El juez de la Audiencia de Palma, Jaime Tártalo, ha impuesto una condena de 23 años de prisión al autor del asesinato de su expareja, hecho acontecido en el asentamiento de El Hoyo, que la pasada semana fue declarado culpable por el jurado popular. Antonio Cortés Cortés, que está en estos momentos en prisión, ha sido declarado culpable del delito de asesinato con la agravante de género. El juez también le condena a indemnizar a los padres de Remedios Cortés y a los cuatro hijos, todos menores, que tenía con la víctima.

Según se expresa en la sentencia, siguiendo los términos del acuerdo alcanzado por el jurado, los hechos se sitúan en la tarde del día 3 de noviembre de 2020. La pareja, por decisión de la mujer, llevaba algunas semanas separada. Ese día fue Remedios la que llamó por teléfono a Antonio y le propuso verse para comentar unos temas que habían quedado pendiente, alguno de ellos relacionados con el futuro de los niños.

El acusado aceptó el encuentro y fue él quien recogió a la mujer en el domicilio de sus padres. Lo hizo en su vehículo. Condujo hasta un aparcamiento del polígono de Son Rossinyol, donde en aquel momento no había nadie y tampoco había iluminación.

Fue dentro del coche donde se originó la pelea. El acusado, “de forma repentina e impidiendo toda posibilidad de defensa”, con la intención de quitarle la vida a Remedios, comenzó a golpear a la mujer. A continuación le clavó un destornillador en el tórax.

Tras esta agresión y pensando que la mujer estaba muerta, introdujo el cuerpo de la víctima en el maletero de su coche. También tiró el teléfono móvil de la madre de sus hijos para dificultar su localización.

Antonio Cortés arrancó el coche y se dirigió hacia una zona conocida como el camí de ca na Verda. La mujer, malherida, consiguió salir del maletero a través del respaldo del asiento trasero e intentó huir del coche. Comenzó un forcejeo entre ambos y el acusado perdió el control del coche, que se estrelló contra la pared.

Remedios Cortés aprovechó la colisión para salir del coche y emprender la huida. No fue muy lejos, ya que el agresor logró darle alcance. La agarró por la espalda y la empujó contra un muro, lo que hizo que la víctima perdiera el equilibrio. Sin posibilidad de defenderse, Antonio Cortés agarró una piedra y golpeó con ella a la mujer, hasta causarle la muerte. La víctima falleció como consecuencia de un traumatismo craneal.

Según describe la sentencia, una vez ya muerta la mujer su expareja, para evitar que se descubriera el cadáver, desnudó a la víctima. A continuación arrastró el cuerpo hasta llegar a una zona próxima al torrente y lo ocultó con ramas y maleza. También se deshizo de las pertenencias personales de Remedios, para dificultar que la encontraran muerta y la identificaran.

Fue el propio acusado el que llamó a la Policía para entregarse. Confesó el crimen y facilitó la dirección donde había abandonado el cadáver.

El acusado, según interpretó el jurado cometió el asesinato como manifestación del dominio y control que ejercía sobre su expareja, después de que hubiera tenido conocimiento de que Remedio mantenía una relación con otro hombre. Además de ello, tampoco aceptaba que ella hubiera decidido romper la relación, que mantenían desde hacía muchos años.

El jurado aceptó que Antonio Cortés era un consumidor de drogas de larga trayectoria y de que alguna manera incidía ligeramente en sus facultades.

El juez ha impuesto la condena que solicitó el abogado de la acusación, David Salvà, que representaba a la familia de Remedios Cortés. La fiscalía también solicitaba la misma condena de prisión, tras el veredicto alcanzado por el jurado.