Mallorca ha construido 1.002 nuevos chalets en suelo rústico en seis años y otros 1.052 han sido ampliados. En conjunto, las nuevas construcciones ocupan 4,11 kilómetros cuadrados de territorio, suelo que en su mayor parte era agrario, forestal y 'garriga' y que se ha perdido para siempre. "Es el mayor problema ambiental al que se enfrenta la isla", ha subrayado Jaume Adrover, portavoz de Terraferida. 

Esta entidad ecologista ha presentado un estudio en el que ha cuantificado el ladrillo que ha aflorado en Mallorca haciendo una minuciosa comparativa con fotos aéreas de 2015 y 2021 disponibles en el visor IDEIB del Govern. "'Fora vila' se ha convertido en una inmensa urbanización de lujo", ha denunciado Teraferida, al tiempo que ha reclamado "una moratoria" de nuevas construcciones y la protección "definitiva" del suelo rústico. "Necesitamos un debate serio sobre el ahora es el principal problema ambiental de Mallorca, pedimos que las administraciones miren de cara a la realidad", ha reclamado Adrover. 

Los autores del estudio han puesto de manifiesto la proliferación de "megachaletarros" y la ocupación del resto de la parcela con "piscinas, pistas de tenis, caminos asfaltados y jardines fastuosos" por lo que, en la práctica, la ocupación de territorio rústico va mucho más allá de la propia vivienda. 

"Si en 2015, cuando llegó este Govern, nos dicen que un promotor quiere construir una urbanización de 4,11 kilómetros cuadrados en cualquier lugar de Mallorca, hubiese provocado una gran movilización en contra", ha valorado Adrover para ilustrar la magnitud del consumo de territorio que ha sufrido la isla. "Es el equivalente a tres veces el centro histórico de Palma", ha añadido. 

El estudio revela que la mayor presión urbanística la sufren Santanyí, Felanitx, Manacor, Campos, Ses Salines y Llucmajor. "En general son unifamilires inmensos dirigidos a millonarios. Estos municipios viven un 'boom' de la construcción. Todos los días empresas y fondos de inversión compran parcelas y las juntan para poder edificar", ha advertido Adrover. "Sin duda la autopista de Llucmajor a Campos ha ayudado", ha añadido. 

Terraferida considera que Mallorca debería seguir el modelo de Menorca, cuyo Plan Territorial blindó el suelo rústico de nuevas construcciones hace más de veinte años. Los ecologistas han señalado asimismo que el nuevo ladrillo va asociado a más población dispersa por toda la isla que a su vez genera más desplazamientos en coche y mayores consumos de agua y energía. 

El consumo de suelo rústico es particularmente problemático en una isla que sufre una notable dependencia del exterior para abastecerse. «El 85% de lo que consumimos lo tenemos que importar del exterior porque nosotros nos estamos quedando sin suelo agrario», indicó Adrover. 

Este agricultor puso de manifiesto los problemas a los que se enfrenta su colectivo. «En Mallorca hay cuatro mil agricultores en activo, y cuatro mil inmobiliarias. Nosotros no podemos hacer nada ante esto porque no podemos comprar tierra. En los últimos días hemos sabido de tres agricultores que abandonan las fincas que tenían arrendadas porque hay nuevos proyectos ahí. No podemos competir con fondos de inversión que tienen recursos infinitos», manifestó este ecologista.

"No podemos poner un chalet más en fora vila, ni consumir más territorio. Es el problema ambiental más grande que tenemos, más que los cruceros o las canteras porque nos plantea qué consumiremos en el futuro y de dónde lo importaremos", añadió.