La transición energética es una realidad en proceso que requiere alternativas a los combustibles fósiles y una fuerte inyección económica para que avance de manera segura. Redexis, principal distribuidora de gas en Baleares, apuesta de forma clara por el archipiélago donde está realizando importantes inversiones. Fidel López, Consejero Delegado, aborda en esta entrevista cuestiones como el Plan Estratégico de Redexis y las potencialidades del gas renovable en la descarbonización.

 

Baleares es una de las regiones clave en las que opera Redexis, ¿Cuál es su presencia en el archipiélago?

Baleares es una de las principales zonas en las que estamos presentes. Redexis opera en 13 comunidades en toda España, pero es en tres donde somos el principal distribuidor y tenemos una presencia histórica. La primera es Aragón, también estamos en Murcia, pero sin duda Baleares es la segunda en importancia y en magnitud de inversiones. En Baleares tenemos 1.250 km de red y damos gas a 850.000 usuarios. En los últimos diez años hemos destinado unos 270 millones de euros y en los últimos tres años hemos construido casi 200 kilómetros más de red, es un territorio muy importante para nosotros, no solo históricamente. Estamos en Palma y otros 36 municipios a los que suministramos tanto gas natural como GLP canalizado.

Baleares también formará parte de su Plan estratégico Energía 26, ¿Cuáles son los objetivos que se ha marcado Redexis?

Nos comprometemos a invertir mil millones de euros en España fundamentalmente en transición energética basada en nuestras redes y en otras inversiones, y a generar empleo directo e indirecto para 1.000 personas. Es el 50% más de lo que hemos invertido en los último cinco años, una cantidad importante con la que estamos aspirando a aumentar en cinco años nuestro resultado bruto operativo también en un 50% más. El primer eje de este Plan Estratégico es el crecimiento y reforzamiento de las redes de gas natural para convertirlas en redes 100% compatibles con gases renovables. Creemos que sí hay potencial de crecimiento tanto en residenciales como industriales y en el sector terciario, y queremos aprovecharlo. El segundo eje es la inyección y producción de gases renovables, biometano e hidrógeno verde, en la red. La inyección de biometano ya es una realidad tenemos en marcha más de 70 proyectos, pero también queremos producirlo, y poner en marcha entre 15 y 20 plantas de producción de biometano. Nuestra aspiración es que en el año 2026, el 10% del gas vehiculado en nuestras redes sea biometano. El tercer eje es ayudar a nuestros clientes a la transición energética a través de la eficiencia energética y estamos dispuestos a invertir en temas como la cogeneración y sobre todo mediante el autoconsumo solar, con un objetivo de unos 190 megawatios en el segmento empresarial Todo esto va a tener un impacto muy claro en términos de sostenibilidad. Nos comprometemos a reducir la mitad de las emisiones directas en nuestra actividad de distribución y transporte en 2026 y no solo eso, con las inversiones en proyectos renovables vamos a poder compensar todas las emisiones que hagamos y ahorrar a la sociedad la emisión de 400.000 toneladas de CO2. Desde el punto de vista social, la generación de 1.000 empleos, también queremos asegurar que promocionamos la igualdad y estamos dispuestos a aumentar el 50% el número de mujeres en puestos de responsabilidad y a continuar mejorando la gobernanza y los índices de sostenibilidad. 

 ¿Cómo ven el futuro en Baleares en materia energética?

Baleares como territorio insular tiene una gran oportunidad de liderar la transición energética. Hay proyectos emblemáticos como la generación de hidrógeno verde en la planta de Lloseta. Ha sido una apuesta importante y nosotros somos parte del consorcio de empresas de Green Hysland, no solo los promotores de la producción. Es la primera que está produciendo y nuestro rol es fundamentalmente la construcción de un hidroducto que permita inyectar hidrógeno en la red de distribución de gas natural. Va a ser la primera experiencia, el primer hidroducto 100% renovable en España y la primera inyección en una gran red. Este proyecto está en un estado de tramitación avanzado, aunque está llevando más tiempo de lo que pensábamos para un proyecto de esta importancia estratégica para la isla. Atraviesa una zona sensible, con muchas partes interesadas y lo que sí necesitamos claramente es continuar teniendo el apoyo de las administraciones, especialmente la autonómica, para dar el empujón final y asegurar que podemos tener la licencias con la máxima celeridad y así poder tenerlo funcionando e inyectando hidrógeno verde en la red de Mallorca en el primer trimestre del año que viene. 

¿Qué papel va a jugar el gas en el proceso de descarbonización en Baleares?

Una vía muy rápida es la que ha seguido tanto en Baleares y resto de España introduciendo el gas natural que colabora inmediatamente en una reducción de más del 25% de la emisión de CO2, y que además contribuye de una forma radical en la mejora de la calidad del aire. Y esto todavía tiene potencial de continuar en Baleares. Por ejemplo, los hoteles que tienen la obligación de cambiar calderas de fuel y de gasoil antes de 2027, ya las están sustituyendo por combustible limpio y eficiente que es el gas natural. Esto sería una primera etapa. Yo creo que la segunda es la introducción de gases renovables, en concreto biometano, que puede ser o bien producido aquí en la isla, o en otras partes de España que es el tercer país con mayor potencial para producir biometano en Europa. Podría realizar un total de un tercio de todo el consumo de gas o bien, si quitamos el eléctrico, el 50% del consumo industrial y residencial se podría cubrir con biometano. Nosotros creemos que un plazo de entre cinco y siete años, el 10% es perfectamente alcanzable. En Mallorca, se puede generar biometano y también importarlo de otras partes de España, porque estamos conectados con el gasoducto que abastece a Ibiza y Mallorca. A partir de ahí, se puede usar no solamente el producido aquí, sino las garantías de origen del que se producen en cualquier parte de la península y eso contribuiría a una descarbonización casi completa de los consumos que tuviera el sector terciario, administraciones públicas o incluso el residencial. La tercera etapa sería la introducción del hidrógeno verde que ya se produce en Mallorca. 

Otro aspecto importante en todo este proceso es el avance en movilidad sostenible. 

Tanto los autobuses interurbanos de Mallorca como los de la EMT y la flota de recogida de residuos de Emaya funcionan con gas natural. A estos hay que sumar flotas de reparto de algunas empresas, y todavía queda mucho por hacer por ejemplo, en el transporte discrecional. Creo que en los vehículos particulares hay menos potencial aunque en las islas tiene bastante sentido por la autonomía que te ofrece y se está ampliando la red de gasineras. Ya tenemos dos y hemos puesto la acometida para otras cinco más. La movilidad será de los primeros ámbitos donde se apliquen los certificados de origen por que es el área donde ya hay una regulación europea al respecto. Otra área con un impacto en descarbonización y en calidad del aire crucial es el transporte marítimo. Hemos presentado un proyecto al Govern balear para introducir Bio GNLen el tráfico entre islas y también hemos lanzado una propuesta para abastecer con gas natural el Cold Ironning, que es la producción de energía eléctrica que precisan los barcos cuando están atracados 

¿Diría que están teniendo sintonía con la Administración?

Creo que se están concienciando de que el gas es una de las palancas de la descarbonización y seguridad de suministro, pero todavía nos faltan algunas cosas. Que haya un poco más de ambición, sobre todo en biometano, que los objetivos estén más acorde con el potencial real del país. Así mismo, que se pongan más recursos para acelerar la tramitación de los proyectos de gases renovables, con plazos más cortos que hagan que tenga sentido y sean realizables. Nos falta ser más ágiles en las ayudas a nuestros proyectos, sobre todo al hidrógeno verde, ya que no está llegando el dinero a proyectos reales. El hidrógeno no solo es la producción o el transporte sino asegurar que estamos incentivando la demanda. Se han dado buenos pasos. Hay un sistema de garantía de origen, se está haciendo un reglamento para aplicarlo, pero se puede avanzar un paso más estableciendo obligaciones de consumo mínimo a determinados colectivos, algo que ayudaría al desarrollo de los proyectos. A nivel insular nos preocupa el reconocimiento del hecho insular porque eso es un elemento no solamente para mantener la calidad del servicio sino para asegurar que podemos continuar liderando e invirtiendo de forma decidida en este proyecto de transición energética. 


Redexis invertirá cien millones de euros en Baleares en cinco años

La compañía reclama que se reconozca el sobrecoste de la insularidad

Baleares es uno de los territorios estratégicos en los que Redexis desarrolla su actividad y esto se traduce en inversiones concretas. Tal y como explica Fidel López «En los próximos cinco años queremos destinar cien millones de euros tanto en infraestructuras como en los proyectos de gases renovables, de eficiencia energética y de autoconsumo solar de nuestros clientes». Así mismo, Redexis forma parte del consorcio Green Hyslands que opera la planta de hidrógeno verde de Lloseta y en el que llevará a cabo importantes actuaciones, como la construcción del primer hidroducto de España.

Esta importante apuesta económica podría verse afectada por el encarecimiento de la actividad que conlleva la insularidad ya que como reconoce López: «Estamos acarreando costes extra por la operación y el mantenimiento y por las inversiones que hacemos en las islas. En el suministro eléctrico hace ya diez años que se han visto reconocido esos sobrecostes. Sin embargo, el gas es uno de los pocos ámbitos en que estos están pendientes de ser reconocidos y es un elemento esencial tanto ahora como de futuro». En concreto López señala que Redexis soporta aumentos de entre un 40% y un 85% con respecto a los que aplican en la península. «Los costes de operación que tenemos en Baleares son mayores que en la península, de hecho en otros ámbitos se ha reconocido este alto coste, pero no ha sido así en la distribución de gas, aunque el consejo de la CNMC señaló en 2020 que debía estudiarlo». 

Por el momento no se ha obtenido respuesta alguna: «Hemos aportado todos los datos, hemos demostrado que entre el 40% y el 85% de sobrecostes y todavía, después de dos años, no hemos recibido respuesta. Sí que creemos que es urgente que la CNMC cuantifique el incremento de los parámetros retributivos y corrija este desequilibrio histórico, en beneficio de los ciudadanos y empresas de Baleares y del desarrollo de una transición energética justa», concluye López.