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El Hostal Sorrento, un nuevo hogar para los refugiados ucranianos

El histórico hotel de La Soledat en Palma, cedido al Govern y gestionado por la asociación Amar Ucraïna, acogerá hasta cincuenta desplazados por la guerra dando prioridad a las mujeres solas con niños

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El Sorrento, un nuevo hogar para los refugiados ucranianos Guillem Bosch

Los muros del Hostal Sorrento del barrio palmesano de La Soledat volverán a ser testigo de las vidas de sus huéspedes tras el cierre por jubilación de sus propietarios en febrero de 2021. Refugiados ucranianos le insuflarán una segunda vida y convertirán en su hogar el histórico hotel de una estrella que acogió durante muchos años a parejas que buscaban cobijo para su intimidad y que en los últimos tiempos era refugio de personas con bajos ingresos.

El Govern, que en estos momentos tenía en cartera este edificio cedido por Amadiba, entidad que lo había comprado a los antiguos dueños con el fin de habilitar un futuro centro con plazas residenciales para personas con discapacidad, lo pondrá ahora en funcionamiento de la mano de la asociación de ayuda al refugiado Amar Ucraïna. Su presidenta, Anastasia Kvach, abre a este periódico las puertas del enigmático hostal que ha formado parte del paisaje y paisanaje de un barrio popular y a veces conflictivo como la Soledat, tras haber firmado un contrato con el Ejecutivo y haber recibido las llaves. Su rostro emana la alegría de las pequeñas victorias y todo son palabras de agradecimiento. «Estamos ahora tramitando los papeles para que los primeros desplazados puedan entrar la semana próxima. Es una familia numerosa formada por tres adultos [padre, madre y abuela] y seis niños. Estaban en Sant Joan de Déu y les habían dicho que tenían que marcharse de allí sin darles más opciones», cuenta la voluntaria. Tras una primera limpieza, el espacio está tal y como lo dejaron sus dueños. Está bien conservado, pero está claro que no se había llevado a cabo en él ninguna renovación reciente. En la planta baja, hay un salón con butacas que da al comedor, donde puede verse al fondo la cocina. «Pueden ser espacios polivalentes. Hemos pensado que en la primera sala pueda estar más la gente mayor y en el comedor, los niños estudiando y haciendo sus deberes», explica Joan J. Prats, presidente de la Associació Son Quint, que colabora con Amar Ucraïna.

Lista de necesidades

En estos momentos, el equipo de la entidad que gestionará el hostal está elaborando un listado con las necesidades más básicas que deberán cubrirse para que cerca de cincuenta refugiados puedan hacer vida dentro, ya que el hotel está preparado para la acogida porque está totalmente amueblado, pero en él faltan ciertos elementos. «La cocina es muy pequeña para tantas personas, se necesitaría otro fuego, además de dos neveras y dos lavadoras más», comentan tanto Anastasia como Joan, que reparten comida todos los viernes en el Espai Son Quint.

El Sorrento cuenta con un total de 32 habitaciones repartidas en cuatro plantas. En cada piso hay dos baños completos que deben compartirse.

El protocolo facilitará sobre todo el ingreso de mujeres con niños pequeños, que son la mayoría de refugiados en estos momentos porque los padres están luchando en el país. Las familias numerosas también se considerarán. «Las personas solas o los ancianos no porque cuentan con otros recursos», comenta la voluntaria.

La alegría de Anastasia está presente durante toda la visita, pero queda empañada por una realidad que le duele. Muchas familias que habían venido a la isla huyendo del conflicto han tenido que regresar porque se habían quedado sin nada. «Sabemos de seis familias, dos se han ido esta misma semana, que se han marchado y no han llegado a tiempo para quedarse en el hostal», lamenta. «Es un espacio que estamos construyendo junto al Govern y que la gente ha esperado y desea mucho», agrega.

En la última planta, hay un gran terrado que deberá permanecer cerrado, pues no está habilitado para que los niños jueguen porque deberían colocarse barreras protectoras. En el sótano hay una sala lavadero donde también están las calderas y otras dependencias que se están degradando.

El Ejecutivo empezó a buscar ubicaciones para los refugiados ucranianos porque sabía que el contrato con el hotel covid expiraba en breve. Uno de estos lugares era el Sorrento, que finalmente no tuvo que ser utilizado. «Pero nosotros lo teníamos muy presente porque sabíamos que muchas familias de acogida no iban a poder tener en sus casas a refugiados tantos meses. Nadie sabía que la guerra iba a durar tanto», comenta la consellera de Asuntos Sociales Fina Santiago. Su departamento publicitó la coordinación del espacio y se presentó Amar Ucraïna. «Aparte de su gestión, también hay un contrato de limpieza y se costearán facturas de alimentación. Este espacio es un lugar de acogida temporal hasta que estas personas lleguen a tener una ayuda del Estado, porque ahora mismo es un recurso para quienes están fuera del sistema de acogida oficial, administrado por la Cruz Roja», sostiene la consellera.

Sobre las ayudas que se anunciaron para familias de acogida, Santiago aseguró que este octubre se pagarán las primeras con carácter retroactivo con fecha de marzo. «Ya tenemos 40 expedientes cerrados. Pensábamos que podrían estar listos antes, pero ha habido muchos requerimientos de documentación y por eso se ha retrasado. Ahora nos falta tramitar las restantes peticiones hasta llegar a las 110, que es el total que se ha presentado a estas subvenciones», concluye.

Concierto benéfico | En Trui Teatre a favor de los orfanatos de Ucrania

La asociación Amar Ucraïna y Yuri Gordiyenko han organizado para el próximo domingo 30 de octubre un concierto benéfico en favor de los orfanatos de Ucrania. «Vendrán artistas de primer nivel de allí y cuando se han enterado de que montábamos esto se han apuntado más», afirma Anastia Kvach. Las actuaciones serán a partir de las 18 horas en Trui Teatre. Las entradas ya pueden comprarse en el Espai Son Quint, en la calle Llacuna de Sanabria número 3.

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