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Soham El Wardini: «Cuando me nombraron alcaldesa las mujeres salieron a la calle a bailar»

«Durante la pandemia en Dakar no hubo toque de queda porque la gente tiene que salir a buscar su sustento» - «Hay avances para las mujeres»

Soham El Wardini, en el hotel Almudaina de Palma. B. Ramon

Soham El Wardini (Senegal, 1953) hizo historia al convertirse en la primera mujer alcaldesa de Dakar, cargo que ocupó entre 2018 y 2022. Es uno de los nombres destacados incluidos en Les Elegides, un encuentro internacional de mujeres con cargos electos organizado por el Fons Mallorquí de Solidaritat. Se celebra en Palma hasta hoy.

¿Cómo es Dakar?

Es una ciudad muy bonita. Ahora está en un proceso de transformación muy grande, con muchas obras por toda la ciudad. Y se prepara para acoger eventos importantes como el Foro Global de la Economía Social y los Juegos Olímpicos de la Juventud, en 2026.

Una de sus prioridades como alcaldesa fue lanzar una campaña de limpieza en las calles de la ciudad.

Dakar era una de las ciudades más sucias del mundo y mi primer objetivo fue sanearla. Lancé un programa de limpieza que implicó a las diecinueve comunas de Dakar. Convoqué a los líderes de cada comuna y a los servicios técnicos del Gobierno central para crear un comité de salubridad y llevar a cabo el saneamiento de la ciudad. Era necesario que todo el mundo se pusiera de acuerdo, y lo conseguimos.

¿Cómo recibieron los habitantes de Dakar a su primera mujer alcaldesa?

Mi predecesor dejó el cargo porque tuvo problemas con la justicia. En ese momento yo era la teniente de alcalde, así que le reemplacé después de que él me nombrara y el consejo municipal me eligiera. La gente estuvo muy contenta. Sobre todo se alegraron las mujeres, que salieron a la calle a bailar.

¿Lo tuvo más difícil por ser mujer?

Al principio costó porque como en todas partes a los hombres no les gusta ser dirigidos por mujeres. Pero la situación también era complicada por razones políticas porque mi predecesor, y yo misma, éramos del partido que estaba en la oposición en el Gobierno de Senegal. Tuve que trabajar mucho para hablar y negociar con el Estado, pero al final pude completar mi mandato.

Le tocó gestionar la pandemia. ¿Cómo impactó en Dakar?

Al principio nos metieron mucho miedo, nos dijeron que todos los africanos íbamos a morir. Fue muy difícil, por no decir imposible, decretar un toque de queda porque la gente es pobre y no se puede quedar en casa. Tienen que salir cada día para encontrar su sustento. Así que trabajamos en la prevención, compramos material y lanzamos campañas de sensibilización para la población. Las mujeres también ayudaron mucho cosiendo mascarillas de tela, fabricando jabón o ayudando en la distribución de alimentos.

¿Es usted de izquierdas o de derechas?

Soy de izquierdas. Formo parte de una plataforma en la que hay gente de diferentes partidos y a los que nos une un mismo objetivo.

¿Senegal está preparado para tener a una presidenta?

Hemos tenido a dos candidatas, pero no obtuvieron buenos resultados. No, creo que el país todavía no está preparado.

¿Alguna vez se ha llegado a plantear dar ese paso?

No. Todavía hay que librar una batalla porque hay una tradición y unas costumbres que costará cambiar. He sido la primera mujer alcaldesa de Dakar desde nuestra independencia, pero nunca había imaginado que podría pasar. Sucedió porque mi predecesor confió en mí, pero no lo tenía planeado. Aunque en los últimos años ha habido progresos para las mujeres. Por ejemplo, se ha aprobado una ley de paridad según la cual en todas las listas tiene que haber un 50% de mujeres. En 2014 solo había 18 mujeres de cien personas en el Consejo de Dakar. En 2021 ya eran cuarenta.

España y Europa son destino de muchos senegaleses que dejan su país para buscar una vida mejor, pero Europa no suele recibirles bien.

No, Europa no les reciben bien. Y es un drama toda la gente que muere en el camino para llegar allí. Trabajamos para que los jóvenes puedan quedarse en Senegal, pero es muy complicado porque no hay trabajo. La estación de lluvias dura tres meses y durante ese tiempo hay trabajo en el campo. Pero los otros nueve meses se acaba y no hay nada que hacer. La alternativa suele ser ir a Dakar para comerciar al por menor para sobrevivir. Pero cuando la gente ve que quienes se han ido a Europa vuelven y pueden comprarse una casa y un coche, les motiva para intentarlo. Pero la visión está cambiando lentamente porque se están dando cuenta de que la vida en Europa es cada vez más difícil, y hay una tendencia a quedarse para trabajar en la agricultura.

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