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Exministra de Asuntos Exteriores
Entrevista

Arancha González Laya, exministra de Asuntos Exteriores: «Putin ha perdido ya la guerra»

«La salida del Reino Unido de la UE es el despertar amargo de un sueño, una pesadilla»

Arancha González: "La justicia y la igualdad son las dos grandes ausentes del debate fiscal en España"

Arancha González: "La justicia y la igualdad son las dos grandes ausentes del debate fiscal en España" B. Ramon

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Arancha González: "La justicia y la igualdad son las dos grandes ausentes del debate fiscal en España" Myriam B. Moneo

La exministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya (San Sebastián, 1969), que ha visitado Palma invitada por la UIB, reconoce que «no sabemos a dónde nos llevará» el conflicto, «estamos en manos» del presidente ruso.

Ha venido a charlar en la UIB sobre ‘La gestión de políticas públicas en época de turbulencias geopolíticas’. ¿Cuáles deberían preocupar más a la política española?

Lo que le debe preocupar más a España es la suma de las turbulencias. Hay que gestionarlas todas a la vez: una geopolítica, que se ha traducido en una guerra en las fronteras de la UE, inimaginable para los europeos, y eso está teniendo repercusiones económicas muy fuertes, con el aumento de los precios de la energía, desbocados, que están generando inflación. Hay que sumar una transición ecológica, una descarbonización de nuestra economía, porque sabemos que el cambio climático es un riesgo existencial. Y además hay una revolución tecnológica que está cambiando de manera exponencial la manera en la que producimos, trabajamos, consumimos, administramos, nos informamos. La suma de todo eso hace la tarea del funcionario público muy compleja porque hay que responder a policrisis, trabajar en horizontal, sumando todas estas distintas dimensiones. 

¿Qué les ha transmitido a los estudiantes de la UIB?

El mensaje de que se puede gestionar, de una manera diferente, más multidisciplinar. Al fin y al cabo los funcionarios públicos son los custodios de la democracias, no son mercenarios, sino quienes tienen que hacer funcionar la igualdad, la diversidad, la lucha por la justicia.

¿Y la sociedad les ve como mercenarios?

A veces creemos que es solo un empleo, pero también, además de dar soluciones y gestionar intereses, se están representando valores, los que uno encuentra en las legislaciones políticas públicas. Yo quiero hacerles sentir orgullosos de ser gestores y elaboradores de políticas públicas. 

«La principal preocupación en la UE debería ser mantener la unidad y la firmeza»

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¿La batalla de medidas fiscales, el ‘quién da más’, entre las comunidades refleja esas turbulencias?

 Veo que se está tratando la cuestión desde el ángulo equivocado. La cuestión no es si hay rebajas o aumentos o cómo utilizar las políticas fiscales en una competencia, que es un poco lo que yo veo, entre regiones o partidos. A mí me gustaría que el debate de políticas fiscales en España se efectuara desde dos ángulos distintos. En primer lugar desde qué políticas públicas queremos en nuestro país, cuánto de profundas y de respuesta a la demanda de los ciudadanos: en sanidad, educación, pensiones, atención a los discapacitados, políticas medioambientales. Y, segundo, me gustaría que hubiera un debate sobre la justicia. Porque al final un sistema fiscal es un sistema de justicia y de equidad y estas son las dos grandes cuestiones ausentes del debate fiscal en nuestro país. No creo que se esté respondiendo a lo que los ciudadanos esperan.  

La presidenta Armengol ha anunciado un plan de choque con ayudas directas por 200 millones. ¿Se trata de una compra de votos con dinero público como lo califica el PP?

Eso es una respuesta un poco vulgar porque si se escucha lo que están pidiendo todos los organismos internacionales, la Comisión Europea, el FMI, el Banco Mundial, son políticas públicas de apoyo a los más desfavorecidos dado el aumento exponencial de la inflación, causado principalmente por la guerra rusa en Ucrania. Además de un aumento de los tipos de interés de los bancos centrales, donde al europeo, más modesto, se añade el del Banco Central estadounidense, que está exportando su respuesta a su inflación menos causada por la energía y más por la manera en la que ellos salen de la crisis del covid. La discusión tendría que estar en cómo ayudar para que quien más lo necesita sea quien más reciba. La respuesta es muy clara: todos los organismos internacionales están diciendo ayudas de apoyo público graduadas según las necesidades, y en Balears está el añadido de la especificidad de la insularidad.

La exministra Arancha González Laya en el hotel HM Jaume III, en Palma. Por ahora ve la política desde la barrera. B. Ramon

¿Cómo califica la política fiscal del Gobierno Sánchez?

Muy cuidadosamente busco no comentar ni para bien ni para mal las políticas del Gobierno al que he pertenecido. Lo que sí creo es que todos los gobiernos en Europa, España no puede ser una excepción, necesitan apoyar a los ciudadanos en función de sus necesidades. Las hay muy agudas, como pagar la factura energética. Por lo tanto. aplaudo que haya una serie de medidas que respondan a ello. Me parece correcto políticas fiscales que ayuden a quien menos tiene a absorber el choque de la crisis que estamos viviendo. No nos olvidemos que hay una serie de sectores que están teniendo unos beneficios caídos del cielo. 

¿Las energéticas?

Por ejemplo. No nos tiene que sorprender que en España se apliquen medidas que la Comisión Europea está pidiendo para el conjunto de la UE, que es compartir esos beneficios caídos del cielo. Las empresas en el sector lo entienden perfectamente. Sería positivo construir soluciones, incluidas las fiscales, a través del diálogo, más que desde la confrontación estéril.

«Sobre mi cese habría que preguntarle al presidente. Lo he asumido con naturalidad»

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 ¿A dónde nos llevará la guerra de Ucrania y sus consecuencias económicas? 

No lo sabemos. Estamos de alguna manera en manos de Putin. Yo creo que ha perdido ya la guerra, pero Ucrania no la ha ganado y hasta que no lo haga va a seguir esta escalada por parte del presidente ruso. Ha errado en tres cuestiones: en subestimar el orgullo nacional de Ucrania, un país soberano; la capacidad de respuesta de la UE -parte de su programa es debilitarla-, y en cuánto le van a seguir en esta aventura países como China, India o Turquía, que empiezan a sentirse realmente incómodos, más aún cuando empieza a blandir el uso del arma nuclear. 

¿Coincidió con Putin durante su mandato?

Coincidí con él en vidas anteriores. Participé junto con el comisario de Comercio en la época de la comisión Prodi [1999-2004], en la negociación del acuerdo entre Europa y Rusia para la entrada de Rusia en la OMC. 

¿Se llegó a imaginar un arrebato como esta guerra?

He visto dos Putin diferentes en mi vida profesional. A finales de los noventa, principios de 2000, veíamos en Europa a un Putin interesado en integrar a Rusia en organismos internacionales, en un acercamiento con la UE. Pero luego he visto a otro diferente, más nacionalista, que entra en guerra con Georgia, con un papel en la guerra en Siria -donde ensaya muchas de las tácticas que ahora vemos - y un Putin que invade en 2014 Crimea. Ahora vemos a un Putin tremendamente nacionalista que escucha Las voces de Iván El Terrible, Catalina La Grande y Pedro El Grande. No ha entendido muy bien el contexto de esta guerra y tampoco ha leído bien a Estados Unidos. Invade Ucrania después de que EE UU saliera de Afganistán, ve en esa salida un supuesto desinterés estadounidense, por los asuntos internacionales y se equivoca. Este es uno de los pocos temas en los que republicanos y estadounidenses están de acuerdo. Todo hace que ahora se encuentre en este cul-de-sac.

¿Lo que más debería preocuparnos ahora en la UE es el triunfo de Giorgia Meloni?

La principal preocupación debería ser mantener la unidad y la firmeza. Putin está jugando a debilitarla a través de la división y lo hace con el arma de la energía, abriendo y cerrando el grifo. Con Meloni aún no sabemos si va a ser una líder conservadora clásica o de extrema derecha; da señales en ambas direcciones. Ha sabido también leer que en estos momentos no sería aceptable un gobierno ultramontano como algunos de sus socios, como Salvini que se ha mostrado partidario de Putin. Vamos a ver.

 ¿Qué lectura hace del patinazo de la primera ministra británica Liz Truss con su marcha atrás en la rebaja de impuestos a los ricos?

El espejismo de ideologías extremistas. Algo particularmente doloroso para los europeos porque desde el principio de la salida del Reino Unido de la UE sabíamos que no iba a hacer al Reino Unido más rico de la noche a la mañana, ni más libre, ni autónomo. Es muy difícil cuando uno está solo en medio de la tormenta. Es lo que está ocurriendo. Para los británicos es el despertar amargo de un sueño, una pesadilla para muchos. Les habían prometido un mundo maravilloso y se rebela uno muy complicado. Son posturas desalineadas con las recomendaciones internacionales. Ya lo reflejan las encuestas que dan al Partido Laborista una ventaja muy amplia sobre el Conservador. 

Se presenta un invierno de crisis energética, sobre todo para la economía alemana.

Alemania tiene una situación particular por su dependencia de una fuente energética, el gas, y no ha desplegado aún las renovables de la manera que debería, y de un único suministrador, Rusia. Sería más inteligente en Europa que las respuestas fueran construidas como UE, más que individuales como país. Y está pendiente la unión de la energía.

¿Ya utiliza su móvil sin miedo a ser espiada?

Lo que uno aprende es a ser cuidadoso con sus comunicaciones. Lo era y lo soy más ahora. Tampoco me hago muchas ilusiones, estamos siendo escuchados por distintas fuentes y de desde distintos orígenes. Hay que tener prudencia. 

¿Fue un ultraje?

No es agradable, pero nos ocurre muy a menudo. Hay que tomarse muchísimo más en serio la seguridad de las comunicaciones y las informaciones. Les está ocurriendo a activistas políticos, a periodistas, a ONG, a personas que se juegan el pellejo y cuya vida corre peligro. Esas escuchas se han utilizado en España, EE UU, Turquía, Arabia Saudita...

¿Su cese lo achaca solo a que había que recomponer las relaciones con Marruecos?

 Eso habría que preguntárselo al presidente. Tengo muy claro que a un ministro lo nombran y a un ministro lo cesan en cualquier momento. Yo he buscado asumirlo con mucha naturalidad.

 ¿Se equivocó al acoger al líder del frente Polisario?

España tiene una tradición humanitaria y no debe sentirse coartada en esa acción, de la misma manera que lo ha hecho con líderes saharauis, palestinos o en América Latina o África. Somos un país en el que los ciudadanos se muestran dispuestos a que España ejerza la labor humanitaria. 

 ¿Entonces qué le pareció la renuncia de España a su posición histórica respecto al Sáhara Occidental?

No comento las decisiones del Gobierno del que formé parte. Sí digo que España y la UE necesitamos tener las mejores relaciones con nuestros vecinos y lo más amplias posibles, con Marruecos, Argelia, Mauritania. Sus vecinos son una gran zona de desestabilidad y a la postre es la nuestra.

Ha criticado la «frecuente politización de la justicia y judialización de la política». Para muestra el escollo con la renovación del CGPJ.

Daña nuestra democracia, con unos poderes que tienen que ser independientes y parecerlo y ejercer su función. Y si no se siguen las reglas para el nombramiento de los órganos judiciales, me parece que es extremadamente grave. Estamos socavando la confianza de los ciudadanos en la justicia. Hay una gran responsabilidad en estos momentos con cumplir con esa renovación y en un segundo momento si a las fuerzas políticas les parece que las reglas se pueden perfeccionar, que se haga.

En corto

¿Se plantea volver a la política?[Ríe] Vivo muy al día, disfrutando del momento, y ahora estoy en París, en Sciences Po, la tercera escuela de Relaciones Internacionales en el mundo, con 1.500 estudiantes de más de 120 nacionalidades, a los que acompaño y ayudo a ser los líderes que en el sector público y privado del futuro van a gestionar nuestros destinos. No dice que no...Nunca he hecho planes a largo plazo. La vida me ha ido llevando. ¿Sigue sin afiliarse al PSOE?No tengo afiliación política. Me siento muy socialdemócrata.

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