Penalva y Subirán volvieron a copar este lunes sin estar el juicio del caso Cursach. Otros dos testigos, agentes de la Policía Local de Palma, afirmaron que el juez y el fiscal manipularon con presiones y amenazas sus declaraciones, en las que admitían irregularidades en la unidad, y se desdijeron de ellas. «Subirán guiaba mis declaraciones sobre lo que él creía oportuno. Yo tenía terror a acabar en prisión», señaló uno de ellos. El presidente de Acotur, Pepe Tirado, que fue detenido, encarcelado y finalmente exculpado señaló también al fiscal y habló de «tortura psicológica». El empresario Bruno da Silva, con negocios en s’Arenal, declaró que la Patrulla Verde lo sometía a continuas inspecciones pese a tener todo en regla.

Uno de los policías, según consta en su declaración judicial como testigo en instrucción afirmó que la Patrulla Verde «nunca» realizaba inspecciones en Tito’s y Pacha -negocios de Cursach- negó haber dicho eso. «Yo más que una declaración hice una negociación. Subirán reconducía mis declaraciones, vestía una mentira de verdad. La frase de ‘vamos a darle forma a esto’ era constante. Yo he leído mi declaración y hay cosas que no entiendo», afirmó. «Con el arma del auto de prisión nos tenía atemorizados y coaccionados. Yo tenía terror a acabar en prisión. Que a Pachá y Tito’s la Patrulla Verde no iba nunca yo no lo he dicho, es imposible», añadió.

Otro policía que llegó a ser detenido y encarcelado pero acabó exculpado acusó también a Subirán de «manipular» su declaración, en la que apuntó a dos compañeros de la Patrulla Verde, que están en el banquillo de los acusados. Afirmó que cuando estaba preso su abogado le llevó un listado de diez puntos que, a instancias de Subirán, debía declarar a cambio de quedar en libertad, pero el se negó. «Eran falsos». Este policía se desdijo también de las acusaciones contra efectivos del Grup d’Actuació Preventiva (GAP) por intervenciones «desproporcionadas. «Tenía la realidad distorsionada. Me sentía un despojo, habían acabado conmigo», añadió este policía, cuya declaración fue interrumpida unos minutos por el tribunal cuando rompió a llorar.

Los dos agentes coincidieron también en señalar que «nunca» presenciaron irregularidades en las inspecciones que realizaba la Patrulla Verde y defendieron la labor del entonces jefe de la unidad, Gabriel Torres. El único incidente que detallaron fue el cierre «con una celeridad anormal» de un negocio de ‘El Ico, pero afirmaron que el local había incumplido reiteradamanete la normativa.

El presidente de la Associació de Comerciants i Empreses de Serveis Turístics de Mallorca (Acotur), Pepe Tirado, también se despachó contra el juez y el fiscal y dijo que le «torturaron» cuando fue arrestado por el caso Cursach. «Penalva y Subirán no me interrogaban, me decían permanentemente lo que tenía que decir», aseguró. Tirado negó haber favorecido jamás a través de Acotur a los negocios de Cursach, de quien dijo que «era uno más» en la asociación. Incluso afirmó haber ido «a degüello» con denuncias a negocios del empresario por incumplimientos de la normativa. «Ser socio de Acotur no era patente de corso», indicó. Además, acusó a un empresario de Magaluf de «manipular» a testigos contra él y a otro que está personado como acusación particular de «tener una estrecha relación» con Penalva. «Iban juntos de caza habitualmente», aseguró.

El empresario Bruno da Silva, por su parte, afirmó que su negocio en s’Arenal sufrió continuas inspecciones injustificadas por parte de la Patrulla Verde. «Venían policías locales de paisano, entraban y me pedían toda la documentación. Me decían que no podía estar abierto aunque tenía todas las licencias», afirmó, señalando al entonces jefe de la Patrulla Verde, Gabriel Torres. Aseguró además que cuando quiso abrir un negocio en Magaluf junto a locales de Cursach habló con Pepe Tirado. «Me dijo que eso era Siria y que si fuera yo, se iría porque iba a haber tiros», detalló el testigo, admitió tener «enemistad» con Cursach y Sbert.