrera como piloto Batten demostró lo que los aviones podían conseguir en una época donde la tecnología aeronáutica y las cartas de navegación eran todavía muy precarias superando, en todos los sentidos, a sus compañeros varones y mujeres durante muchos años.

Con su primer gran vuelo a Australia le llegó la fama y la riqueza, y se la llegó a conocer como “la Greta Garbo de los cielos” gracias a sus proezas y grandes vuelos intercontinentales. También se aludía a su belleza física y por la matrícula de su avión: G-AARB.

Voló desde el Reino Unido a Nueza Zelanda, cuando nadie había hecho un vuelo tan largo

Voló desde el Reino Unido a Nueza Zelanda, cuando nadie había hecho un vuelo tan largo. La llegada de la Segunda Guerra Mundial acabó con su carrera como aviadora. El historiador y biógrafo Darío Pozo la describe como “una diva” y una mujer “extremadamente decidida, muy valiente y muy hábil como piloto”. Como recuerda en una publicación del Sepla, su primer apoyo fue su madre, Ellen, con la que viajó al Reino Unido para que pudiera convertirse en aviadora. Después de que su padre dejara de pagar sus gastos –el quería que se dedicara a la música–Jean se las apañó para seducir a tres hombres diferentes, sus sucesivos prometidos, a los que sacó importantes cantidades de dinero que nunca estuvo dispuesta a devolver.

Tras varios años recorriendo el mundo, Jean Batten vivió en aislamiento voluntario durante más de tres décadas, incapaz de adaptarse a la sociedad que la rodeaba. Eligió Mallorca como lugar de residencia y vivió en Palma hasta su muerte en 1982 a consecuencia de una infección provocada por la mordedura de un perro que no quiso tratarse debido a su aislamiento total.

Vivió en aislamiento voluntario durante más de tres décadas

Debido a que las autoridades de la época no fueron capaces de comunicar correctamente el fallecimiento de Batten a sus familiares en Nueva Zelanda, tras dos meses de inacción, finalmente fue enterrada en una fosa común en el cementerio de la capital mallorquina. Ni siquiera sus familiares, sus sobrinos de Nueva Zelanda, tuvieron noticias de su paradero. Los juzgados de Palma enviaron la notificación de su muerte por correo postal a la Embajada de Nueva Zelanda en Madrid, que no existía. Al cabo de dos meses sin que nadie reclamara su cadáver se dio orden de enterrarlo en una fosa común.

Protesta por su calle en la Bonanova

En 2006 el embajador de Nueva Zelanda en España, Geoff Ward, visitó su tumba en Palma. Se colocó una placa en conmemoración de la heroína y depositó una rosa roja. Contó con la única compañía del director gerente de la Empresa Funeraria Municipal de Palma, Oscar Collado. Ningún concejal del Ayuntamiento se trasladó hasta allí, a pesar de que la alcaldesa popular Catalina Cirer se había reunido con el diplomático.

En la Bonanova se inauguró una calle con su su nombre. Aunque los vecinos protestaron porque se quitara el nombre anterior, Mirador Bahía, para cambiarlo por el de Jean Batten. La entonces alcaldesa Aina Calvo la inauguró.

El aeropuerto internacional de Auckland, en Nueva Zelanda, lleva el nombre de Jean Batten.